Sunday, June 27, 2010

odio y estupidez en la frontera



Los recientes crímenes de odio acaecidos en la frontera entre México y los Estados Unidos son un foco de alerta que no nos puede pasar inadvertido.

Hace pocas semanas se alzó cierto revuelo ante la difusión de un video que captura el momento exacto en el cual un mexicano grita desesperadamente en sus últimos momentos, al ser asesinado a golpes por miembros de la patrulla fronteriza.

Solo unos cuantos días después, otro acéfalo miembro de la misma organización consideró perfectamente racional y justificable contestar a una supuesta "agresión con piedras" desde el otro lado de la frontera desenfundando su arma e introduciendo una bala en el cráneo de su letal atacante, quien a la postre sería identificado como un niño de 14 años.

En las breves entrevistas que ofrecieron a los medios, los representantes de esta desprestigiada y aborrecible institución -la border patrol- que cada día parece esforzarse más y más en consagrarse como una auténtica vergüenza de la humanidad, no ofrecieron el menor atisbo de algo remotamente parecido a una disculpa, por lo que fue el evidente e injustificable asesinato de un adolescente "armado" con una piedra, a manos de un oficial de policía armado con un revolver.

De cualquier forma sabemos que la disculpa hubiera valido de poco, porque al final de cuentas el adolescente muerto está, pero hubiera sido el mínimo gesto de vergüenza en respuesta a lo que fue un innegable crímen de odio. Un asesinato repugnante perpetrado por un criminal miserable que en un mundo más justo que éste, debería estar en estos momentos tras las rejas.

1 comment:

A. J. Pérez González said...

Este tipo de injusticias se han venido convirtiendo en la cotidianidad cada vez más enfermiza del día a día.

Lo triste es que la tendencia es hacia la costumbre, pues se sabe que, la mayoría de los tele-espectadores engullen el bocado audiovisual, como si fuera la más reciente comedia en horario triple A, sin sentir -ya no digamos reflexionar- sobre la naturaleza del fenómeno.

Sí, odio y estupidez en la frontera, ojalá no terminemos por convertirlo en folclore.