William S. Burroughs
Según mi forma de ver las cosas, el Estado ideal sería uno que gobernara lo menos posible. Un gobierno compuesto por funcionarios eficientes y honestos, en oposición a la mezcla de oligofrénicos incompetentes y gangsters que componen la clase política de mi país. Si tan sólo los políticos pudieran ser capaces de reunir esas dos cualidades (no es mucho pedir ¿O si?) eso sería suficiente para mí.
Por supuesto, la cuestión no se limita a culpar al gobierno por todos los males de la sociedad y a quejarse del IQ de nuestros políticos. Los ciudadanos también tienen sus respectivas tareas y son los responsables de tener el gobierno que tienen.
No creo que sea tarea del gobierno el meterse con lo que sus ciudadanos hacen en su esfera privada. No creo en los gobiernos paternalistas que pretenden legislar y castigar lo que sus ciudadanos hacen en su ámbito privado.
Tomemos por ejemplo la cuestión del uso de las drogas y la histeria mediática y el repudio generalizado hacia su consumo. En lo personal, cuestiono el legítimo derecho que tiene el gobierno para penalizar lo que un individuo libre le hace a su propio cuerpo en pleno uso de sus facultades intelectuales.
La libertad es para mí el bien más preciado que posee un individuo y dicha libertad es -o debería ser- absolutamente irrestricta mientras el uso que el individuo haga de su libertad no afecte a un tercero de alguna forma. Es aqui donde la libertad termina o por lo menos se ve limitada.
Siendo así ¿En donde esta el delito a perseguir cuando se habla de una persona que consume drogas? ¿En donde esta el daño que esta cometiendo hacia un tercero? ¿No es cierto que todos los posibles daños son perpetrados única y exclusivamente hacia su persona?
Si, es cierto. Las drogas no son inocuas. Son peligrosas. Es aqui donde debería entrar el principal papel del gobierno en esta cuestión: impartir educación de calidad e informarle a sus potenciales consumidores, los riesgos a los que se exponen al hacer uso de las drogas. Y con esto me refiero a educación de calidad e información veraz y realista en relación a las drogas, y no la basura propagandística y la desinformación absoluta de la que estan compuestas en su mayor parte las campañas políticas que abordan el tema.
Por un lado, gran parte de la histeria y el rechazo que despierta el tema en la sociedad esta basado en información falsa, tendenciosa o en simple y llana ignorancia total del tema.
El consumo de drogas conlleva riesgos que todos conocemos -el abuso, la adicción, la muerte- y dicho riesgo va en función de la droga de la cual se hace uso. Si el gobierno esta obligado a algo es a informar y educar a su población.
Por otro lado, en la actualidad, el problema de las drogas es principalmente explotado por los gobiernos con el fin de autopromocionarse y hacerse ver ante la opinión pública como los heroes que salvarán a la sociedad del supuesto peligro mortal que representa el narcotráfico para su existencia. Lo cual es otra mentira. El narcotráfico ha existido siempre. Existe ahora a pesar de las inútiles y costosísimas campañas gubernamentales en su contra. Y seguirá existiendo en el futuro mientras haya una sola persona en la calle que este dispuesto a comprar droga.
Si de verdad pretende combatirse el tráfico y consumo de las drogas debe hacerse comenzando desde la base de la pirámide - que es el adicto de la calle- y dejar de lado las cacerías tan espectaculares como inútiles hacia los grandes capos. Dichas cacerías no tienen otro propósito que promocionar a los gobiernos que las emprenden. Su eficacia real es nula. Al día siguiente que un gran capo del narcotráfico es capturado su lugar es tomado por alguien más. Eso es algo sabido por todos o debería serlo, ya que es una cuestión de sentido común.
Y con empezar con el adicto de la calle no me refiero a perseguirlo, estigmatizarlo y confinarlo en la carcel hasta el fín de sus días, sino en rehabilitarlo. El resto de la población tiene el derecho de ser informada verazmente por su gobierno pero también tiene la ineludible responsabilidad de informarse por su cuenta al respecto, y en base a eso decidir si va a consumir drogas o no.
Una población sumida en la ignorancia esta condenada a vivir bajo el yugo de gobiernos incompetentes o despóticos. Los gobiernos paternalistas solo funcionan en sociedades desinformadas que carecen del criterio para tomar decisiones por sí mismas. Dichas sociedades se ven en la triste necesidad de delegar esa responsabilidad a sus gobernantes. Y esta fórmula es una garantía de desastre.
La penalización del uso de las drogas me parece una intrusión inadmisible del gobierno en la libertad de sus ciudadanos.
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