Friday, December 28, 2007

Una ingenua proposición

Shopenhauer dijo alguna vez que el hombre creó la convivencia social porque prefirió soportar a los demás que soportarse a sí mismo. Tal vez la afirmación es demasiado exagerada. Sin embargo, creo que la felicidad debería estar dictada predominantemente por un bienestar interno que por uno externo.
En la práctica esto sucede al revés. La felicidad se obtiene mediante la adquisición de bienes materiales. Solo después de que se obtiene el bienestar económico se puede aspirar a tener un bienestar interno.
Esta concepción de la felicidad provoca que su busqueda se deshumanice. Si la felicidad se obtiene mediante el bienestar económico y la adquisición de bienes materiales, poco importan los medios que se empleen para obtenerlos. La moralidad de los métodos que empleemos para obtener el dinero queda relegada a un segundo plano con respecto a la necesidad apremiante de conseguirlo a toda costa. El capitalismo sustituyó la riqueza interior por la superficialidad y la riqueza exterior. El materialismo y la frivolidad de nuestros estilos de vida son una pantalla que pretende enmascarar los defectos de la vida moderna y la insatisfacción que esta nos produce.
El dinero se ha erigido como el máximo bien a alcanzar, debido a la dificultad que representa el obtener cualquier clase de bien distinto a este. Idealmente, nuestra felicidad debería estar cimentada en toda una gama de bienes diferentes. Si estos faltan o resulta muy dificil obtenerlos, aquel bien que esté más facilmente disponible adquirirá la mayor importancia y sobre el recaerá el peso de todos aquellos bienes que han desaparecido.
La decadencia de nuestras virtudes y el fracaso de nuestra inteligencia nos han orillado a refugiarnos en el consuelo fácil de la prosperidad material.

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