Friday, December 09, 2011

entre el bien y el mal

No creo en un mundo dividido en "buenos" y "malos". No creo que haya buenas personas por un lado y malas por otro. Me parece una simplificación burda. La naturaleza humana es muy compleja para ser categorizada con un parámetro tan simple.


No creo en el derecho de juzgar a otras personas. Una persona es como es y actua de la forma que lo hace debido a un millón de variables que no conocemos, que esa persona no eligió y que tampoco está en nuestras manos juzgar. La persnalidad de una persona esta moldeada por su cerebro, por la educación que recibió, por la forma en que fue criado, por las experiencias que ha vivido, por las cosas que ha enfrentado o no ha enfrentado, por el entorno creció y vive actualmente y en un millón de cosas más que no está en su control y mucho menos en el nuestro.


Puesto que yo no soy perfecto, no tengo ningún dereco a juzgar a otra persona que al igual que yo tampoco lo es. El traspasar ese límite tras el cual una acción perjudica a alguien más es el único motivo válido para censurar los actos de una persona.


Aquella persona que pasa su vida juzgando y criticando a los demás está diciendo mucho más de sí misma que de las personas de las cuales está hablando.

Monday, December 05, 2011

Mas sobre la libertad

Nunca vemos mas allá de nuestras certezas y lo que es más grave todavía, hemos renunciado a conocer a la gente, nos limitamos a conocernos a nosotros mismos sin reconocernos en esos espejos permanentes. Si nos diéramos cuenta, si tomáramos consciencia del hecho de que no hacemos sino mirarnos a nosotros mismos en el otro, que estamos solos en el desierto, enloqueceríamos.
Yo suplico al destino que me de la oportunidad de ver más allá de mí misma y de conocer a la gente.

La elegancia del erizo
-Muriel Barbery-

Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.

MK Gandhi

Creo que son dos las reglas más importantes que deberíamos seguir para convivir con nuestros semejantes: Con nuestras familas, nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros compañeros, con todas las personas que nos rodean. Y creo que esas dos reglas son muy simples.

En primer lugar, el colocar la libertad como el valor más importante de todos: Nuestra libertad es absoluta e irrestricta mientras no dañemos a alguien más, directa o indirectamente, ya sea en su integridad o en sus intereses. Ese es el límite. Mientras no crucemos ese límite, somos libres de conducir nuestras vidas como mejor nos parezca.

Si se cruza ese límite, es cuando estamos incurriendo en un acto que merece ser juzgado y castigado en todo caso.

Sin embargo, solo es válido juzgar un acto cuando se ha cruzado esta barrera. De otra forma, una persona que ejerce su libertad siguiendo esta regla, no debe ser juzgado, criticado o censurado.

Creo firmemente que una de las peores cosas que podemos hacer es juzgar a otras personas por su modo de vida, sus acciones, su aspecto, sus preferencias sexuales o religiosas y la forma en que han decidido conducir su vida cuando todo esto lo han hecho manteniendose dentro de estos límites. Es decir, cuando todas sus acciones u omisiones no han afectado a nadie más. Con esto me refiero a otra persona. Ni siquiera creo válido juzgar a alguien que realiza una acción que potencialmente puede dañarle a si mismo. John Stuart Mill, en su tratado "Sobre la libertad" escribió: "Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y sobre su mente, el individuo es soberano."

Juzgar a otra persona implicaría que aquel que juzga es perfecto y por tanto tiene el derecho de criticar las imperfecciones que el no tiene. Resulta obvio que no existe ningún ser humano perfecto, que somos falibles y nuestras opiniones pueden ser erróneas y son siempre subjetivas. Aún cuando existiera un ser perfecto, su misma condición perfecta le impediría incurrir en un error como el emitir un juicio de valor sobre otra persona que no le está haciendo daño a nadie.

Esta definición de la libertad y su consecuente restricción para emitir juicios sobre aquellas personas que se mantengan dentro de dichos margenes implican el anteponer tres valores como los más importantes dentro de la convivencia en una sociedad: Libertad, tolerancia y respeto.


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Creo que toda persona tiene alguna cualidad única que le hace especial y que le diferencia de los demás. Por esta razón, creo que en nuestro camino por la vida, deberíamos tratar de encontrar en cada persona que nos rodea esa cualidad en lugar de concentrarnos en criticar sus imperfecciones. Porque toda persona tiene algo que dar. Toda persona tiene algo que enseñarnos.

No se trata de ser amigo de todas las personas a nuestro alrededor. Eso es imposible. Hay ciertas personas que reunen ciertas características por las cuales elegimos como amigos o como una pareja. Pero todas las personas -eso creo por lo menos- tienen algo de lo que podemos aprender. Algo que puede enriquecer nuestra forma de pensar y de ver el mundo.

Habrá personas con las que que simple y sencillamente no podamos convivir. En este caso, creo que lo mejor que puede hacerse es simplemente hacerse a un lado y mantener distancia. Vive y deja vivir. Si no puedes tolerar a una persona, lo mejor que puedes hacer es ignorar su existencia. De este modo ambas partes pueden simplemente seguir su camino sin necesidad de hacerse pedazos.

Creo que aquellas personas que frecuentemente no encuentran nunca nada bueno en las personas que les rodean y además consagran su vida a juzgar a los demás, están reflejando sus propios errores cuando erroneamente creen ser un juez objetivo de las personas que les rodean.

Tuesday, November 29, 2011

La eterna persistencia





Cuando vemos hacia el cielo una noche cualquiera, vemos decenas de miles de estrellas. La más cercana es alfa centauri y aún viajando a 300,000 kilómetros por segundo, que es la velocidad de la luz, tardaríamos más de un millón de años en llegar a ella.





La inmensa mayoría de la estrellas más antiguas que aún son visibles, ya no existen. Es este un concepto dificil de digerir la mayor parte de las veces cuando uno lo enfrenta por primera vez. Porque se trata de entender que uno es capaz de ver algo que de hecho ya no existe. Y sin embargo, ahí esta ante nuestros ojos.





La explicación nuevamente es que la distancia que nos separa es tan grande que, por poner un ejemplo, la luz que estamos percibiendo fue la luz que dicha estrella emitió hace 6 mil millones de años. A ese haz de luz que vemos le llevó 6 mil millones de años llegar hasta la tierra. Por lo cual, cuando vemos el cielo nocturno, en mayor o menor medida, nunca estamos viedo el presente. Siempre es el pasado, desde ejemplos tan increíbles como estrellas cuya luz ha tardado tanto en alcanzarnos que en el tanscurso de ese tiempo dicha estrella ha dejado de existir, hasta la luna y los planetas. Cuando vemos Venus, mal llamada "la estrella de la mañana", lo que vemos es la luz solar que fue reflejada por Venus hace varios minutos.





Cuando fueron lanzadas las sondas Mariner y Viking, las intrucciones y mensajes terrestres, y las fotografías e información que enviaba la sonda tardaba varias horas en llegar a la tierra.





La trascendencia de un ser humano despues de la muerte siempre me ha parecido un caso parecido al de aquella estrella que claramente vemos en el cielo nocturno, y sin embargo, no existe más.





Como he dicho ya, creo que la forma en la cual los seres humanos podemos "burlar" a la muerte es trascendiendo a traves de diversas formas.





Después de nuestra muerte, físicamente dejaremos de existir, tal como aquella estrella, y sin embargo, los recuerdos, las ideas, las palabras, los momentos, las obras y todo lo que hicimos en vida continuará presente en la mente de la personas que conocimos y amamos. El conjunto de todas estas cosas es el equivalente a la luz de esa estrella que ya no existe más y sin embargo aún esta ahí, ante nuestros ojos, en el cielo nocturno.

Tuesday, November 22, 2011

Monday, November 07, 2011

México, fines del año 2011.




Vivo en México, un país que no se encuentra en el borde del abismo...




Tras 50,000 muertos en los últimos 4 años, quisiera saber quien se atrevería a rebatir que este país se encuentra ya en el abismo. Sumido en uno de sus peores escenarios históricos desde su aparición formal como país independiente en 1821.




Es increíble que tan lejos pueden ir las consecuencias de dejar en el poder a un personaje oscuro, gris, carente de inteligencia. La antítesis misma de un estadista.




En el transcurso del los últimos 4 años, su triste estrategia de gobierno, que desde el inicio del mismo ha sido siempre la mísma, ha conducido al país entero a la catástrofe.




México, en el momento actual, es el infierno mísmo.




Corroído desde sus entrañas por la corrupción en todas las esféras del gobierno, conducido a una guerra innecesaria y estúpida (Lo cual es una anacronismo innecesario, ya que toda guerra es estúpida por definición) que ha costado hasta el momento actual un número aproximado de 50, 000 mil muertes, Mexico es actualmente un país sin rumbo ni dirección.








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¿Quien pidió una guerra?




“Si se quiere anular una pirámide de números en relación serial, se altera o seelimina el número base. Si queremos aniquilar la pirámide de la droga, tenemosque empezar por la base de la pirámide: el adicto de la calle. , y dejarnos dequijotescos ataques a los llamados “de arriba”, que son todos reemplazables deinmediato. El adicto de la calle que necesita la droga para vivir es el únicofactor insustituible en la ecuación de la droga. Cuando no haya adictos quecompren droga, no habrá tráfico. Pero mientras exista necesidad de droga, habráalguien que laproporcione.”-


ElAlmuerzo Desnudo


–William S. Burroughs




Esta verdad, tan indudablemente certera para cualquier persona con la mente abierta, está escrita en el Almuerzo Desnudo de Burroughs, desde hace más de 50 años.


El precio de no leer es demasiado elevado.


México se encuentra actualmente bajo la batuta de un gobierno inoperante, corrupto y autista.


Trístemente, tras casi 5 años, este gobierno no ha frenado la guerra contra el narcotráfico, una falacia oficial que se ideó en un inicio como una bandera de campaña, destinada a desviar la atención de los problemas reales que imperan en este país.


Toda la evidencia ante nuestros ojos nos demuestra que la estrategia actual de guerra, en contra del narcotráfico, en el más simple de los casos es inservible.


