Thursday, February 02, 2012

lecciones de esas temporadas












Lo bueno de las malas temporadas es que frecuentemente solo cuando atravesamos una podemos ver ciertas cosas de nosotros mismos que no conocíamos o nunca quisimos ver ni cambiar.





Otra ventaja, con todo y la ironía incluida, es que, entre mas dura es la caída, más libertad tienes para comenzar las cosas de cero. Como aquella frase de Tyler Durden (Quizá sea muy radical) "Solo cuando pierdes todo eres libre de hacer lo que sea".





Como en esa historieta de Mafalda, lo que esta en nuestras manos es el lapiz con el cual llenemos la hoja en blanco. Esos codos rozando el tintero no están bajo nuestro control ni nos toca hacer nada por controlarlo.





Cuando nos encontramos frente a un problema podemos ir a la basílica a orar a la vírgen de Guadalupe (No gracias) o podemos escuchar los consejos de personas más inteligentes y con más experiencia que nosotros. Otra opción es el ir a una librería y buscar aquellos libros que con toda certeza alguién con más sabiduría que nosotros ya escribió y que nos pueden ayudar a encontrar respuestas.
















Rules for Aging





-Roger Rosenblatt-















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Todo lo que crees que importa, en realidad no importa. No importa si llegas tarde o temprano. ; si estas aqui o estás allá; si has dicho aquello o no lo has dicho; si fuiste listo o estúpido; si tienes un mal día o si no lo tienes; si tu jefe te mira de través; si todo te parece disparatado, si no obtienes el ascenso o el premio o la casa, o si lo obtienes. No importa.










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Si, lo sé. Estás convencido de que tus amigos se están convirtiendo en tus enemigos; que tu verdulero, tu basurero, tu parroco, tu cuñado y tu perro piensan que has engordado, que te has vuelto torpe; es más, estás convencido de que todo el mundo pasa dos terceras partes del día haciendo comentarios sobre tu decadencia, criticándote, tramando tu asesinato. Pero yo te aseguro una cosa: Nadie está pensando en tí. Piensan en sí mismos... como tú.










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Una de las más letales, complicadas y encantadoras facultades humanas es el optimismo, específicamente el que persiste en creer que el hecho de justificarse, después de haber cometido un error de índole social hará que todo se solucione.





Una persona realista procurará no comentar su propio error, pero una persona romántica no podrá evitar añadir algo que, según su opinión, servirá para arreglar el entuerto.





Cada vez que alguien habla de sus errores, la gente toma conciencia de sus propios pecados secretos. La mera presencia del contrito resulta mortificante y supone la incriminación de los demás. Cuanto más abiertamente se autoacuse, más querrá el´público eliminar al que habla. Hacerlo pedazos.















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Hay ocasiones en que ser listo supone ser amable. Por ejemplo, en esas desagradables situaciones de la vida en las que descubres que te encuentras frente a un enemigo mortal, alguien al que no has perjudicado en absoluto pero que, sin embargo, manifiesta una furia salvaje con solo escuchar tu nombre, que aulla como un lobo cuando tienes buena suerte y muerde el periódico ante un reportaje que certifica tu éxito. Pues bien, ahí tenemos a alguien que si piensa en tí. De una manera un tanto extraña vive para tí. Cada uno de tus movimientos determina su existencia. (Eso me trae a la mente el caso de JC... es decir Jesucristo y Caifás... Si. Momento de seguir)





Ayn Rand creó uno de esos personajes en su sobresaliente novela: El manantial. Es ese crítico que echa por tierra despiadadamente todos los proyectos del arquitectoHoward Roark, sin importarle la evidencia de que su trabajo es bueno.





(...) Por su parte, Roark hace caso omiso de el. Sigue trabajando sin tener en cuenta al crítico. Finalmente el crítico no acepta que Roark siga sin fijarse en él, así que un día le presenta todas las cosas desagradables que ha escrito sobre el arquitecto. Le pregunta de modo medio lastimero: "¿Que piensa de mí?" Roark, como si estuviera viendo a ese hombre por primera vez, le responde. "Yo no pienso en usted". Al crítico se le cae el alma a los pies y desaparece.





Se trata de la versión de Rand de aquella escena de Casablanca en la que Peter Lorre le dice a Bogart "Me desprecia ¿Verdad?", y Bogart replica: "Si alguna vez pensara en usted, seguramente lo haría."





(...) Lo cierto es que las personas de ese talante resultan ser sus propios enemigos (Aunque hay que admitir que en esto tienen muchos competidores), y uno de los placeres de la vida es observar como toda su amargura y su decepción se vuelve contra ellos.





La idea no es fingir que no te molesta. Sino que realmente no te moleste.




















El libro es de una editoral española. Se lee en un día.


Como todo ensayo, son solo las opiniones de una persona. No es un conjunto de reglas sino de reflexiones. En pocas palabras, no es la Biblia (Afortunadamente)


Las posibles interpretaciones o utilidad que cada quien puede sacar de su contenido, a diferencia de la rapidez con la que el libro es leído, nos lleva un poco -solo un poco- más de tiempo.


El último extracto me hizo recordar algo que alguna vez respondió Eddie Vedder en una entrevista. No recuerdo la pregunta ni las palabras textuales, pero era algo como esto:


" (...) the way people see your changes or the way people hate you sometimes, that´s not in my hands, that´s not under my control... maybe what it is in my control is not to do anything to glorify their face or position."


Creo que es un punto válido cuando te mantienes en los margenes de esa libertad que solo termina cuando limita la libertad de otra persona o le haces daño a alguien.

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