"El marketing consiste esencialmente en conseguir que te vuelvas a comer la mierda con tal rapidez que llegues a pensar que todavía comes comida de verdad."
- GENERACION X -
Douglas Coupland
Solo hay algo peor que vivir inmerso en una generación carente de cualquier tipo de ideología propia o ambición. Y eso es, vivir inmerso en una generación carente de ideología propia, que ni siquiera esta consciente de su vacío. Cuando en el futuro, se evoque a esta época, lo primero que llamará la atención, es la falta absoluta de crítica o aportación social, por parte de los jovenes del momento.
Cuando se le pide a nuestros padres que evoquen su juventud, la mayor parte de ellos pueden identificarse inmediatamente, con toda una serie de movimientos culturales, que van desde la música a la literatura. Ideologias que nacieron en su época, y que sirvieron de fondo a todas sus experiencias y recuerdos. Es la época de Bob Dylan, de los Beatles, de Hendrix, de Janis Joplin, de los Doors, de los Rolling Stones, de Pink Floyd, de Led Zeppelin, de The Who, de los Sex Pistols, de The Clash, de los Ramones, de Neil Young, de Lou Reed, de David Bowie. Es la época mas creativa de Stanley Kubrick y de Scorsese. Retrocediendo un poco, es la época de Martin Luther King y de Malcolm X. Es la época de la lucha por los derechos civiles de las mujeres y los afroamericanos. Es la época de los movimientos estudiantiles, que prosperaban en todo el mundo, a pesar de la brutal represión del estado. Es la época en la que la juventud aún se esforzaba por tener conciencia del mundo en el que vivía. Cuando aún persistía la esperanza de poder cambiar al mundo, si este no era lo que uno desearía que fuera. Es la época de las protestas en contra de guerras absurdas, como la de Vietnam. Los jovenes tenían una utilidad. Servían para equilibrar un poco la balanza. Por un lado podía estar la estupidez y perversión de un gobierno que enviaba a sus jovenes a morir por una causa en la que estos no creian, por un lado estaba la censura y la descalificación a propuestas nuevas, por un lado estaba el tedio insoportable y la frustración de la vida cotidiana, que los padres deseaban heredarle integramente a sus hijos. Y por el otro lado, se encontraba la nueva generación, que representaba una voz de disidencia. Quizás no siempre fuera posible detener la enorme fuerza del otro lado de la balanza, pero por lo menos, se generaban los argumentos necesarios para contrarrestar ideológicamente al adversario.
Aún en aquellas épocas que no parecen serle favorables a los jovenes, estos han terminado cumpliendo con ese papel. Los primeros años de la decada de los 90 son un ejemplo. Por encima de todo, lo mas importante, es que los jovenes eran los creadores de sus propias formas de expresión. Estas actuaban entonces como una verdadera válvula de escape.
A pesar de lo poco que se esperaba de ellos - incluso a pesar de lo poco que esperaban de sí mismos- los adolescentes perdidos de la generación X, fueron capaces de crear el último movimiento musical verdaderamente trascendente que se recuerde: el grunge. Dejando a un lado las imprecisiones, de todo lo que termino siendo etiquetado bajo ese nombre, lo importante es que la disidencia continuó. Aún la soledad, la apatía, la desmotivación, la desesperación, el aislamiento y la ira y decepción hacia el futuro, pueden canalizarse hacia la creatividad artística. Con frecuencia, el arte mas auténtico y poderoso tiene sus raices precisamente en estos sentimientos. Lo que distinguió a Kurt Cobain y Nirvana, a Trent Reznor y Nine Inch Nails, a Eddie Vedder y Pearl Jam, a Layne Staley y Alice in Chains o a Billy Corgan y los Smashing Pumpkins, son precisamente esas cosas de las que carece esta generación. Mi generación. Eso es honestidad, originalidad y una absoluta falta de pose. Solo se trataba de las canciones. Lo único que importaba era la música. No había coreografías ni videos con costos millonarios. Solo música. Es cierto que la ausencia de pose, termina siendo una pose con el paso del tiempo, y en este caso no fue la excepción. Pero lo cierto es que los movimientos terminan y le dejan su lugar a otros. Y cuando lo hacen, sus momentos finales son casi siempre los restos desvirtuados de la esencia original del movimiento.
Esta generación en cambio, ni siquiera llega a tener algún movimiento original que desvirtuar.
Cuando el sujeto de esta generación cree tener algo que decir, se da cuenta que sus opiniones no molestan a nadie. Cuando cree estar siendo original, se da cuenta que esta actuando de la misma forma en que lo hacen los protagonistas de los anuncios publicitarios. De vez en cuando, intenta protestar de manera refleja en contra de los mismos temas polémicos de siempre, sin darse cuenta que ya no es 1968, y que los problemas han cambiado. De cualquier forma, sus protestas no duran mucho, porque el protestar, le exige la penosa tarea de salir de la burbuja y formarse una visión del mundo en el que vive, y eso es algo que no le interesa hacer. Como siempre, aún hay guerras y gobiernos estúpidos , pero ya no protesta en contra de ellos. Se limita a observar los bombardeos nocturnos en el noticiero, como si se tratara de otra película de acción hollywoodense. Los habitantes de esos extraños paises tercermundistas, cuya ubicación no puede establecer en un mapa, son como esos secuaces anónimos del villano de la película, que mueren en grandes cantidades sin que a nadie le interese demasiado. No cuestiona si fue correcto o no, el bombardear ese remoto y miserable país subdesarrollado, porque esta convencido de que a el no le corresponde esa tarea. Son los políticos a los que se les paga por pensar por el pueblo.
La conciencia social, la imagen y las actitudes de esta generación, no son obra de los jovenes. Han sido meticulosamente planeadas y concebidas por los ejecutivos de las compañias discográficas, las tiendas de ropa y las cadenas de televisión. La publicidad es la mano que mueve los hilos detrás de todo. Es por eso que el comportamiento de los adolescentes no es una sorpresa para nadie, pues actúan exactamente de la forma en que se les ha dicho que actúen. Se les ha convertido en una especie de títeres entrenados para consumir lo que sea que se les ofrezca.
Ni siquiera existen formas de expresión realmente auténticas. El pop es el género músical que ha dominado todos estos años, y dificilmente merece ser clasificado como una forma de expresión. Las expresiones artísticas tienen la capacidad de liberar la mente. El pop, en cambio, parece haber sido creado para sedar a su receptor. ¿Es realmente música, algo que no ha sido concebido por músicos sino por publicistas? La consigna es muy simple: La pose lo es todo. La música, o la predecible letra de la canción, son lo de menos. Solo son un pretexto necesario para lucir la pose. Es increíble, que una generación entera, se haya tragado tan fácilmente la idea de que un jingle comercial de tres minutos y medio de duración (En lugar de los treinta segundos usuales) es realmente música auténtica.
De cualquier forma, puede que los publicistas sean los dueños absolutos del panorama en los últimos años, pero tambíen es cierto que eso no va a durar por siempre. Con frecuencia, los movimientos culturales mas interesantes son precisamente aquellos que surgen después de largos periodos de sequía. Lo triste es que la estupidez en el ambiente deba llegar hasta lo insoportable, para que la inteligencia vuelva a aparecer.
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