A pesar de eso, el costo de tener en la presidencia a un inepto e iletrado personaje, nos sigue costando día a día el que la sociedad méxicana se vaya derruyendo lentamente como ocurre en cualquier población humana expuesta a la violencia cotidiana.


Pero ¿Contra quien estamos peleando?


¿Quienes son los 50,00 muertos y contando?


¿Que implica el simple hecho de pronunciar en público la pálabra más infame de nuestro vocabulario?


¿Quien pidió una Guerra en México?


La respuesta no es tan simple como decir que nadie lo hizo. El hecho de que el país se encuentre en el actual nivel de violencia y confusión viene siendo el escenario ideal para que los políticos más conocidamente corruptos tomen las riendas de las verdaderas cuestiones vitales que debemos resolver.


A decir, la educación.


El día de hoy, la educación de este país se encuentra fírmemente dirigida por una política conocidamente corrupta. Un parásito infernal que año tras año no solo se niega a morir sino que toma más fuerza.


Elba Esther Gordllo.


La libertad de expresión.


El país se encuentra asqueado por el ínfimo nivel cultural que las dos grandes televisoras le entregan día a día a su auditorio. Pan y circo. Poco pan y mucho circo. Esa es la fórmula oficial que rige la libertad de expresión en este país, o su ausencia de facto.


Televisa y TV Azteca es el nombre de las dos grandes televisoras nacionales.


El costo del derrumbe social de este país recae en su actual gobierno, y su frenética e irrefrenable estrategia de acción en contra del crimen organizado.


En casi 5 años, no recuerdo una sola vez que nuestro actual presidente o cualquiera de sus subalternos, hayan mencionado en público el tema de la adicción como un problema de salud pública. O que se haya pronunciado en algún discurso oficial el tema del adicto como un paciente, que debe ser rehabilitado.

En su lugar se ha recurrido a la burda estragia de equiparar el término adicto a delincuente, en vez de lo que realmente es: Un paciente, acosado por una enfermedad.
La guerra es el fracaso más espectacular de la inteligencia humana.

Friday, October 28, 2011

surrender to the void





"Lay down all tought,



surrender to the Void"






- Tomorrow never knows -



John Lennon



La depresión es un padecimiento médico. Es esto algo tan simple, y sin embargo la inmensa mayoría de las personas o no lo saben, o llegado el momento de comenzar con los síntomas de una depresión, o de convivir con alguien cercano con el padecimiento, niegan su existencia o no son capaces de identificar la presencia del problema, postergando la atención médico con el riesgo que esto conlleva: que la depresión vaya empeorando. Es por esa razón que normalmente, la mayor parte de los casos llegan con el médico en un ya avanzado estado. Y es por eso también que incluso las más optimistas estadísticas nos dicen que la mayor arte de los casos de depresiones graves nunca llegan con el psiquiatra, sino que pasan a engrosar ese inmenso número de defunciones por suicidio.


Sunday, October 23, 2011

INDICE

la espiral descendente




Eso es la depresión. La depresión es como un virus, que lentamente va dando los primeros signos de su presencia, tan sutilmente que en ocasiones no nos damos cuenta del daño hasta que este es ya tan grande que de un solo golpe nos vemos desamparados. En otras ocasiones todo es lento. Lento pero inexorable.




Es la enfermedad perfecta, no solo debilita a la persona que la padece, sino que lo hace desde todos los frente posibles. La persona no duerme, no come, disminuye su concentración, va perdiendo la voluntad por hacer las cosas hasta tal grado que llega el momento en el cual la persona pierde incluso la voluntad de vivir, la persona siente tristeza, ansiedad, desesperación y desesperanza. Deja de disfrutar de todas aquellas cosas que siempre ha disfrutado. Se torna irritable o se aísla o las dos cosas a la vez.




La depresión enfrenta a las personas que rodean al enfermo a una pulsión de merte que por instinto rechazan. Muchas personas gradualmente se alejan de una persona con depresión. Lo cual perpetúa el aislamiento, y la sensación de culpa y minusvalía que también siente la persona por la misma enfermedad.




Digo que se trata de un mecanismo perfecto como enfermedad, porque ataca desde todos los frentes posibles. Tanto los frentes internos, las características propias de la persona, hasta los frentes externos. La depresión aísla al sujeto, ya que existe un estigma en relación a la enfermedad, además de la ignorancia.




Por un lado, la mayor parte de la población no tiene aun idea de que es la depresión, ni de que es una enfermedad, ni de cuales son sus síntomas, ni de cual es el remedio. Por otro lado, con frecuencia, antes de que la familia, amigos y personas que rodean a la persona finalmente comprendan la enfermedad -si es que llegan a comprenderla- ya para ese momento, en el mejor de los casos han incurrido en recriminarle a la persona su falta de entusiasmo y de voluntad por salir adelante. Eso en el mejor de los casos. Desafortunadamente, en la mayor parte de los casos, la persona con depresión, como si no fuera suficiente con la enfermedad, tiene que soportar que se le juzgue, se le acuse de fingir o de tratar de llamar la atención.




Es un tanto inutil emprender el esfuerzo de describir la tristeza que siente una persona con depresión. Puedo esforzarme a mi máxima capacidad tratando de describir esa tristeza, pero a fin de cuentas es necesario vivirla para saber lo que es.




Por lo que solo diré que es algo tan intenso que hace que la vida pierda todo sentido. Hace que uno desee la muerte, y que por ese momento en el cual la persona esta sumida en esa tristeza, no piense en nada más que en dejar de sentirse así. Por lo cual la persona es capaz de pensar en recurrir a cualquier recurso posible para tratar de dejar de sufrir.




El suicidio es un acto incomprensible y reprobado universalmente en todas las épocas y culturas -con contadas excepciones. Lo cual no es raro, ya que se trata del acto mas antinatural de todos los actos que un ser humano puede realizar. Sin embargo, cualquier persona que haya vivido una depresión de la suficiente gravedad, sabe que dentro del contexto de una depresión grave, la tristeza y el conjunto de síntomas de la enfermedad llegan a ser tan desgastantes e insoportables que el fantasear con la posibilidad de que siempre existe ese recurso, es un alivio momentaneo a esa tristeza.




Aqui es cuando explico el porqué hay aspectos en relación a la depresión que solo puede entender una persona que ha vivido la enfermedad. Yo se que esto suena incomprensible para cualquier persona. Pero no para una persona que esta cursando una depresión o que ha sobrevivido una.

Thursday, October 20, 2011

el recuerdo de la ausencia



Extremo norte de Playa Icacos. Acapulco, México.

"Para ver un mundo dentro de un grano de arena  y el cielo dentro de una flor silvestre, sostén el infinito en la palma de tu mano y la eternidad en una hora."

William Blake



La única muerte verdadera es el olvido. Nuestro paso por este mundo es breve, apenas un suspiro. Nuestra desaparición material es el fin de todas las cosas en cuanto a que no creo que exista nada más allá. Pero nuestra ausencia física no significa que estemos destinados a desaparecer del todo.
Dejando a un lado a nuestra descendencia, o a la posible obra que dejemos, creo que lo único que le da un sentido a nuestro fugaz paso por este mundo son las memorias y los instantes que dejamos impresos en la mente de las personas que tenemos a nuestro alrededor.
Creo yo que perdemos el tiempo temiéndole a la muerte. La muerte nos acompaña durante todo nuestro trayecto. A veces la ignoramos. A veces nos preocupa. En algún momento nos hacemos conscientes de su presencia y del irremediable destino que representa, y por un momento corremos el riesgo de sentirnos solos y desamparados.
En un mundo sin Dios y sin una luz al final del túnel, cuando nos llega el momento de ver a la muerte a los ojos, la primera pregunta que nos asalta es como encontrarle un sentido a nuestra vida, cuando la esencia misma de esta parece oponerse a que lo tenga.
Dios le da un sentido a nuestra existencia. Nos hace sentir especiales. La vida eterna parece un aliciente válido para todos nuestros esfuerzos y un consuelo necesario para nuestras tantas otras penas. Sería maravilloso que las cosas fueran tan fáciles. Pero lo cierto es que parece mucho más probable que todo el concepto de un Dios creador que vela por nosotros y la vida eterna que nos ofrece al final de nuestra jornada sean más una salida fácil, producto de nuestro mismo miedo y soledad, que una existencia real externa e independiente a nuestra mente.
¿Que es lo que nos queda entonces? La opción de creer siempre está abierta y no pretendo juzgar a aquellos que deciden tomar esa ruta. Es más cómoda y acogedora, y la opción de abandonar a Dios parece en un principio un aterrador salto al vacío que nadie en su sano juicio parecería querer como elección.
Sin embargo, lo cierto es que la realidad es una, y esta -lamentablemente- no tiene la mínima obligación de resultarnos agradable de ninguna forma.
Al vernos entonces en el espectro de un mundo sin Dios, y pasando el terror momentáneo que nos invade en un principio -y que nunca se va por otro lado, pero disminuye de intensidad- nos vemos obligados a replantearnos las cosas y tratar de buscarle un sentido a nuestras vidas dejando a un lado los consuelos fáciles pero inconsistentes.
Entramos entonces en un humilde terreno en el que los detalles aparentemente fútiles e irrelevantes comienzan súbitamente a cobrar un valor especial y cada vez mayor.
Tal vez sea cierto -y lo es- que nuestra existencia es en esencia algo irrelevante cuando la observamos bajo la lente de una escala de tiempo lo suficientemente grande. Pero es precisamente entonces -cuando nos damos cuenta de ese hecho- que debemos aprender a ser humildes y echar mano de los más pequeños y aparentemente triviales detalles de nuestra vida para tratar de edificarle un sentido y propósito, aunque sea solo ante nuestros ojos.
El tratar de ser feliz me parece un buen inicio aunque no sea hablar de poco, ya que como es bien sabido, es esta la más dificil tarea de todas y en ella inician y terminan las alegrías y penas de todos nuestros esfuerzos terrenales.
Quizá aún más importante que esto sea el tratar de hacer felices a las personas que fugazmente se cruzan en nuestro camino a cada paso que damos. Esos seres tan insignificantes y valiosos a un tiempo como nosotros, tan confundidos y solos, tan desamparados y desprotegidos, que casualmente pasan sus vidas en nuestra misma escala temporal, dándonos la irrepetible oportunidad de compartir unos años, unos meses, unos días, una tarde o una noche.
El recuerdo de un buen momento, el socorro en un problema, el consejo en un dilema, el consuelo en una pena, la impresión de nuestras palabras y nuestros actos en la vida de alguien más, es en esencia lo que tenemos para edificarle un propósito a nuestra vida.
No es mucho pero es todo y lo mejor que tenemos.

