"El aislamiento tanto físico como psicológico debe mantenerse desde el momento de la captura. La desorientación disminuye la capacidad de resistencia. Los prisioneros deben mantener silencio en todo momento. Jamás se les debe permitir hablar unos con otros"
- Fragmentos desclasificados del Manual Kubark de la CIA -
"No podías hablar con nadie. No podías hacer nada. Ni siquiera ponerte de pie. Estando ahí piensas todo el tiempo: ¿Que esta pasando? ¿ Que estoy haciendo aqui? ¿Donde estoy? ¿Nos quedaremos aqui por siempre? ¿Regresaremos alguna vez a casa? ¿Volveremos a ver a nuestras familias otra vez?
Asi Iqbal
- Preso en Guantánamo por dos años antes de ser liberado sin que se le levantara cargo alguno -
"Lo único que sabemos con certeza es que se trata de malas personas"
George W. Bush
Según la información que se ha filtrado a la prensa internacional, de los 779 detenidos en la trístemente célebre prisión en la bahía de Guantánamo, Cuba durante la llamada "Guerra contra el terrorismo" emprendida por la administración de George W. Bush, únicamente tres fueron condenados por algún delito.
Guantánamo se volvió el foco de atención a nivel mundial cuando los abusos, el maltrato y la brutalidad de las técnicas de "recolección de información" llevadas a cabo por los custodios de la prisión llegaron a un grado lo suficientemente grotesco como para recibir la condena unánime de grupos en defensa de los derechos humanos alrededor del mundo, así como de la población civil en general, dentro y fuera de las fronteras estadounidenses.
Al igual que Joseph K, el protagonista de la novela de Kafka, "El proceso", la inmensa mayoría de los prisioneros en Guantánamo desconocían completamente bajo que cargos estaban detenidos ni bajo que tipo de proceso judicial serían juzgados. Las condiciones en las que viven los prisioneros son brutales y violan sin lugar a dudas todas las convenciones universalmente aceptadas como los derechos más básicos de los que goza todo ser humano.
A los prisioneros se les mantiene en celdas diminutas, expuestos a temperaturas extremas y completamente incomunicados. Se pone especial atención en mantener a los prisioneros permanentemente desorientados, de manera que no distingan el día de la noche, además de ser sometidos a un estrés emocional extremo, usando altavoces y bocinas que repiten a todo volumen música o frases repetitivas. En ocasiones se les obliga a permanecer en celdas pequeñas cuyas dimensiones son lo suficientemente reducidas como para no permitirles mantenerse sentados o de pie sino únicamente en cuclillas.
Todas estas medidas constituyen sin lugar a dudas técnicas de tortura tanto físicas como psicológicas. Sin embargo, el pentágono es todo un experto en el arte de encontrar eufemismos de lo más creativos para sustituir el impopular término de "tortura" con otras palabras y frases más amigables a los oídos del público.
El Manual Kubark
En la década de los años 50 del siglo XX, el psiquiatra Ewen Cameron, entonces presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana y la Asociación Psiquiátrica Mundial llevó a cabo algunos de los más infames experimentos que se han realizado en seres humanos hasta la fecha, en la Universidad de McGill, en Ontario Canadá.
Aunque los experimentos fueron financiados abiertamente por el gobierno estadounidense, mediante la CIA, se tuvo especial cuidado de realizarlos en el extranjero, bajo la sombra del sigilo.
Los experimentos de Cameron constituyen uno de los episodios más negros en la historia de la psiquiatría moderna. El tratar de mantenerlos ocultos bajo la sombra del olvido, lejos de prestar un servicio a la psiquiatría, la priva de la oportunidad de conocer los errores de su pasado con el fin de no repetirlos en el futuro.
Cameron estaba especialmente interesado en los efectos que tendría la privación sensorial extrema en sus víctimas (El preferiría haberlos llamado "pacientes") Haciendo gala de una monumental falta de ética, reclutó a muchos de sus pacientes sin hacerles saber que participarían en un "experimento". Cameron obtuvo a los sujetos para sus investigaciones de entre las filas de pacientes que acudían buscando atención médica para padecimientos simples como trastornos de ansiedad, depresiones leves y depresiones post-parto.
