Sunday, September 10, 2006

al pueblo, pan y circo

"Si desea la simpatía de las masas, tiene que decirles las cosas mas estúpidas y crudas."
- Adolf Hitler -
Dos de las televisoras mas grandes y poderosas de America Latina subsisten en México, un país pobre. Esto podría parecer un absurdo, pero en realidad la explicación obedece a la lógica mas simple. La televisión puede parecer inofensiva a primera vista, y no pasar de ser un interminable desfile de estupidez, que sin embargo no le hace daño a nadie, pero la realidad no es tan simple como eso. Para nuestra desgracia.
Los medios de comunicación son un instrumento más al servicio del poder, y cumplen con una función vital que a lo largo de la historia ha sido ejecutada por diversos mecanismos. Esta función consiste en mantener al pueblo sumido en un permanente estado de desinformación y estupidez que le induzca a pensar que todo esta bien cuando en realidad las cosas nunca han estado peor. Es también el medio por el cual el poder distrae a sus subordinados y los obliga a no voltear la mirada hacia sus movimientos. Mientras permanezcan embrutecidos por el circo desfilando frente a sus ojos, no tendrán tiempo para notar la sutil forma en que son robados, explotados, engañados e ignorados por las altas esferas del poder. Así es como han funcionado las cosas desde tiempos inmemoriales.
Los emperadores más corruptos e infames del Imperio Romano utilizaban el Coliseo como un instrumento para mantener a sus pueblos contentos. El emperador y una reducida casta aristocrática acaparaban todos los privilegios y riquezas, mientras el pueblo y los esclavos vivían en la miseria. Los emperadores muy pronto se dieron cuenta de que a pesar de la evidente injusticia del sistema social, el atroz espectáculo del Coliseo era suficiente para impedir que los esclavos se amotinaran y que el pueblo protestara y se levantara contra sus amos. También notaron que entre mas bajo y degradante fuera el espectáculo que se le ofreciera a la plebe, mas atractivo y popular resultaba. Las bases estaban dadas para que la fórmula del "pan y circo" (la fórmula exacta y corregida que funciona en la realidad cotidiana sería "poco pan y mucho circo") constituyera la herramienta primordial por medio de la cual los gobiernos tiránicos o ineficientes -y a veces las dos cosas a la vez- someterían a sus respectivos pueblos por los siguientes dos mil años.
En el Coliseo, el espectáculo consistía en observar la lucha a muerte entre dos guerreros que se hacían pasar como heroes ante los ojos de la gente, con el simple hecho de nombrarlos "gladiadores" en vez de esclavos, que es lo que eran en el fondo. También era posible observar como algunos infortunados esclavos y cristianos eran descuartizados y devorados por leones y otras fieras salvajes traídas desde los confines mas remotos del Imperio. Esta no fue la primera ni la última vez en que las masas fueron entretenidas a base de los espectáculos mas denigrantes. A lo largo de la historia, la tortura y las ejecuciones públicas de toda especie han sido el siniestro motivo para que el pueblo festeje y organice fiestas populares. Resultaría interesante el reflexionar sobre las razones por las cuales el ser humano se siente tan inevitablemente atraído hacia el morbo, la violencia y la muerte, pero lo que resulta vital, es entender de una vez por todas, que la existencia de este entretenimiento es una señal de alarma que no nos puede ser indiferente. El que un pueblo necesite desesperadamente del entretenimiento estúpido que ofrece la televisión para sobrellevar su vida cotidiana, nos debe decir algo. Debemos ser capaces de descifrar el mensaje entre líneas. El hecho de que los productos mediáticos que le ofrecen Televisa y TV Azteca a sus espectadores, resulten cada vez mas insoportables y ofensivos a la inteligencia no obedece a la casualidad. Es la defensa lógica del poder ante una situación social atroz y cada vez más insostenible que debe ser ocultada a la población a toda costa.
Los medios de comunicación han cobrado una relevancia tan grande, que en la actualidad resulta difícil el establecer si son los medios los que estan al servicio del poder, o es el poder el que se ha convertido en un rehén de los medios. Lo que es cierto, es que son los medios los que deciden que es importante y que no, que merece ser expuesto ante la opinión pública y que no, que aspecto de la realidad es susceptible de mostrarse a las masas y que aspecto debe ser ocultado, que manifestaciones de expresión son "políticamente correctas" y cuales no lo son, que noticias triviales e intrascendentes deben ser elegidas para su exhibición en los noticieros estelares, y en el espectro opuesto, que noticias cruciales deben ser mencionadas en treinta segundos o simplemente ignoradas. En pocas palabras, en un mundo tan complejo e inabarcable como el nuestro, los medios han accedido al espeluznante poder de establecer que es lo que existe y que es lo que no.

Sunday, September 03, 2006

Creo que lo verdaderamente importante con respecto a crecer es no cerrar nunca los ojos. No dejarse vencer por el peso de la realidad. La juventud no es un estado físico, sino una forma de ver al mundo. Supongo que se envejece en el mismo momento en el que uno se rinde y acepta como algo natural el mundo de mierda en el que vivimos. Esa es la diferencia. La juventud se va en el momento en el que se deja de pensar y de cuestionar lo que pasa a nuestro alrededor. En el momento en el que la podredumbre del mundo nos vence y nos absorbe.
A aquellos que nunca llegan a aceptar el mundo tal como es, la sociedad los condena al etiquetarlos como sujetos inmaduros y desadaptados. El sistema no admite replicas. Si alguien se opone, es expulsado y condenado a vivir en el exilio. Pertenecer a la sociedad, implica amarla. Aceptarla tal como es y resignarse a sus errores y sus injusticias. Esto es algo muy dificil de pedir a alguien que no esta dispuesto a traicionar y vender su inteligencia. Es por esta razón que la mayor parte de las mentes brillantes que cada cierto tiempo aparecen, no suelen ser aliadas de la sociedad sino enemigos públicos de la misma. Su destino final es la soledad o el martirio. No puede ser de otra forma.