Saturday, October 08, 2011

Este blog es la recopilación de 117 textos. De esos 117, poco más de cien son míos. El resto son textos que de una u otra forma fueron lo suficientemente importantes pata modicficar mi forma de pensar y de ver el mundo. Los autores de eso textos son Noam Chomsky, Eduado Galeano, Irvine Welsh, Carl Sagan y Fernando Vallejo.

Mis textos contienen también múltiples citas a otros autores.

Este blog contiene mi opinión sobre muchos temas y de entre todas esas opiniones en general, la perspectiva de como percibo el mundo.

Tuesday, September 27, 2011

sensación de presencia

Dice el ateo que Dios es el silencio del universo.
Dice el poeta que por el contrario, Dios se encuentra en el silencio, y que podríamos escucharlo... si solo el hombre se callase.
Dice la muerte que ambos se equivocan, y que es ella la única que reina sobre el silencio.

Mientras el filósofo reflexionaba sobre ésto, se hacia una pregunta al aire: ¿En donde terminan los sueños rotos?

"En la fosa común", dijo la muerte, tan claramente que el filósofo volteó rapidamente y se topo de frente con sus ojos negros y vacíos.

"Junto con sus respectivos dueños", sentenció.

disección del dolor negro






Es muy dificil determinar si se trata o no del acto más cobarde o valiente de todos. Sabemos que es un recurso del cual echan mano aquellas personas que se encuentran desesperanzadas o desesperadas. El fín último en los dos casos es el mísmo, sin embargo las motivaciones son diferentes.



Es muy dificil, si no imposible, el explicarle a una persona sana, lo que significa experimentar el dolor producido por una depresión. Es un dolor distinto a cualquier otro que el ser humano sea capaz de experimentar.



Al contrario de como sucede normalmente cuando el medio nos es adverso, cuando enfrentamos una pérdida de cualquier especie, sea la muerte de un ser querido, la pérdida de un estatus, la pérdida de nuestro lugar en la sociedad o de nuestra utilidad en la mísma, el dolor en la depresión no es la consecuencia de ninguna de estas cuestiones. Puede ir causando algunas de ellas con el paso del tiempo, pero lo primero que hay que precisar es que en la mayoría de los casos se trata de un dolor que la persona experimenta como inexplicable. De entrada no parece haber una causa aparente para sufrirlo, sin embargo la persona siente un dolor debilitante. ¿Podemos definirlo como un dolor? En ocasiones creo que sí. Cuando llega a ser muy intenso, casi puede experimentarse como un dolor físico, vago, localizado en todas partes y en ninguna, acompañado de una ansiedad, de una angustia paralizante que le impide a la persona funcionar, hasta el punto de postrarlo en la cama. Porque esa tristeza derivada de la depresión rara vez aparece sola, sino que frecuentemente se acompaña de angustia. En mi opinión, la tristeza y la angustia son dos polos de una misma condición de malestar, que en conjunto o no, debilitan a la persona.



A veces gradualmente. A veces, cuando el dolor es intenso, de una forma tan acelerada que la persona en cuestión no tiene oportunidad de reaccionar de forma alguna. Sus defensas personales son sobrepasadas y la intensidad de sus síntomas lo llevan en el mejor de los casos a la parálisis, o en el peor, a la acción. La tristeza y la angustia patológicas conducen de forma natural, de no hacer uso de algún medio a nuestro alcance, a que la persona que las padece vaya poco a poco siendo tan desgastado hasta el punto en el cual llega a la desesperación, un estado en el cual la persona, de forma impulsiva desea por cualquier medio frenar ese sufrimiento interno. Y la gravedad de los métodos que utilice para lograr ese objetivo varían y pueden ir desde el incurrir en actos peligrosos (Como el tomar un exceso de somníferos con el fín de dejar el dolor, aunque sea de forma momentánea) hasta el recurrir al último recurso posible, que consiste en terminar con la propia vida.



El otro posible destino al que conducen las principales emociones de la melancolía es a un estado quizá más peligroso en ciertos aspectos que la propia desesperación: la desesperanza. La persona se va debilitando gradualmente, hasta el punto en el cual una idea se instala en la psique del individuo: la idea de que pase lo que pase, no existe ya un remedio posible a la situación presente.



Por muchas razones, la desesperanza es quizá más peligrosa aún que la desesperación. Al igual que ésta, también puede llevar al individuo a realizar actos peligrosos con el fín de frenar el dolor, sin embargo, en la desesperanza es más común que la persona recurra a la solución final, ya que sabe, aunque se trate de un error cognitivo, que aún cuando los somníferos -por seguir el mismo ejemplo- atenuarán el dolor por un momento, eventualmente se despertará de nuevo y todo seguirá igual, o peor. Es éste el nucleo de la desesperanza que se instala en la mente de la persona sumida en la melancolía. Por esta razón, la persona desesperanzada normalmente recurrirá con más frecuencia a la solución final e irremediable de terminar con la propia vida, que la persona desesperada.



La desesperanza es también más peligrosa porque a menudo, una persona que alcanza este estado, lleva más tiempo sumida en la melancolía que una persona desesperada. La desesperación puede llegar en un lapso menor a un día. La desesperanza por el contrario, requiere más tiempo. No existe un estandar de éste, pero lo que sabemos es que el tiempo que se necesita para alcanzar la desesperanza es mayor.



Una persona desesperada recurrirá a conductas de riesgo rapidamente, pero a diferencia del desesperanzado, tendrá menos tiempo para planearlas, lo cual frecuentemente conduce a actos menos peligrosos o intentos suicidas menos letales.



La persona desesperanzada, por el contrario, ha permanecido ya mucho tiempo sumida en la melancolía, por lo que ha tenido muchísimo más tiempo para planear algo más dañino o letal. Y al estar más debilitado que la persona desesperada, a menudo se verá obligado a utilizar la poca energía que tiene en planear con mas detenimiento el acto. El desesperado tiene más energía, sin embargo planifica menos y a menudo no utiliza toda la energía que tiene en la conducta de riesgo en la que incurre.



Por el contrario, la persona desesperanzada, al carecer ya prácticamente de energía, se verá obligada a utilizar más su inteligencia, ya que su acto será probablemente menos espectacular que el de el desesperado, sin embargo será más letal.

Monday, September 26, 2011

la única utopía posible






El concepto de Utopía proviene de la novela de Tomas Moro, ese brillante escritor ingles al que Enrique VIII decapitó e hizo colgar su cabeza en las almenas de la Torre de Londres. Una desaveniencia con respecto al divorcio del rey. Nada de importancia.




No es mi objetivo el hablar sobre ese mundo idílico que imaginó Moro (Y que curiosamente es parecido en muchos aspectos al mundo ideal que años después Marx y Engels imaginarían en su estado comunista) sino sobre donde decidió ubicarlo el escritor inglés. La utopía, ese mundo paradisiaco que imagino Moro, se encuentra situado, según las raíces etimológicas de la palabra, en ninguna parte. En la nada.




Y así es como se usa el término hasta la actualidad. Al referirnos a una utopía tambien nos refrimos a algo inalcanzable. El mundo que imagino Moro se perdió en la noche de los tiempos, pero no la palabra y sus implicaciones. El ser humano esta siempre en busca de la utopía -o de un mundo utópico- el cual varía de una cultura y época a otra pero es siempre constante en un punto: ese mundo ideal siempre se encuentra fuera de nuestro alcance. No por su lejanía. Sería esto un concepto más esperanzador que el que en realidad tiene la palabra ya que si fuera la lejanía lo que nos impidiera la utopía, por lo menos la esperanza de alcanzarla permanecerá viva. Pero no es así. Lo que nos impide llegar a la utopía no es la distancia -many years ago, in a galaxy far, far away...- sino su inexistencia. No podemos alcanzar algo que no existe en ninguna parte.




Trasladando esto a un ambiente mas terrenal y cotidiano, tomemos por utopía el alcanzar nuestras metas particulares y específicas. Personales. Subjetivas.




Lo primero que habríamos de hacer para tener la oportunidad de conseguir dicha meta es no considerarla utópica -que de hecho en nuestro vocabulario se va cada vez más convirtiendo en sinónimo de "imposible" o "irrealizable".




La utopía sin embargo, y siguiendo la novela de Moro, constituye un lugar mejor - lo cual no era muy dificil de imaginar, supongo, en la Inglaterra de Enrique VIII- que en el cual vivimos actualmente. Esta es la parte del concepto que debemos conservar, sin embargo, una buena forma de comenzar a forjar ese lugar o estado mejor que buscamos alcanzar es no situarlo en la distancia, ni en un futuro lejano -ni mucho menos en la nada, como lo hizo Moro- sino en el aqui y en el ahora.




De esta forma la utopía se ubica solamente en el presente si es que en verdad esperamos que ésta se realice. El situarla en un futuro constituye la mejor forma de postergar infefinidamente su consecución.




En este punto radica el porque admiro a personajes históricos como Mahatma Gandhi o el Ché Guevara.