Durante los meses que duraron los experimentos, Cameron mantuvo a sus pacientes deprivados de sueño por días, hasta el punto de llegar a sufrir alucinaciones y una desorientación total en tiempo, lugar y persona. Administró todo tipo de fármacos y medicamentos psicotrópicos en sus víctimas con el fin de observar sus efectos. La CIA estaba por aquellos años especialmente interesada en el recientemente descubierto LSD y los posibles efectos y usos que éste podría tener para facilitar la obtención de información en los rutinarios interrogatorios que llevaba a cabo en todas partes del mundo. Por aquellos años corrían rumores ridículos relativos a la Unión Soviética y el supuesto control mental que sus científicos habían obtenido en sus prisioneros, por lo cual los Estados Unidos no deseaban quedar rezagados en la carrera. Hoy sabemos que al igual que los Estados Unidos, la Unión Soviética tampoco tuvo éxito en su busqueda del control mental, por lo cual todos estos experimentos que en su momento fueron justificados con el pretexto de ser investigaciones científicas legítimas no fueron nunca mas que unos macabros ejercicios de tortura que nunca debieron realizarse.
Con el paso de los meses, la brutalidad y la violación total a los derechos humanos más básicos de los pacientes de Cameron comenzaron a filtrarse a la prensa, por lo cual la presión pública eventualmente llevó a la CIA a suspender el financiamiento de los experimentos en la Universidad de McGill, aunque los experimentos en la busqueda del control mental no se limitaron a las investigaciones de Cameron. En realidad, sus investigaciones fueron solo el preámbulo de toda una serie de atrocidades que la CIA financió y llevó a cabo en diversas partes de los Estados Unidos, bajo el nombre del proyecto MK-ULTRA.
Sin embargo, los hallazgos de Cameron relativos a la deprivación sensorial en seres humanos terminarían siendo la piedra angular para la elaboración de un documento que la CIA bautizó como "Manual Kubark", un extenso y detallado compendio de técnicas diseñadas para interrogar y obtener información.
En la práctica, el Manual Kubark constituye un apenas disfrazado manual para torturadores. En el prefacio, puede leerse una advertencia que hace del conocimiento del interrogador (O torturador) el hecho de que la mayoría de las técnicas descritas en el documento violan los derechos humanos más fundamentales y van en contra de las leyes de la mayor parte de los países del mundo. Sin embargo, esta advertencia no ha impedido que el manual se haya usado -y continue implementadose- por militares y policías a lo largo y ancho del mundo, como una conveniente y práctica guía en el exquisito arte de la tortura.
La Escuela de las Américas
Continuando con la interminable lista de infamias que constituyen la historia moderna de la práctica de la tortura en el mundo, es preciso citar la historia de la Escuela de las Américas.
La Escuela de las Américas fue inicialmente establecida en Panamá en 1946 y posteriormente trasladada a Fort Benning, Georgia. Financiada y promovida por la CIA, la Escuela de las Américas pretendía ser una academia militar en donde se forjarían las fuerazs policiales y militares latinoamericanas de élite, bajo el entrenamiento de militares norteamericanos.
Tras el golpe de estado a Salvador Allende en Chile por el General Augusto Pinochet, la era de las dictaduras militares latinoamericanas de extrema derecha quedaba inaugurada. Con la ascensión al poder de los militares, pronto quedó clara la necesidad de entrenar a toda prisa a policías y soldados en técnicas de tortura encaminadas a obtener información de los prisioneros.
En la práctica, la Escuela de las Américas fue un infame centro de entrenamiento en donde policias y soldados de cada rincón de Latinoamérica acudían con el fin de ser entrenados por soldados estadounidenses en el arte de la tortura.
El Manual Kubark de la CIA no solamente fue utilizado para llevar a cabo dicho entrenamiento, sino que constituyo el pilar ideológico mediante el cual cientos o miles de torturadores asesinaron a sus víctimas en todos aquellos países que sufrieron el yugo de las dictaduras militares latinoamericanas.
En otras ocasiones, militares estadounidenses y agentes de la CIA viajaron personalmente a las bases militares de las dictaduras para llevar a cabo este adoctrinamiento. Se sabe que en ocasiones, los trístemente celebres escuadrones de la muerte en Brasil y otros países, realizaban excursiones nocturnas con el único fin de capturar indigentes y otros miembros inocentes de la población civil para posteriormente utilizarlos como conejillos de indias. Las víctimas eran inmediatamente trasladadas a centros de detención locales en donde los militares y agentes de la CIA empleaban a la víctima para ejemplificar el uso de shocks eléctricos y otras técnicas de tortura (descritas a detalle en el Manual Kubark) Normalmente la víctima era sometida a toda clase de técnicas de tortura físicas y como resultado, tras el paso días u horas moría en los centros de detención.
Con el gradual decline de las dictaduras militares y el retorno de la democracia en el continente, la presión pública eventualmente llevó al cierre definitivo de la Escuela de las Américas en Panamá, la cual es recordada en la actualidad con como una "escuela de asesinos". No se trata en absoluto de un mote despectivo. En realidad, y haciendo honor a la verdad, ese debió ser su nombre desde un principio.