Homo Homini Lupus
("El hombre es el lobo del hombre")
- Leviatán -
Thomas Hobbes, 1651
Siempre he pensado que el ser humano es corruptible. Demonizar a un determinado grupo social por las atrocidades que ha cometido en el pasado o por la estupidez con la que se comporta en el presente es a veces necesario, pero no resuelve el problema de fondo: el ser humano es una criatura que en las circunstancias propicias se convierte invariablemente en un monstruo capaz de actuar con una crueldad inimaginable en su busqueda por saciar su sed de poder.
Ningun grupo social, étnico o religioso esta exento de ser arrastrado hacia la locura y la barbarie si se presenta la determinada combinación de circunstancias para que así suceda. La Alemania Nazi y los horrores del Holocausto fueron el resultado de una funesta y desafortunada sucesión de accidentes y circunstancias absolutamente casuales. Los alemanes no son seres mas proclives a la perversidad y la estupidez que el resto de nosotros. En las circunstancias apropiadas, cualquier país pudo haber actuado de la forma en que lo hicieron los alemanes. Esta observación no exenta de culpa a aquellos que cometen atrocidades, pero nos sirve para aceptar una realidad dolorosa e incómoda Resulta una solución fácil e hipócrita el pretender culpar a otros por los males que nos aquejan sin voltear primero a revisar nuestros propios errores.
No puedo evitar sentir lástima por los grupos racistas que sostienen que su raza es superior a las demás sin mas fundamento que argumentos irracionales y dogmas gastados. En su esfuerzo por tratar de sacar adelante su causa solo consiguen exhibir su profunda estupidez e ignorancia. Es el caso del patético movimiento estadounidense en pro de la Supremacía de la Raza Blanca, el Ku Klux Klan o los grupos neonazis. Lo mismo me sucede con los fanáticos religiosos. No pretendo hacer distinción alguna entre los diversos tipos de intolerancia religiosa que podemos atestiguar en nuestros días. Tan absurdos y repulsivos me resultan los ejemplos obvios de idiotez y psicosis ("fervor religioso" en su acepción amigable) como aquella que exhiben los extremistas islámicos que lapidan mujeres y se atan explosivos para después volarse en pedazos en algún mercado, como la hipocresía y el insoportable elitismo de los fanáticos de la ultraderecha cristiana que pretenden evitar que se enseñe la teoría de la evolución de Darwin en las escuelas secundarias porque esta contradice una interpretación literal de los versículos de la Biblia. En mi opinión, poco importa la nacionalidad y el nombre con el que se nos presente el fanatismo religioso (Hamás, Opus Dei, Legión de Cristo, Aum Shinrikiyo, Hezbolá, sionismo) Todas las religiones sin excepción acarrean el riesgo de arrastrar a sus adeptos a la xenofobia, la intolerancia, la misoginia, la homofobia y el odio irracional hacia todos aquellos que no compartan sus mismas creencias. Es por esta sencilla razón que no soy adepto a ninguna creencia religiosa. El agnostiscismo me parece una postura más humilde. Aunque no conozca la verdad, al menos tampoco cree poseerla.
La siguiente cita la extraigo de un libro bastante interesante que se encuentra por mis manos por estos días. Su título original en ingles es Secret History: The Hidden Forces that shaped the Past. Su traducción en español resulta un tanto desatinada Todo lo que te han contado es falso. Su autor es Joel Levy.
En sociedades sometidas a tensiones, segmentos de la
población que se sienten afligidos o alienados siempre estarán listos para
culpar a "otro" y ansiosos por aceptar que la responsabilidad por sus males y
sufrimientos no reside en nadie perteneciente a su grupo, sino en un conjunto
siniestro de elementos subversivos. Al mismo tiempo, los gobernantes y los
poderes institucionales encuentran conveniente desviar la ira de sus súbditos
apuntando a grupos vulnerables y prescindibles.
La editorial es MR Ediciones.