Mahatma Gandhi inició su carrera en la historia universal como un gris abogado hindú, graduado en Inglaterra, que regresó brevemente a su país natal para trasladarse en poco tiempo a Sudáfica. Es impactante el contraste entre este Gandhi y el Gandhi que recuerda la historia universal, un ser casi sobrehumano, que fue admirado por igual por orientales y occidentales, hindús, cristianos, judíos y musulmanes (Con algunas excepciones claro está). Creo que uno de los puntos más importantes que llevaron al pequeño Gandhi que llegó a Sudáfrica como un abogado inexperto y tán tímido que a menudo era incapaz de hablar en pleno juicio, fue el hecho de que su indignación ante el trato que recibían los africanos y los hindús por la minoría sudafricana blanca le llevó rápidamente a la acción. Tomando extractos del pensamiento de Thoreau y Tolstoi para la formación de su propia ideología, dio un paso más allá de Tolstoi -que solo imagino su mundo ideal y lo plasmó en El Reino de Dios está en Vosotros- y se dedicó casi inmediatamente a llevar a la práctica los preceptos emanados de Tolstoi -principalmente contenidos en dicha obra- y los principios ideológicos de Thoreau, qye dejó plasmados en el Tratado sobre la desobediencia civil -Thoreau, al igual que Gandhi también fue un pensador activo que fue varias veces a la carcel siguiendo sus principios ideológicos y contribuyendo a que Gandhi posteriormente afirmara que en un estado injusto, el único lugar posible para un hombre justo es la carcel.



El principal discípulo del Mahatma -el reverendo Martin Luther King- también siguió este precepto, el cual pronunció en su famoso discurso al pie del memorial a Lincoln: "Con esta fe, seremos capaces de luchar juntos, de ir a prisión juntos, sabiendo que seremos libres un día".




Gandhi, quien incialmente iba a pasar en Sudafrica menos de cuatro meses, terminó quedandose 22 años, los cuales dedicó a la lucha no violenta en contra de la represión hacia los hindús y africanos nativos.




De esta forma Gandhi nunca colocó sus ideales en el futuro o en la lejanía, sino siempre en el presente. Fue un ser activo por excelencia que logró hazañas inenarrables por medio de métodos tan aparentemente endebles como la satyagraha, su doctrina de la no-violencia.






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Es este un punto importante que distingue a los verdaderos líderes ideológicos de los líderes religiosos.



El líder religioso ubica siempre su utopía en el mismo lugar que Moro: en ninguna parte, es decir, en la nada. ¿Donde está el paraíso? Quizá en el Vaticano lo sepan, pero el resto de la humanidad, por lo que se, no.



Los líderes activos como Gandhi ubican su utopia en el día a día, haciendo ese objetivo, de entrada, realizable. Porque se argumentará que Hitler también fue un lider activo y con razón, pero no hay que olvidar que hitler, si bien también llevó rapidamente sus dementes preceptos a la práctica, también basaba sus acciones en la consecución de esa aberración llamada Germania: el estado ario, cuya capital sería Berlin, el cual sería reconstruido hasta erigir los delirios megalómanos de Albert Speer.



Thursday, September 22, 2011

No creo en las religiones ni en los preceptos que predican. ¿Que defensa nos queda a quienes renunciamos a esa negación a aceptar verdades, que es como Nietzsche definía a la fe?


No mucho.


El tratar de describir estas emociones mediante la escritura es uno de los pocos "exorcismos" que tenemos los que renunciamos al consuelo fácil de la religión.

los ojos de la muerte






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En una interpretación poética, nos dice Carlos Fuentes que el amor constituye nuestra mirada a Dios. Como cualquier interpretación humana de la realidad, es esta una frase subjetiva que se presta a muchas lecturas. El arte refleja la verdad del mundo, pero desde una perspectiva necesariamente subjetiva. No es esta una debilidad sino precisamente la característica del arte que le otorga su matiz elevado.



Siguiendo por un momento a Carlos Fuentes, no es muy dificil llegar al otro lado del espectro. Si existe una mirada a Dios, y es esta el amor, necesariamente existe una mirada a la muerte. Puede decirse obviamente que será entonces el desamor, pero en una acepción más amplia, nuestra mirada a la muerte es esa emoción tan característicamente humana como lo es el amor: la melancolía. Nuestra acercamiento en vida a la muerte. Aquella persona sumida en la melancolía es la que se acerca con más claridad a la muerte.



Evidentemente, si el amor es la pulsión de vida por excelencia, y por tal razón es el amor la emoción que nos hace sentir más vivos y es también el principal motor que le permite a la vida abrirse camino y regenerarse en un nuevo ser -el principal motor y creador de la siguiente generación de vida- la muerte también tiene una pulsión por excelencia y es la melancolía.






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La melancolía ha tenido y tiene muchos nombres, y aunque no es una emoción tan visible como el amor -ya que el ser humano, al temerle, la oculta e ignora como puede- es tan inherente a nuestra condición como el amor y tan frecuente también.



Desde la antigua Grecia tenemos registros del interés del ser humano por la melancolía. Hipócrates hablo de ella y el propio término proviene de la vieja teoría de los humores corporales, sienda la melancolía, la bilis negra, y ya desde entonces considerada el reflejo de una enfermedad.



En 1621, Robert Burton, bibliotecario de la Universidad de Oxford, publicaría el mas grande intento humano de disecccionar esta emoción emprendido hasta entonces: "Anatomía de la melancolía", una de las obras capitales de las letras inglesas.



Basicamente cada cultura y sociedad humana le ha dado su propia interpretación a la melancolía y en general siempre ha sido considerado un estado patológico. Una pulsión cuyo destino final es la muerte.



Porque la melancolía puede generar obras artísticas de todo tipo, pero a fin de cuentas, aquel que la padece, mas tarde o temprano, esta destinado a morir, a menos que espontaneamente desapareazca o se libre de ella por algún medio.






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El ser humano es fragil y no existe nada que le genere mas temor que la muerte. El hombre común le teme a la muerte. Es una respuesta casi universal. Y es por esta razón que el ser humano trata de huir de la melancolía por todos los medios a su alcance.



Podríamos afirmar que la religión es en esencia, un dulce engaño que el hombre creo con dos fines principales. A reserva de la diversidad entre cada religión, existen por lo menos dos objetivos claramente definidos que todas comparten: Prometer una vida eterna basada en la fe, lo cual le otorga un sentido a nuestras vidas. Un sentido artificial e inconsistente que sin embargo el ser humano tuvo que crear para disminuir la emoción derivada de el no encontrarle un sentido a la propia existencia: Angustia. El segundo objetivo que persigue la promesa de la vida eterna es evidentemente el no morir: el negar la existencia de la muerte mediante la dulce visión de una vida idílica que nos espera tras nuestra penosa vida terrenal. Este segundo objetivo tiene como fín el disminuir la emoción que la muerte le provoca al hombre: Miedo.



Es esta la base de casi toda religión: Engañarse fervorosamente mediante la creencia ciega de preceptos insostenibles que sin embargo atenuan nuestra angustia al sin sentido de nuestra existencia y nuestro miedo a la muerte.

Wednesday, September 21, 2011

la última carta





La última carta por jugar. La última carta que escribir.




El dolor es una emoción humana por excelencia. No refiriendome al dolor físico inflingido por una herida o ena enfermedad, sino al dolor como sinónimo de melancolía. Ese dolor que tortura la mente de quien la padece, ya sea por medio de la angustia o la tristeza.




Solos los seres humanos experimentan ese dolor. Los animales sufren dolor físico, más no experimentan melancolía, por lo menos ya hasta donde sabemos, en un nivel tan intenso como el ser humano.




Irónicamente, los ancestros del actual homo sapiens eran igualmente incapaces de experimentar ese dolor. Fue en el momento en el cual el ser humano adquirió inteligencia, que fue capaz de sufrir el dolor derivado de la melancolía, de la tristeza y de la angustia.




El suicido no existe en los animales. Porque el acto del suicidio es el más claro ejemplo del ir en contra del instinto de sobrevivencia. Los animales, que son regidos unicamente por sus instintos, son incapaces de incurrir en algo que va en contra del más básico de todos los intitntos, el de conservación y sobreviviencia.




El ser humano por el contrario también es regido por sus instintos, sin embargo, además de sus instintos básicos cuenta por supuesto co esa cualidad que le da precisamente su condici+on humana: su inteligencia. Su capacidad de razonamiento.




Se argumentara que el suicidio no es un acto de inteligencia. Evidentemente. Pero con "inteligencia" no me refiero a esa capacidad de razonamiento enfocada a la resolución de problemas básicos de la vida cotidiana, o a las capacidades del ser humano de crear (arte) y de explicar las leyes que rigen el mundo que le rodea (ciencia), sino simplemente al hecho de ser capaz de razonar y degenerar pensamientos infinitamente más complejos que el resto de las especies.




La ironía es que sea precisamente la característica humana más elevada, la que le permita al ser humano incurrir en el acto mas antinatural de todos cuantos existen.




El suicidio evidentemente nunca es el resultado de un razonamiento adecuado. Es el reflejo de una patología. La depresión provoca que los pensamientos del enfermo se tornen en su contra con tal violencia, que son capaces de derrotar los instintos más básicos de su especie y de cualquier ser vivo en general. La vida se proteje a sí misma. Tal es el intinto de conservación de sobrevivencia y de procreación: proteger la vda propia y engendrar otro ser vivo, trascender la propia muerte mediante el paso de nuestra carga genética a la siguiente generación.




Solo después de que el ser humano cae en un estado patológico como la depresión (Que no es el único, pero es del cual hablo en este caso), sus pensamientos se vuelcan en su contra y le hacen llegar a ese punto en el cual el enfermo se encuentra dispuesto a realizar algún acto que termine con su propia vida.


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Cualquier persona que haya sobrevivido una depresión sabe que el desear la muerte mientras se encuentra ésta presente no es la excepción, sino la regla. En parte por el conjunto de los síntomas. Y también porque en sí misma, esta es una característica de la depresión. Nuestros más básicos instintos nos traicionan y nos llevan a desear la muerte.


Por esa razón, es importante nunca olvidar que una persona deprimida no es la persona que conocemos, sino una versión de esa personalidad que se encuentra sufriendo intensamente y que no piensa con claridad, no actúa como normalmente lo haría, ni tiene el juicio ni la lucidez para actuar de otro modo.

