Nunca vemos mas allá de nuestras certezas y lo que es más grave todavía, hemos renunciado a conocer a la gente, nos limitamos a conocernos a nosotros mismos sin reconocernos en esos espejos permanentes. Si nos diéramos cuenta, si tomáramos consciencia del hecho de que no hacemos sino mirarnos a nosotros mismos en el otro, que estamos solos en el desierto, enloqueceríamos.
Yo suplico al destino que me de la oportunidad de ver más allá de mí misma y de conocer a la gente.
La elegancia del erizo
-Muriel Barbery-
Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.
MK Gandhi
Creo que son dos las reglas más importantes que deberíamos seguir para convivir con nuestros semejantes: Con nuestras familas, nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros compañeros, con todas las personas que nos rodean. Y creo que esas dos reglas son muy simples.
En primer lugar, el colocar la libertad como el valor más importante de todos: Nuestra libertad es absoluta e irrestricta mientras no dañemos a alguien más, directa o indirectamente, ya sea en su integridad o en sus intereses. Ese es el límite. Mientras no crucemos ese límite, somos libres de conducir nuestras vidas como mejor nos parezca.
Si se cruza ese límite, es cuando estamos incurriendo en un acto que merece ser juzgado y castigado en todo caso.
Sin embargo, solo es válido juzgar un acto cuando se ha cruzado esta barrera. De otra forma, una persona que ejerce su libertad siguiendo esta regla, no debe ser juzgado, criticado o censurado.
Creo firmemente que una de las peores cosas que podemos hacer es juzgar a otras personas por su modo de vida, sus acciones, su aspecto, sus preferencias sexuales o religiosas y la forma en que han decidido conducir su vida cuando todo esto lo han hecho manteniendose dentro de estos límites. Es decir, cuando todas sus acciones u omisiones no han afectado a nadie más. Con esto me refiero a otra persona. Ni siquiera creo válido juzgar a alguien que realiza una acción que potencialmente puede dañarle a si mismo. John Stuart Mill, en su tratado "Sobre la libertad" escribió: "Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y sobre su mente, el individuo es soberano."
Juzgar a otra persona implicaría que aquel que juzga es perfecto y por tanto tiene el derecho de criticar las imperfecciones que el no tiene. Resulta obvio que no existe ningún ser humano perfecto, que somos falibles y nuestras opiniones pueden ser erróneas y son siempre subjetivas. Aún cuando existiera un ser perfecto, su misma condición perfecta le impediría incurrir en un error como el emitir un juicio de valor sobre otra persona que no le está haciendo daño a nadie.
Esta definición de la libertad y su consecuente restricción para emitir juicios sobre aquellas personas que se mantengan dentro de dichos margenes implican el anteponer tres valores como los más importantes dentro de la convivencia en una sociedad: Libertad, tolerancia y respeto.
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Creo que toda persona tiene alguna cualidad única que le hace especial y que le diferencia de los demás. Por esta razón, creo que en nuestro camino por la vida, deberíamos tratar de encontrar en cada persona que nos rodea esa cualidad en lugar de concentrarnos en criticar sus imperfecciones. Porque toda persona tiene algo que dar. Toda persona tiene algo que enseñarnos.
No se trata de ser amigo de todas las personas a nuestro alrededor. Eso es imposible. Hay ciertas personas que reunen ciertas características por las cuales elegimos como amigos o como una pareja. Pero todas las personas -eso creo por lo menos- tienen algo de lo que podemos aprender. Algo que puede enriquecer nuestra forma de pensar y de ver el mundo.
Habrá personas con las que que simple y sencillamente no podamos convivir. En este caso, creo que lo mejor que puede hacerse es simplemente hacerse a un lado y mantener distancia. Vive y deja vivir. Si no puedes tolerar a una persona, lo mejor que puedes hacer es ignorar su existencia. De este modo ambas partes pueden simplemente seguir su camino sin necesidad de hacerse pedazos.
Creo que aquellas personas que frecuentemente no encuentran nunca nada bueno en las personas que les rodean y además consagran su vida a juzgar a los demás, están reflejando sus propios errores cuando erroneamente creen ser un juez objetivo de las personas que les rodean.