Todo aquel que tenga problemas para conciliar el sueño por las noches (Si no se tienen problemas para conciliar el sueño viviendo en un país como este, es que algo anda mal...) tiene el día de hoy, una gran oportunidad para resolver su problema. El remedio consiste en sintonizar el debate de los candidatos a la presidencia a las ocho de la noche. Aquel que no consiga dormir, ni aún siendo sometido a una tortura como esa, tiene un problema grave y requiere medicación.
EL VOTO DEL MIEDO.
Las campañas presidenciales no se ganan con ideas. Se ganan con mercadotecnia. Y la mercadotecnia no esta interesada en tener alguna consideración a la inteligencia o dignidad de las personas a las que van dirigidos sus mensajes, sino que se limita a tratarlas como consumidores de un producto. El producto es la imagen distorsionada y prefabricada del candidato en turno. Por regla general, la estrategia que siguen los partidos políticos para presentar su candidato al público, consiste en exagerar sus pocas y dudosas cualidades, y ocultar hasta donde sea posible sus muy reales defectos. De este modo, el resultado final es una especie de producto comercial mas o menos presentable, que se le intenta vender a la gente tal y como se publicita un nuevo yogurt sin calorías o un desodorante.
En época de elecciones, es posible ver hasta que extremos de desesperación y rídiculo son capaces de llegar los políticos con tal de saciar su sed de poder. Algunos recurren a destruir a sus adversarios inventando mentiras ridículas para engañar a los electores. Esto consiste en disfrazar a sus adversarios como la supuesta reencarnación del Anticristo, con la esperanza de que el miedo orille a la gente a votar por su candidato. Quienes recurren a esta estrategia, son usualmente aquellos partidos políticos representados por un candidato gris de nulo carisma, que sin la ayuda de estas tácticas nazis, no tendría la mas mínima posibilidad de ganar. Otros mas, llegan al extremo de amenazar -mas o menos sutilmente- a la población a la que van dirigidos sus anuncios televisivos y radiofónicos. Sin dar mayores explicaciones, le intentan hacer creer a los electores, que se encuentran en un inminente riesgo de perder sus empleos, si no votan por determinado candidato. Obviamente, la campaña no contempla el explicarle a la gente que es lo que va a hacer ese candidato para que puedan conservar sus empleos, o en donde esta la posible relación entre la dos cosas.
De lo que se trata es de llegar al poder por cualquier vía. Y sabemos que en la política, el fin justifica todos los medios. Para los orquestadores de las campañas electorales, los electores son débiles mentales a los que hay que convencer de cualquier forma posible. Tristemente, el infundirles miedo e incertidumbre por su futuro, es un medio muy efectivo para lograr ese propósito.