En otras palabras, si conocemos a alguien que esta pasando por una depresión es preciso tomar en cuenta que esta padeciendo un trastorno debilitante y doloroso como pocos, y que no podemos tratar a esa persona como la trataríamos normalmente. Porque esa persona que conocemos tan bien, en ese momento esta sufriendo, esta debilitada, y esta librando una batalla interior a traves de la cual su personalidad puede tener cambios tan drásticos que puedan llegar a provocar que por momentos la desconozcamos.

Jamás hay que caer en el error de juzgar a una persona que atraviesa una depresión, o el culparla o sumarle más retos de los que ya esta enfrentando. Es algo fundamental, y sin embargo es precisamente lo que casi invariablemente ocurre.

Sunday, September 18, 2011

la casa a la orilla del mar / el dolor negro

















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Inicia con una reflexión sobre el amor de Carlos Fuentes.

















"El amor quiere ser, por el mayor tiempo posible, plenitud de placer. Es cuando el deseo florece por dentro y se prolonga en las manos, los dedos, los muslos, las cinturas, las caricias y el pulso ansioso, el universo de la piel amorosa, reducidos los amantes al encuentro del mundo, a las voces que se nombran en silencio, al bautizo interno de todas las cosas. Es cuando no pensamos en nada para que esto no termine nunca. O cuando pensamos en todo para no pensar en esto y darle su libertad y su más larga brevedad al placer cuando le damos la razón a San Agustín, sí, el amor es more bestiarum, pero con una diferencia: sólo los seres humanos hacemos el amor dándonos la cara. Para el animal no hay excepciones. Para nosotros, la excepción animal es la regla humana.
¡Cuando es mayor la felicidad del amor? ¿En el acto del amor o en el salto adelante, en la imaginación de lo que sería la siguiente unión amorosa?¿La alegría fatigada del recuerdo y nuevamente el deseo pleno, aumentado por el amor, de un nuevo acto de amor: felicidad? Este placer del amor nos deja asombrados. ¿Como es posible que el ser entero, sin desperdicio o abandono alguno, se pierda en la mirada en la carne y en la mirada del ser amado y pierda, al mismo tiempo, todo sentido del mundo eterior al amor? ¿Como es posible? ¿Como se paga este amor, este placer, esta ilusión?
Los precios que el mundo le cobra al amor son múltiples. Cuando amamos, todo el mundo huye de nuestra mirada. Sólo tenemos ojos para el ser amado.
El crepúscuo interior nos enseña también, con el tiempo, que se puede amar la imperfección del ser amado. No a pesar de ser imperfecto, sino por ser imperfecto. Porque una cierta falla, un defecto conmensurable, nos hace más entrañable a la persona querida. No porque nos haga creer nuestra propia superioridad, sino por el contrario, porque nos permite admitir nuestras propias carencias y, estrictamente, emparejarnos.
Voluntad o costumbre, generosidad o imperfección, belleza y plenitud, intimidad y separación, el amor, acto humano, paga, como todo lo humano, el precio de la finitud. Si del amor hacemos la meta más cierta y el más cierto placer de nuestras vidas, ello se debe a que por serlo, o para serlo, debe soñarse ilimitado solo porque es, fatalmente, limitado. El amor solo se concibe a sí mismo sin límite. Al mismo tiempo los amantes saben (aunque apasionadamente se cieguen negándolo) que su amor tendrá límites, si no en la vida, en la muerte.
Si fuesemos infinitos, seríamos Dios, dice el poeta. Pero queremos al menos amar infinitamente. Es nuestro acercamiento posible a la divinidad. Es nuestra mirada de Adiós y nuestra mirada de Dios."
- En esto creo -
Carlos Fuentes

















Estas palabras siempre me han acompañado y me han ayudado a mi propia definición. La muerte no es la ausencia de la vida sino del amor. Si nuestro acercamiento a la divinidad, por usar el termino de Carlos Fuentes y nuestra mirada de Dios es el amor, nuestra acercamiento a la muerte es el desamor. No la ausencia de amor. En todo caso, por más aterrador que sea mirar al abismo y a la muerte a los ojos en el desamor, es quizá preferible que la ausencia del amor y el no haber amado nunca, lo cual equivale a no haber vivido tampoco. Duele infinitamente más, pero en todo caso creo que es mejor el haber amado, aunque una decepción amorosa nos cueste un poco de vida, que el haber evadido el riesgo y no haber amado nunca.
Shopenhauer dijo algo parecido también: El amor es lo contrario a la muerte, su contraparte esencial.









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¿Tiene el arte que ser bello para poder ser considerado realmente arte? por supuesto que no, comenzando por el hecho de que la belleza es un término subjetivo que solo existe para el observador y depende absolutamente de los canones estéticos de la época y el sujeto.
En mi opinión, el requisito que si tiene que cumplir el arte es ser una representación interesante, auténtica y honesta de la verdad.
¿Existe la verdad? No existe la verdad absoluta, pero si podemos aproximarnos razonablemente a la verdad y el arte es la representación intelectual (la representación elevada y propiamente humana) de la realidad que rodea al artista.
Esto puede evidenciarse en cada rama del arte. 8 de cada 10 personas dirán que el grito de Edvard Munch no es bello. Si es bello o no, depende de quien lo observe. Lo que es innegable es que el grito representa una verdad universal de la naturaleza humana. Lo mismo puede decirse del Guernica de Picasso. ¿Puede considerarse bello la representación abstracta de la masacre de un pueblo entero? Puede que si, puede que no, depende de los gustos ndividuales. lo que no puede negarse es que el Guernica es una representación honesta de los horrores de la guerra y el fracaso de la inteligencia humana.
Lo mismo puede decirse de cada una de las ramas del arte. La complejidad de la obra no es lo que le otorga autenticidad o relevancia. De esta forma, hay personas que prefieren a Bethovenn que a Bach, el arquetipo de la complejidad musical. Y habrá quienes n gusten de Bach pero si del blues o del Jazz, infinitamente más sencillos en su estructura.
El arte es la verdad vista a traves de los ojos del artista. Es la verdad sublimada -no filtrada o reducida- del mundo que rodea al artista. De su realidad. Sea esta una realidad cómoda -como fue el caso de los grandes artistas del renacimiento italiano, que disfrutaron de fama en vida- o una realidad atroz - como es el caso de Van Gogh, quien vendió dos cuadros en su vida y murió en un sanatorio solitario.
Entre los artistas estas quienes son representantes de un movimiento determinado -como Dalí por ejemplo, quien fue un representante del surrealismo al gual que Buñuel o Bretón- y están aquellos artistas que son un movimiento en sí mismos.
Estos artistas suelen ser voces solitarias e incomprendidas en su momento, y frecuentemente no pretenden ser artistas ni retratar nada. Ironicamente, son ellos los que frecuentemente tiene más importancia cultural. Son esas figuras, a menudo trágicas, de las que suele decirse, vienen una vez cada 50 o 100 años.









Con K de Kafka.
Siendo el año 2011, aún no se vislumbra algún escritor que pueda ser el representante más trascendente de la última década. Quizá es necesario el paso del tiempo para poder saberlo. Vivimos recluidos y limitados por nuestro breve paso por el mundo.
Sin embargo, al hablar del siglo XX, si podemos establecer con toda certeza que el escritor más importante del siglo nació en la républica checa. Su nombre: Franz Kafka. Su mérito: A través de su breve obra, retrató como nadie la realidad del ser humano en su paso por el siglo XX.

















EL PROCESO
"Alguien debió haber calumniado a Joseph K, porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido..."









De esta forma inicia esa larga pesadilla llamada "El Proceso", probablemente la novela más emb´lemática no solo de su autor sino del siglo en el cual vivió. Como en todas sus obras, lo más importante en las historias de Kafka no es el desarrollo de la trama sino el argumento.
Samsa, el hombre que al dejar de poder trabajar despierta una mañana convertido en un monstruoso insecto. Representa al ser humano del siglo XX, medido por su productividad, despojado de cualquier otra virtud, o por lo menos ignorado en cualquier otro aspecto que no sea su capacidad de trabajar. Gregorio Samsa es cualquier hombre o mujer del siglo XX.
Como si no fuera suficiente, el destino de Josef K es más trágico. Samsa deja de producir y como tal sufre su metamorfosis. Josef K por el contrario, sigue trabajando, lo cual no impide su detención y su proceso, en el cual ya esta condenado desde un principio, de tal forma que el inevitable final que le espera es la ironía más corrosiva que pueda imaginarse: los trámites previos a su ejecución. ¿De que se le acusa? En medio de la pesadilla, nunca se le explica de que se le acusa, ni quien le acusa. No hay defensa posible ya que no hay delito que perseguir, por lo menos no hasta que K descubra de que se le acusa, algo que nunca llega a hacer.
Mientras el proceso se lleva a cabo, K es obligado a recorrer los pasillos laberínticos de las infinitas oficinas del juzgado -un ambienteencerrado, confuso, laberíntico, higiénico y no despojado de cierto aire siniestro, es decir, la definición de aquello a lo que hoy nos referimos con el adjetivo "kafkiano".
El proceso tiene un final que todos conocen, inevitable, sin embargo durante el mísmo, K sigue trabajando como siempre, bajo la atenta mirada de sus compañeros. K es juzgado, no por algo que no cometió, sino por algo que nunca llega a conocer, y el proceso no es más que un mero trámite de una condena que está escrita desde la mañana en que acuden a detenerlo.
Acaso sea posible que "El Proceso" sea la pesadilla más larga jamás contada, y la metáfora de la situación en la cual vive el ser humano a su paso por el siglo XX. Josef K es Kafka por supuesto, pero también representa a todos los demás contemporáneos del escritor checo.
Debemos la publicación de la novela más importante del siglo a su íntimo amigo, Max Brod, quien, en beneficio de la humanidad, desobedeció la última voluntad de Franz, quien al igual que Josef, termina "El Proceso" tras pasar por una larga enfermedad y pone el punto final solo para morir poco después.
El Proceso es la novela la que Kafka dedicó más energías. Al terminar el libro, el mismo kafka también estaba acabado. Antes de morir, le dio a Brod una instrucción muy simple con respecto a su entonces desconocida obra literaria: "Quémalo todo". Felizmente, Brod desobedeció.
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Kafka es el arquetipo del artista del siglo XX. Realiza su obra en las breves pausas de su tedioso trabajo. No espera ningún tipo de reconocimiento por la misma -a diferencia de los grandes maestros del renacimiento italiano. Y al igual que los primeros músicos de blues, o el resto de los grandes autores del siglo (Camus, Samuel Beckett, TS Elliot), realiza su obra sin ningún tipo de esperanza o deseo de darla a conocer, ni mucho menos la expectativa o creencía de que esta tenga algún tipo de valor. Simplemente escribe para sobrevivir y sobrellevar su realidad.
Pero, ¿Que es lo que lleva a una persona a escribir algo tan aterrador y desesperanzador como "El Proceso"? ¿Que tiene que estar viviendo alguien para necesitar escribir alg así con el fin de seguir viviendo?









