Desde el inicio, el mundo ha sido conducido por una minoría en el poder. Este grupo controla a las masas de la población, y en la gran mayoría de los casos (Si no en todos) lo hace obedeciendo al único propósito de conservar su poder. Es este su fin verdadero, y todas las demás posibles justificaciones, son simples frases vacías que deben venderle a sus subordinados, para que estos no logren descubrir el engaño.
Controlar al pueblo no es una tarea fácil, de tal forma que para conseguirlo, es necesario el uso de varias estrategias diferentes que funcionan simultáneamente, y se benefician las unas de las otras.
En la actualidad, son tres los monstruos que devoran al mundo. Juntos constituyen la única fuerza verdaderamente omnipotente que conduce las riendas de la sociedad. Son la clase política, los medios de comunicación y la industria de la publicidad. Su poder ha crecido de tal forma, que casi han llegado a igualar la fuerza del instrumento humano de perpetuación del poder por excelencia, que es la religión.
Podría decirse que el dinero es el nuevo Dios de los seres humanos, de tal forma que los candidatos obvios para ejercer su sacerdocio, son los medios de comunicación y los publicistas. La clase política se limita a aprovechar la enajenación masiva y el veneno que estos se han encargado de diseminar por el mundo.
Para facilitarse su tarea, los instrumentos al servicio del poder han despersonalizado al ser humano moderno. Le han robado su identidad. Lo han despojado de su criterio, de tal forma que no pueda usar su inteligencia. Lo han llenado de miedo, para que no se atreva a alzar su voz en contra de ninguna autoridad. Para que piense que aquellos que lo oprimen, son los mismos de quienes depende. El ser humano ha sido despojado de su valor y de su dignidad, y ha sido condenado de esta forma, al triste destino de convertirse en una mercancia como cualquier otra.
Los mecanismos de los que debe servirse el poder en estos tiempos, son sutiles: Su ejecución resulta invisible ante las miradas de aquellos que ya han caido bajo su influjo. Es imposible concebir una manipulación mas siniestra. El sistema aplasta a sus subordinados, haciendo uso de los mismos medios que estos necesitan para llenar sus vidas. No solo son oprimidos, sino que necesitan desesperadamente, seguir alimentandose de aquello que esta labrando su ruina.
El hombre ha sido reducido al papel impreso y los circulos metálicos que guarda en su cartera. Lo único que los nuevos opresores esperan de el, es su dinero dentro de sus cajas registradoras. Todo lo demás es secundario e indeseable. A cualquier lado que va, el ser humano se ve reducido a ser un número mas. Una estadística. La preocupación de los políticos hacia sus electores potenciales, termina en el momento en el que estos marcan su nombre en las boletas.
El futuro que George Orwell concibió, parece estar materializandose con exactitud, bajo una apariencia ligeramente distinta.
No comments:
Post a Comment