"I
think music is one of the most healing artforms... you can put your
headphones, or a radio in your office desk.... and music can make a move
in your day"
Jeff Ament
Music is life, and life is not a business...
Iggy Pop
En
la navidad de 1993, mis padres me dieron uno de los regalos más
importantes de mi vida, no solo porqué a mis diez años, era algo que
jamás pensé en tener, ni por las cientos de horas que lo he usado -ya
que lo conservo hasta el día de hoy, sino porqué fue la vía que me abrió
las puertas de la música de par en par.
Se
trata de un equipo de sonido Sony. Además de radio y cassete, para su
época, era increíble poder tener dentro del reproductor 5 discos
compactos simultaneamente. La casa en la que vivía entonces era lo
suficientemente grande para poder subir el volumen de sus dos
monstruosas bócinas hasta un nivel que hacía cimbrar las paredes de cada
rincón de mi cuarto, sin siquiera sobrepasar la mitad del volumen del
que aquel monstruo era capaz.
Junto
con aquel reproductor recibí también 4 discos: Las 4 estaciones de
Vivaldi, Un compendio de música de Bach, otro compendio de música
barroca -en donde por error, alguien incluyó la sinfonía No. 40 de
Mozart- y la nóvena sinfonía de Bethoven.
No
recuerdo cual de los 4 discos escuché primero. Sin embargo recuerdo
cual de ellos me hizo subir el volumen hasta cimbrar las paredes de la
casa entera: el sherzo de la novena sinfonía de Bethoven.
Antes
de que lo fuera dejando a un lado, debido a la llegada del mp3, ese
reproductor fue probablemente uno de los objetos que más influyeron en
mi vida.
**
Hasta
donde puedo recordar, mi primera memoria relacionada con la música se
remonta a mi infancia, la cual viví en Acapulco y la ciudad de México
alternadamente.
No
existía aún la autopista. De modo que cada mes o dos semanas, viajabamos
en una inmensa suburban blanca -estándar- escuchando una y otra y otra
vez 4 cassettes: A Hard Day´s nght, with the beatles, Help.... y
Revolver.
Desde entonces
-y hasta el día que muera- no concibo la vida sin la influencia, los
recuerdos y el amor que le tengo a la música de los beatles. Todas y
cada una de las canciones que grabaron.
**
Por
alguna razón que desconozco -y que no me interesa averiguar- el
recuerdo de la primera vez que escuché las piezas musicales o las
canciones que han marcado mi vida, es tan intenso, que me es fácil
evocar el momento, el lugar y cada mínimo detalle del instante en el
cual me encontraba al escucharlas.
El
ejemplo que siempre me viene a la mente es una tarde de 1996. A bordo
de aquella Suburban blanca -que también fue el vehículo en donde aprendí
a manejar y mi transporte diario de mi casa a la facultad de medicina
por mis primeros dos años de la carrera- regresaba de Coyoacán con mi
madre. El sol estaba exactamente a punto de ocutarse tras las montañas
del ajusco. En el momento en el cual psabamos exactamente por ese tramo
en el cual se encuentra el espacio escultórico y la hemeroteca nacional
-dentro de los caminos de la UNAM- comenzó a sonar una canción en la
radio Era el 985 FM. Radioactivo. Una estación legendaria en esta
ciudad, ya que nos abrió las puertas de todo lo que estaba ocurriendo en
el panorama musical de Estados Unidos, de Inglaterra, de Latinoamérica y
del mundo entero.
Aquella
canción me tocó de una forma que no puedo describir con palabras. Era
una canción de los Beatles, sin embargo nunca la había escuchado antes.
Algo raro, tomando en cuenta que para entonces,de una forma u otra había
escuchado prácticamente cada canción de cada album de la banda. Era una
canción hermosa. No era una revolución en sí misma, como "Tomorrow
never knows", ni una muestra del genio absoluto de Lennon, como "I am
the walrus". Era una canción convencional. Una guitarra acústica marcaba
el inicio de 4 sencillos acordes, que por alguna razón, te atrapaban
antes de que iniciara siquiera la voz o la percusión. Verso y coro.
Jamás
olvidaré aquel momento -como tampoco olvidaré una decena más de
recuerdos similares que podría evocar. Tal es el impacto que me produce la
música.