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Como todos saben, "El Proceso" es publicado por cientos de editoriales. En ocasiones, antes de la novela vienen ensayos o introducciones que normalmente nadie lee. El ejemplar que yo tengo no es la excepción y contiene un prólogo. Resulto ser un análisis brillante de la vida de Kafka y de la relación entre ésta y su obra.
Este fragmento en particular me impactó mucho.

















A finales de Julio había regresado de Maryenlyst, donde en vano había tratado de descansar y de olvidarse de Felice Bauer. La noche del 29 de Julio, en Praga, en casa de sus padres, escribía al azar en su diario íntimo. Tenía la costumbre de recurris a este diario para reencontrarse consigo mismo cuando las tribulaciones interiores y la compañ+ia de seguros no le dejaban ejercer libremente su oficio de escritor, y aquella noche la inspiración brillaba por su ausencia y tenía el ánimo por los suelos. Sin convicción le salieron unos renglones sobre un tal Josef K, un joven de vida perezosa y disoluta que sufría las reconvenciones de su padre. La noche del 29 de Julio, el escritor se aburrió enseguida de josef K (...) y acabó escribiendo sobre sí mismo. "No me doy por vencido, a pesar del insomnio, los dolores de cabeza y mi incapacidad general. Son mis últimas fuerzas vitales decididas a un esfuerzo conjunto. Anteriormente observé que no eludo a la gente para vivir tránquilo, sino para poder morir tranquilo. Pero ahora me defenderé. Con un mes, aprovechando la ausencia de mi jefe tengo tiempo." Se ia a defender tercamente y para ello recurriría una vez más a la escritura. Quince días más tarde, Josef se convertiría, como por ensalmo y con fuerza propia, en el protagonista de El Proceso.
(...)
En su diario íntimo, Kafka había escrito sobre sí mismo: "Si estoy condenado, entonces estoy no solamente condenado a muerte, sino también condenado a defenderme hasta la muerte". No otra cosa hará con mayor o menor fortuna, el protagonista de la novela. También había escrito: "Mi camino no es nada bueno y terminará, por muchocuidado que ponga, como un perro". Y este será, desde luego, el caso de Josef K.
(...)
En 1912, "La condena" había sellado el destino de Kafka. Enamorado de Felice Bauer, en un estado de extrema snsibilidad, gozó del extraño placer de la inspiración creadora en una plenitud que se resiste a ser descrita. Esa lenitud le marcó definitvamente, hasta el punto de que, en su nombre, estaría dispuesto a renunciar a casi todo.
Mediante la escritura, el excéntrico Kafka -que se sentía como un forastero en un mundo enigmático- lograba reconciliar lo interior con lo exterior, lo subjetivo con lo objetivo y comunicable. lo que equivalía a romper, siquiera por momentos, el paralizante aislamiento que le había torturado desde la infancia.
Las experiencias que habían determiando su visión del mundo habían sido muy dolorosas. Ahora, sin embargo, al expresar esa visión, no sufría, gozaba. Y el gozo fue la trampa en la que cayó Kafka. De forma tan irremediable que cuando quiso salir no pudo de ninguna manera. Creyó que gozando de la escritura se liberaría de la angustia.
(...)
En la segunda mitad de 1912, por primera vez enamorado de verdad, por primera vez inspirado al máximo, Kafka estuvo más cerca que nunca de reconciliarse con la vida. Felice contribuía no poco a que se atreviera a correr el riesgo de escribir lo que llevaba dentro. Pensando en ella, Kafka podía creer que sus horribles visiones del mundo eran simples pesadillas -la ingenua Felice situada al margen, demostraba la existencia de otra dimensión de la realidad-, y por lo mismo podía cultivarlas cuando se quedaba a solas con sus papeles. Cuando esas pesadillas se tornaban insoportables y el placer creador cesaba, bastaba con volver la vista hacia Felice, estableciéndose un ritmo de creación que le permitiría -solo en teoría desde luego- durar más tiempo sobre la tierra. Felice parecía capaz -y en esto se equivocó el interesado- de convertir a Kafka en un auténtico ciudadano de la Tierra, con mujer, casa propia e hijos. La conquista de estos triunfos garantizaría la liquidación de esa culpa informe y aplastante que siempre había torturado a Kafka. Pero cuando Kafka comprendió que Felice, por medios directos o sinuosos, le laejaría de sí mismo -de la escritura- , huyó del matrimonio como pudo. Podría huir de Felice pero no de sí mismo.
(...)
Renunciando a Felice, daba por fracasado su mayor esfuerzo de adaptación a la realidad, se sentía expulsado del mundo de las personas "normales" y al mismo tiempo sin el menor deseo de reconciliarse con el. , sin el menor deseo de transigir y sediento en cambio, de su fatal destino individual.

















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Kafka fue el escritor del siglo XX, sin embargo, las penas y grilletes que cayeron sobre el ser humano de su siglo permanecen firmemente fijos en el ser humano que vive en al año 2011.
Al mirar detenidamente, pocas cosas han cambiado. El ser humano pierde gran parte de su valía ante la sociedad en el momento en el cual, por el motivo que sea, deja de ser productivo en su medio. No importando si lo que le impide funcionar es algo que escapa del alcance de la víctima, como es el caso de una enfermedad.
La enfermedad, la pérdida de la salud o sea cual sea el termino que desee usarse son quizá la prueba mas irrebatible de que lo que controlamos a nuestro alrededor es casi insignificante, comparado al verdadero rector de nuestras vidas: el azar. Podemos tenerlo todo el día de hoy, perderlo todo mañana por un accidente o una enfermedad. Y no existe nada que podamos hacer para evitar esa realidad. Mas que evadirla y no pensar en ello o refugiarse en el consuelo de protecciones artificiales e inexistentes, como el encomendarse a una entidad sobrenatural con el fin de que ésta nos salve de la desgracia.
Al final el resultado es el mismo: terminaremos con la enfermedad usando todo lo que esté a nuestro alcance o la enfermedad será la que termine con nosotros.

















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el dolor negro
Descrita por primera vez por Hipocrates de Cos, la bilis negra, la melancolía, el dolor del alma, es tan antigua como la humanidad. A pesar de haber sido descita ampliamente en todas las épocas, a pesar de haber inspirado innumerables tratados académicos, obras literarias, pictóricas, músicales o filosóficas, la melancolía: la tristeza patológica, el síndrome que actualmente conocemos como depresión, continúa siendo la enfermedad grave mas menospreciada de todas. Continúa siendo un estigma sobre aquel desgraciado que la padece.
La depresión es una doble muerte en vida. Por un lado, quien la padece sufre constantemente una tristeza carente de sentido, ya que no esta motivada por ninguna causa, y a menudo de tal intensidad que es imposible describirsela con palabras a aquel que no la ha experimentado.
La depresión es la pérdida de todas las pulsiones vitales. Es un llamado prematuro que la muerte deja caer sobre una persona que en circunstancias normales aún no debería morir. Enfermedad curiosa, la depresión le va arrebatando la vida a su víctima aunque el funcionamiento de sus sistemas parece normal. No es evidente ningún dolor físico. Es peor. El dolor es interno. El sufrimiento es permanente. La mente de una persona deprimida se encuentra constantemente torturada, a tal punto que el enfermo poco a poco va debilitandose y va perdiendo una a una todas las posibles defensas con las que cuenta para defenderse de ese abandono gradual de las funciones vitales.
La depresión es un vampiro que va drenando lentamente la vitalidad de su víctima, hasta que ésta que reducida a un despojo humano, vivo en el sentido más básico, muerto en el sentido propiamente humano del término.
La persona con depresión se encuentra debilitada física y mentalmente. A menudo el daño es tan grande y su personalidad ha sido tan mancillada que el enfermo es dificilmente reconocible para quienes conocieron su verdadera esencia. A la persona que era antes de que la enfermedad cayera sobre ella.
No solo eso. El deprimido debe soportar el ver como todas las personas a su alrededor se van alejando una a una, hasta dejarlo solo.
La depresión es una pulsión de muerte y como tal, ahuyenta a la vida. La depresión aisla a su víctima y la despoja no solo de sus propias defensas, sino del apoyo que otras personas puedan darle.
Nunca hay que olvidar que la depresión es una enfermedad que más tarde o temprano tiene un solo destino, que es la muerte del enfermo.
En ese sentido se trata de una enfermedad tan grave como cualquier otra. No hay nada que la persona pueda hacer para sacudirse de encima el peso de la melancolía. La depresión es implacable, y como un parásito tenaz, una vez que se instala en su víctima se aferra a ella y se alimenta de su vitalidad hasta que acaba con ella.
Franz Kafka escribió: "Si estoy condenado, estoy entonces condenado no solo a muerte sino a defenderme hasta la muerte".
La enfermedad es implacable. No solamente provoca efectivamente una insoportable sensación de soledad en su víctima, sino que poco a poco, efectivamente la va dejando sola hasta que esta soledad no es una percepción sino una realidad.
Tal como Samsa, el mundo no comprende la depresión. Afirma comprenderla en la teoría, sin embargo, en la práctica, a menudo el enfermo tiene que "probar" la veracidad de su sufrimiento llegando hasta el suicidio. Mientras tanto tiene encima que soportar toda una serie de prejuicios e ideas falsas preconcebidas en torno a la depresión.
Las personas que nunca han padecido una depresión a menudo niegan su existencia. No hay nada peor para un deprimido que el tener que soportar que las personas que le rodean le juzguen y duden de la veracidad de su sufrimiento ya que no hay una herida visible ni un dolor físico detrás, sino solo el espantoso dolor que pesa sobre el alma (la mente, la psique) del enfermo.
Existen muchas aberraciones que persisten hasta la fecha en torno a la depresión. La depresión a menudo es aceptada en personas poco productivas. Pero si el enfermo es una persona que tenga a su cargo un alto nivel de responsabilidad, la depresión se convierte también en un lastre que termina por destruir sus capacidades. Porque la depresión detiene la productividad de su víctima, y en este mundo, eso es un lujo que nadie puede darse.
El nivel de ignorancia que termina deviniendo en crueldad, que padece una persona con depresión es de tal magnitud, que antes de que alguien crea en su sufrimiento debe escuchar argumentos tan imbéciles como el que un psiquiatra por ejemplo no puede deprimirse, lo cual es tan estúpido como el afirmar que un cardiólogo es inmune a las cardiopatías por la profesión que eligió.
Antes de que la persona aquejada con depresión llegue a ser aceptada como lo que es: una persona enferma, a menudo tiene que soportar que se dude su honestidad, que se le acuse de fingir o simplemente que se le ignore o se le abandone a su suerte, justo cuando la persona, aún con las dificultades que esto le representa, necesita con mas urgencia la ayuda, la compañía y la empatía de las personas que le rodean.

