Esta costumbre de escribir tus ideas sobre virtualmente cualquier cosa o tema que te pase por la cabeza te brinda oportunidades interesantes a la hora de revisar la evolución de tu pensamiento a lo largo del tiempo.
La primera entrada de este blog es de Diciembre del 2005. Sin embargo, muchos de los primeros textos ya estaban escritos para entonces y solo los transcribí al blog poco a poco. De tal manera que comencé con esta costumbre de escribir alrededor de los diecisiete o dieciocho años.
En la adolescencia y alrededor de los 20 años, las cosas que has leído y las reflexiones que vas haciendo se suman y explotan súbitamente en tu consciencia como una supernova. Aceleradamente te das cuenta de cuantas cosas falsas has dado por hecho, porque así te las habían enseñado en la escuela o inculcado en casa. O porque correspondian con lo socialmente correcto. Es como un efecto dominó. Una revelación te lleva a la siguiente y esta a su vez a la siguiente.
Se trata de una época emocionante. Si bien, mas adelante te das cuenta que nunca estuviste descubriendo el hilo negro, es en esa fase en donde sientas las bases para comenzar a forjar un criterio propio.
No todas las personas pasan por esta fase. Y no es que trate de hacerme el interesante ni mucho menos. Cualquier persona curiosa e inquisitiva que lee los libros correctos necesariamente va a pasar por esta fase de ruptura con los cánones establecidos por el status quo de su sociedad.
Pero es indispensable leer y por sobre todas las cosas, tener la inquietud de cuestionar los dogmas establecidos. Y existen muchas personas que jamás lo harán. Nuestro exPresidente Vicente Fox en cierta ocasión le aconsejó a una señora que no leyera. Que así sería más feliz. Estoy seguro que lo dijo de corazón. Sin embargo solo se es feliz en la ignorancia mientras es absoluta. En el momento en que nos damos cuenta que desconocemos algo, deseamos aprender, y esa inocencia o esa tranquilidad que brinda la ignorancia absoluta se desvanece. O al menos así debería serlo. Es la naturaleza del ser humano.
En fin. La razón por la que me gusta escribir es porque la escritura eterniza lo que toca. Y con el paso del tiempo nos sirve como una brújula para orientarnos en nuestra propia forma de pensar, que no es estática sino que está en un continuo cambio a causa del mundo externo que nos rodea y los cambios internos que el tiempo obra en nosotros.
Veo los primeros textos de este blog y me doy cuenta de varias cosas. Prácticamente todos tratan del mundo externo y de una forma u otra atacan aquellas instituciones monolíticas y anquilosadas que siempre trataron de inculcarme como verdades inatacables. Dogmas sagrados.
A esa edad lo que quería era expresar esa nueva consciencia que iba adquiriendo con cada día que pasaba. Te das cuenta de la hipocresía, de la falsedad, de la doble moral y de la maldad detrás de algunos de los pilares mas fuertes de la sociedad y escribes de una forma agresiva. En algunos casos rayando al odio, al tocar temas como el sufrimiento que han causado a lo largo de la historia todas las religiones organizadas del mundo.
Cuando tu consciencia despierta del letargo en el que había habitado durante toda su vida, la reacción es virulenta. Inocentemente crees que posees la verdad -lo cual es falso, puesto que nunca, en ningún momento de nuestras vidas lograremos tal cosa- y sientes la necesidad de expresarlo por todos los medios posibles.
Los textos o ensayos que escribes a esa edad son en su inmensa mayoria, extrospectivos. Te interesa exponer tu nuevo punto de vista con respecto a un millón de supuestos paradigmas de la sociedad. Quizá por la misma razón, casi invariablemente caemos en el error de pecar de ingenuos y creer que podemos cambiar al mundo. Los primeros textos del blog son los más idealistas de todos.
Pero asi como deseamos cambiar al mundo, lo que si es un hecho es que el tiempo y el mundo nos van cambiando a nosotros, para bien y para mal.
Llegó un momento en el cual, sin darme cuenta, el tono siempre crítico y muy agresivo de mis textos se fue suavizando un poco. Pero esto no es algo malo. En algunos de mis primeros textos -particularmente varios que se refieren a la religión y en particular a la Iglesia Católica- el tono de la crítica que utilizaba era de franco odio, lo cual me situaba en la misma posición que pretendía atacar: la intolerancia.
Nuevamente, todos estos cambios -evolutivos e involutivos- son el resultado de nuestro deseo de seguir conociendo -leyendo, viendo cine, tratando de absorber ideas a través de cualquier medio a nuestro alcance- y de la experiencia -el debate libre de ideas con personas tanto afines a nuestro pensamiento como contrarias a el.
Tras el paso de unos años, por fin comienzas a voltear la mirada hacia dentro de ti y comienzas a escribir textos introspectivos. De esta forma tu forma de ver el mundo se va haciendo un poco más balanceada creo yo. Antes te diste cuenta de cuantas cosas estaban mal en la sociedad. Con el paso del tiempo, y frecuentemente tras una serie de durísimos golpes a tu ego, vas derribando esas resistencias que te impedían ver aquellas cosas que también estan mal en tí y debes cambiar.
Este proceso del despertar de tu consciencia a base del conocimiento y la experiencia, y del continuo análisis del mundo externo e interno, una vez que inicia, no termina nunca hasta el día de nuestra muerte. Y solo puedo suponer que son aquellas personas que consagran su vida a este viaje de conocimiento interno y externo, mediante la continua adquisición de nuevo conocimiento y nuevas experiencias -tanto buenas como malas- las que logran alcanzar aquello a lo que llamamos sabiduría.
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