Aquella canción
no era de los Beatles. No tengo idea de porqué aquella fue la primera
idea que me vino a la mente. Aquella fue la primera vez que escuché
Wonderwall de Oasis.
2
años después, en Marzo de 1998, Oasis fue también la primera banda a la
cual ví en vivo. A partir de entonces, y hasta el día de hoy, he
intentado acudir a cada concierto de cada una de las bandas que amo.
El
último concierto -en el momento en que escribo estas letras- al cual
fui, es también uno de esos recuerdos imborrables de los cuales se que
siempre podré evocar hasta el mínimo detalle.
Aunque
suene absurdo, no hubiera ido de no haber sido porqué era la única
forma de que mi madre dejara que mi hermano menor -Andrés- fuera. Fue
también el primero y único concierto de rock al cual ha asistido mi
padre. Y si mi predicción es correcta creo que dentro de unos años,
cuando se hable del concierto más importante, mas significativo, más
recordado en la historia de esta ciudad, será el concierto gratuito de
Paul McCartney en el zócalo de la Ciudad de México.
Tanto
Andrés como yo ya habíamos visto a Paul. La primera vez que lo ví, me
encontraba pasando por una de las épocas más felices de mi vida. En
contraste, la segunda ocasión me encontraba tan mal, y tan desconectado
del mundo externo que solo recordé que el concierto era dentro de tres
días por una noticia que leí al entrar a Internet.
Esperamos
bajo el sol y la lluvia, más de doce horas. Sin embargo, cuando las
luces se apagaron, y en una gigantesca pantalla apareció Paul, enfundado
en un traje rojo, comenzando a cantar las primeras líneas de "Hello,
Goodbye", cada minuto de la espera se fue al olvido.
Paul
tocó tres horas. Vi llorar a casi cada persona a mi alrededor en
diferentes momentos -diferentes canciones. Vi a personas de todas las
edades, pero más que eso, lo que recuerdo es el ver a aquellas personas
que llevaban 40 años escuchando a los beatles, sin haber tenido jamás
los medios para acudir a un concierto.
Personas
que jamás habían acudido a un concierto en su vida, y de cuyos ojos
asomaron lagrimas casi una tras otra canción, a lo largo de las tres
horas que duró el concierto.
**
La música siempre ha estado ahí.
En mis guardias del internado. En mis viajes quincenales de casi doce horas desde la Ciudad de México a la sierra, en Santa Inés, Querétaro, la comunidad donde hice mi servicio social como médico. En los buenos y malos momentos. Ligada casi invariablemente de una forma u otra a todas las personas que en diferentes momentos y formas he querido a lo largo de mi vida.
Por esa razón, nunca he creído en esa acepción común que suele nombrar a la música como "la banda sonora" de nuestras vidas.
Para mí la música es vida en sí misma. Es una extensión de la vida. Una parte de ella. No una simple compañía.
**
Esta lista es muy pequeña. Sin embargo jamás terminaría de enumerar las canciones que significan algo en mi vida.
La música para mí se divide en su simple percepción, y en su interpretación. A los 13 años tomé una guitarra por primera vez. Desde entonces, siempre ha estado cerca de mí.
Paranoid Android - Radiohead
Wonderwall - Oasis
.
Bullet with butterfly wings - Smashing Pumpkins
Chloe´s Dancer/ Crown of thorns - Mother Love Bone
I am the resurrection - the stone roses
God only knows - The beach boys
A change is gonna come - Sam Cooke
Te para tres - Soda Stereo
Simphathy for the devil - rolling stones
Search and destroy - Iggy Pop and the stooges
Baba O´Reiley - The Who
Home- Depeche Mode
Karmacoma (Napoli Trip) - Massive Attack
Love spreads - The Stone Roses
Bullet in the head . Rage against the machine
Pumping on your stereo- Supergrass
Loser - Beck
Landslide - Smashing pumpkins (Cover)
Gas Panic - Oasis
1969 - Iggy Pop and the Stooges
The Seeker - The Who
Ella usó mi cabeza como un revolver - Soda Stereo (Plugged)
You´ve got to hide your love away
Rock and Roll Star - Oasis
Debaser - The Pixies
Here Comes the sun
Tender - Blur
Like a Rolling Stone - Bob Dylan
How to dissapear completely
Videotape - Radiohead
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