Antes de sucumbir a la muerte, el deprimido habrá que soportar el convertirse en un monstruoso insecto, improductivo y carente de todo valor para la sociedad que le rodea, incapaz de comprender que esa improductividad es temporal. De cualquier forma, aunque no fuera temporal, vivmos en un mundo tan despojado de empatía que termina al final de cuentas por medir la valía de una persona por su productividad laboral.

La depresión no mata al enfermo, sino una sobredosis, una bala o una hoja de afeitar, que atacan a su propio ser. motivadas por la soledad, la desesperación, la desesperanza y la decepción que el deprimido ha pasado por los largos meses que ha durado su enfermedad.
No se necesita ser un personaje trágico de una novela romántica como el werther de goethe, para llegar a la conclusión de que la única solución posible a ese sufrimiento es el terminar con su propia vida. La depresión es tan aterradora, que quien la padece, prefiere terminar con su propia vida y dejar de existir para siempre, a seguir sufriendo esa pesadilla constante que le rodea.


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La depresión existe desde que el hombre es hombre y la interpretación que este le ha dado ha variado de una época y lugar a otro. En la Alemania (Que entonces no era Alemania) de Goethe, en medio del sturm und drang, la melancolía esta relacionada con un cierto aire de romanticismo. Era vista como la representación de un alma sensible ante los problemas de la vida y el amor estaba intimamente ligado a la melancolía, al grado de que aquel que amaba, era capaz de preferir la muerte al desamor. El caso más conocido de esto es el werther de Goethe, quien al comprender que Lotte nunca le amará, es incapaz de resistir ese dolor y prefiere sacrificar su vida.

Una constante a lo largo de la historia es el interpretar erroneamente como un castigo divino o terrenal, la aparición de los síntomas de una depresión. De esta forma, el estigma para aquel sumido en una depresión ha exisitido desde siempre, y ahí radica la crueldad de la enfermedad. El deprimido no solo tiene que soportar ese dolor paralizante que le corroe el alma, sino el desprecio, el abandono o la indiferencia de las personas que le rodean. Nada contribuye mas a que los síntomas se agraven que este otro aspecto de la depresión.


Se trata de un demonio tan cruel que no solo se contenta con drenar lentamente la vida de su víctima, sino que también la aisla del mundo que le rodea.




En mayor o menor grado, este aislamiento es una constante de la depresión. Habrá quien requiera más tiempo de evolución del padecimiento para llegar a el o habrá quien desde el inicio del padecimiento se aísle. Pero no hay que olvidar que es la norma y no la excepción.




Una persona con depresión se aisla por muchas razones diferentes, y en este terreno, como en todo que toca a la mente humana, las variables son infintas e impredecibles. En ocasiones la persona se siente débil y no desea salir de casa. En otras, además de experimentar tristeza, también experimenta una irritabilidad exagerada (disforia) que le va aislando de los demás (las personas que le rodean frecuentemente no saben que esa irritabilidad es un síntoma de un trastorno) y le lleva también a la persona a preferir el aislamiento al riesgo de herir a las personas que le rodean.




Los rasgos de personalidad influyen también, sin embargo, nunca hay que olvidar que los rasgos de personalidad que definen los trastornos de personalidad del eje II psiquiátrico, son poco relevantes en una persona con depresión.




Un psiquiatra debe reconocer esos rasgos, y emplearlos unicamente como una forma de facilitar el abordaje de su paciente, jamás con el fín de juzgarlo -que es en donde puede acercarse al peligro de incurrir en los juicios fáciles y frecuentemete injustos de un sacerdote, por poner un ejemplo. Esto no solamente es válido en una depresión grave, sino en en cualquier persona con depresión y con cualquier padecimiento psiquiátrico en última instancia.




Los rasgos de personalidad del cluster que sean siempre deben ser vistos como una herramienta para ayudar al paciente, ya sea para abordarlo de una forma mas eficaz y oportuna, o para guiar un proceso psicoterapéutico. Son una herramienta, jamás un arma. Y de hecho un buen médico -psiquiátra en este caso- solo abordará esos rasgos en el consultorio frente al paciente, y los dejará a un lado al quitarse la bata y salir del consultorio. El abordar esos rasgos en cualquier otra situación es una desviación de la meta final de la psiquiatría y la medicina en general, que es el beneficiar, no dañar y no juzgar al paciente. Desafortunadamente, es éste el error más frecuente en el cual suelen caer los psiquiatras, quienes suelen abordarlos no solo con sus pacientes sino con su misma familia, amigos, compañeros, colegas etc... lo cual es válido -porque hasta cierto punto es inevitable que la formación psiquiátrica determine esta visión- siempre y cuando el psiquiatra no incurra en hacer juicios de valor de ningún tipo sobre nadie. Es en estos casos en donde el psiquiatra cae en el riesgo de acercarse a la arrogancia de un sacerdote.




En el caso de la depresión, los rasgos de personalidad son importantes en la medida que pueden influir en el riesgo de una persona -predispuesta de forma biológica- en caer en cuadros depresivos. Pero una vez instalado el cuadro, el abordaje cambia de forma drástica. Durante e inmediatamente después de un cuadro depresivo, los rasgos de personalidad le ayudan al médico a predecir el riesgo de que la persona incurra en autolesiones o en intentos suicidas, en como abordarlo en consulta y en como abordar a su red de apoyo para hacerla una aliada y no la principal enémiga del paciente - lo cual ocurre con frecuencia.




Por supuesto, esto no es constante y se va modificando en función del tiempo de evolución del cuadro y su gravedad.




Personalmente, creo que nunca hay que olvidar que los pensamientos y conductas suicidas en cualquier depresión son una constante, aún en el caso del más leve cuadro. Evidentemente, a mayor tiempo de evolución o gravedad del cuadro, la conducta suicida debe ser considerada un riesgo constante en cualquier momento. De hecho, durante una depresión grave o inmediatamente después de la remisión de los síntomas más aparatosos, los rasgos de personalidad practicamente carecen de cualquier validez. Es aqui cuando el intento de abordar los rasgos de personalidad de un paciente entra en el terreno más peligroso, ya que de poco nos sirven en beneficio del mismo, por lo que con frecuencia es aqui cuando se incurre más en el riesgo de emitir juicios.




Nunca hay que olvidar que alguien que cursa con una depresión grave jamás debe ser abordada desde la perspectiva de sus rasgos de personalidad, ni durante el episodio ni inmediatamente después del mismo.




No hay que olvidar que una persona con una depresión grave, con frecuencia y a diferencia de un cuadro leve, lleva muchísimo más tiempo de evolución de sus síntomas, los cuales a su vez son más severos. Se encuentra debilitada no solo en el aspecto físico, por la deprivación de sueño o alimento. Se encuentra debilitada en su juicio, en su capacidad de raciocinio y tolerancia a retos.


Lo anterior, en una depresión grave, es válido durante e inmediatamente después de que la persona cursa con el cuadro afectivo.




La depresión, cuando llega a tal severidad, es una vivencia tan intensa y tan aterradora, que necesariamente cobra un precio. Y esto no solo a nivel del daño cognitivo que produce un cuadro afectivo. Una depresión grave es capaz de cambiar la forma de ver la vida de una persona. Lo cual tiene un aspecto positivo, en cuanto a que aquel que sobrevive una depresión grave puede canalizar esa experiencia en afrontar los retos del futuro con más calma -por nombrar un ejemplo.




Y es aqui donde esa experiencia puede canalizarse para beneficiar un proceso psicoterapéutico. Pero durante el cuadro e inmediatamente después, el abordaje de estos rasgos no solo es inutil, sino a menudo cruelmente innecesario.




Porque una persona con depresión no experimenta la realidad como una persona sin ésta, sencillamente porque se encuentra en un estado patológico. Por lo cual el juzgar sus actos, palabras, errores u omisiones no solo es inútil, sino que se presta con mucha facilidad a emitir juicios inexactos y sobre todo carentes de toda posible relevancia clínica.









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En este mundo, aquel que sufre una depresión, tiene que pasar por situaciones que rayan en el surrealismo. Tarde o temprano, cuando una depresión llega a ser grave, llega el día en cual la persona es incapaz de levanrse de la cama. No solo no puede ya acudir a su trabajo. No puede salir de su cuarto.










Sin embargo, en este mundo nadie puede darse el lujo de dejar de trabajar o de faltar. Por lo que cuando esa persona explique que la razón por la cual no se presentó a su trabajo es que se siente tan mal como para ser incapaz de levantarse de su cama, se le pedira una justificación "oficial" que ampare su falta. O se le reclamará el no haber ido al lugar correspondiente a pedir un estúpido papel que ampare su falta.










La persona que reprende y pide esto no se da cuenta del increíble absurdo que está diciendo. Básicamente, lo que le está pidiendo al deprimido es que le explique porque no se levantó de la cama y se dirigió a una instancia burocrática por una justificación.










Y que es lo que se supone que tendría que haber dicho esa persona: "Vengo por una incapacidad; ¿Motivo?; Me siento tan mal que no pude levantarme de la cama en la mañana, estoy pasando por una depresión y pienso constantemente en la muerte."










En este mundo, hasta el perder los deseos de vivir o el desear la muerte requiere ser justificado por un burócrata. ¿Que puede interesarle a una persona con depresión que se debate entre el resistir a esos pensamientos infernales que poblan su mente en haber acudido a una clínica para obtener un papel que le evitara problemas en el trabajo cuando lo que piensa es en la muerte?










Cuando la vida pasa a un segundo plano y entra en juego el perder los impulsos vitales o el desear la muerte -que son 2 cosas diferentes que a menudo se toman como una sola cosa, cuando en realidad implican ideas distintas con repercusiones también completamente distintas- todo deja de importar. Todas las preocupaciones terrenales adquieren un matiz de trivialidad y de irrelevancia absoluta cuando lo que esta en juego es el soportar el dolor interno que lleva a la persona a desear la muerte o el sucumbir ante ese pensamiento.





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La casa a la orilla del mar es la casa de mi infancia. Ese departamento en lo alto de una pequeña colina que conducía directamente a la playa y al oceano.

Es el recuerdo de mi infancia.

Thursday, September 15, 2011

Santa Inés, Querétaro

La única foto que conservo de Santa Inés, Querétaro, el poblado en el cual hice mi servicio social. Creo que la foto basta para aclarar lo aislado de la zona. En medio de esas montañas, 15 kilometros a lo lejos se encuentra Tilaco, el poblado más cercano hasta donde hay una carretera pavimentada. A partir de ahí, recorrí ese camino innumerables veces. Mas de 100 supongo.

En el fondo de ese cañón corre el Rio Moctezuma, frontera con el estado de Hidalgo. Hacia el Norte podía verse San Luís Potosí. En la cima de estas montañas viví un año, en mi clínica, como el único médico a 30 kilómetros a la redonda.

Cuando ese año llegó a su fín, conocía de memoria el nombre de todos los habitantes de las tres comunidades a mi cargo. En ese año, sin haber estudiado nada, hice el examen nacional. No prendí medicina, pero aprendí la abismal diferencia entre la vida en una comunidad rural y la vida en esta ciudad monstruosa que amo y odio por partes iguales.

Hace casi 3 años ya que dejé ese lugar, en donde viví el año 2008.

Wednesday, May 18, 2011

los peligros de la palabra (¿Quien pidio esta guerra?)






"Narcotics have been sistematically stigmatized and demonized. I predict, in the near future, right wingers will use drug hysteria as a pretext to set up an international police aparatus..."
William S. Burroughs








Goebbels fue un consumado redactor-creativo: "DEUTSCHLAND ÜBER ALLES", "EIN VOLK, EIN REICH, EIN FÜHRER", "ARBEIT MACHT FREI"... Recordad siempre esto: con la publicidad no se juega.
No existen grandes diferencias entre consumir y consumar.












Frederic Beigbeder


















No hay que olvidar nunca el inmenso poder de la palabra, que no solo se manifiesta como el vehículo de expresión para exponer un concepto, sino como un arma que en manos de un orador competente puede ser más poderosa que un ejercito entero.






La palabra es tan poderosa que aquel que llega a dominarla puede lograr empresas que en un principio parecerían imposibles. Empresas que pueden ser tan loables como la defensa de los derechos de los afroamericanos encabezada por Luther King o la independencia que Mahatma Gandhi le dio a los hindúes, hasta las más desastrosas atrocidades. Hitler no tenía una mente brillante. El Mein Kampf es un compendio insufrible de estupideces que nadie tomo en serio cuando se publicó, algo que el mundo entero pagaría muy caro. No concibió ningún concepto revolucionario o inteligente, Pero fueron dos los principales factores que lo llevaron a ascender al poder: Por un lado, siendo un criminal salvaje y megalómano como lo era, fue asesinando uno a uno a sus rivales hasta teminar con la oposición.






Pero eso no hubiera bastado para llevar al mundo entero a la guerra, a su país a la ruina, y a los judíos y demás minorías al infierno del holocausto (la palabra holocausto significa literalmente "todo quemado"). Hitler ascendio al poder haciendo uso de los más atroces conceptos que Maquiavelo había descrito (Porque no hay que olvidar que Nicolas Maquiavelo no fue un ser desalmado, sino un pensador brillante que se limitó a describir los mecanismos por los cuales opera el poder) Pero tal como el lo expuso en "El Príncipe", no basta con llegar al poder. Esa es la parte fácil. Lo dificil es mantenerlo. Hitler no solo lo mantuvo sino que llegó a dominar y manipular a su pueblo a tal grado, que fue capaz de llevarlo voluntariamente al abismo. Y lo único que Hitler usó para alinear al pueblo alemán a obedecer sus ordenes, que no solo eran peligrosas sino francamente estúpidas, fue la palabra.






Hitler fue un orador brillante. Es escalofriante ver un discurso de Hitler y la reacción que sus argumentos dementes producían en su auditorio. He aqui uno de los más grandes peligros del poder de la palabra: Una frase brillante, la correcta conjunción de las palabras adecuadas, un orador carismático, una inflexión de voz certera en medio de un discurso, pueden lograr que aún un concepto a todas luces estúpido sea aceptado como una verdad absoluta por un país entero. La población alemana de la década de los 30 no es una excepción al resto de la humanidad. Ahí se dieron todas las condiciones necesarias que llevaron al mundo entero a enfrascarse en el peor conflicto bélico de la historia, aquel que cobró 60 millones de vidas humanas.






La propaganda, otra de las grandes armas de las que hizo uso Hitler, no es mas que otra variante del poder de la palabra, en conjunción con la expresión visual.






Los políticos son expertos en el arte de encontrar nuevos términos para disfrazar conceptos que de otra forma no serían aceptados por el pueblo. Estados Unidos es el ejemplo perfecto: Daños colaterales disfraza la muerte de civiles inocentes. Operaciones estratégicas disfraza intervenciones militares injustificables en contra de un país que no se alinea con los intereses económicos estadounidenses. Fuego amigo significa básicamente ser asesinado por tu propio ejercito. Y esta breve lista en resumen trata de ocultar elementos de un concepto común: la guerra, que representa el fracaso más espectacular de la inteligencia humana y el escenario en el cual se montan las mas atroces características de la naturaleza del ser humano.






Normalmente un político tiene cuidado a la hora de abordar este tema, ya que representa algo que un pueblo desea evitar a toda costa.












Cuando nuestro actual presidente, Felipe Calderón, ascendió al poder, lo hizo tras pasar por las elecciones presidenciales más reñidas y ríspidas de la historia de este país. México se encontraba no solo estancado, gracias a la ineptitutd total de Vicente Fox y su desastroso sexenio, sino dividido y casi al borde de un estallido de violencia.






Pues bien, nuestro presidente, haciendo gala de una profunda falta de miras e inteligencia, decidió usar como estrategia inicial la promesa de terminar con el narcotráfico, al que pretendió presentar ante los ojos del país como la causa de todos nuestros males. Sacó al ejercito a las calles, sabiendo que el ejercito era -y recalco, era- la única institución nacional con un índice de popularidad impecable e hizo actos pretenciosos como vestirse de militar para que la prensa lo retratara y esa imagen llegará hasta el último rincón del país.






Todas estas acciones rindieron sus frutos y por unos meses funcionaron razonablemente bien. Solo que al presidente pareció olvidársele que aquel era solo un truco temporal para desviar la atención del caos que dejó el sexenio de Fox. Un truco que debía ser usado unicamente para darle tiempo de poner un poco de orden y reconciliar diversos sectores de la sociedad, que tras las elecciones presidenciales estaban tan divididos que se encontraban a un paso de llegar a la violencia.






Continuando con su estrategia estúpida, concentró todos los objetivos de su sexenio a ganar la gran guerra contra el narcotráfico.






Sin embargo, Calderón olvidó -o nunca supo- que las palabras tienen un significado y que jamás deben usarse a la ligera, y que una de las palabras más peligrosas y que por tanto deben usarse con mas precaución y sutileza es precisamente la palabra "guerra".






No es lo mismo usar la palabra campaña, operación, acción o combate al narcotráfico, que la palabra guerra. La guerra es un concepto que define el más atroz conflicto en el cual puede embarcarse el ser humano. Un conflicto sin reglas en donde la muerte es el medio para la victoria y la victoria el único fin posible. La guerra involucra necesariamente muerte, no solo de militares, sino de civiles inocentes. Involucra sufrimiento, dolor y destrucción. Implica el uso de cualquier medio, por salvaje que esta sea, con el fin de llegar a la victoria.






Y los resultados están a la vista. México, con mas de 30,000 muertes en 4 años, es hoy lo que el presidente deseaba: un país en guerra.






Cuando la Marina abatió a Arturo Beltran Leyva, el gobierno calderonista se apresuró a usar la acción como un gran triunfo, como la muestra del valor del presidente, incluso a costa de la publicación de fotografías horrendas y cuidadosamente montadas del cadaver del capo.






Pues bien, dos días después, en Tabasco, mientras la familia de uno de los soldados que murieron en la acción velaba a su heroe, un comando armado irrumpió en la noche en su propiedad y asesinó a todos y cada uno de los miembros de la familia del soldado. Todos, incluyendo niños y ancianos.






Pero es que estamos en guerra ¿Cierto? Una guerra era justo lo que México necesitaba para salir adelante. No la educacón ni la salud. Calderón tenía le verdadera receta: La guerra.






Este gobierno pasará a la historia como uno de los peores que haya tenido este país no solo por el nulo crecimiento en todas las areas, sino por haberle sumado a este pueblo, ya de por sí sumido en la miseria y el abandono, el peso de cargar con una guerra estúpida e innecesaria que nadie pidió.