Thursday, July 31, 2014

apuntes desde la cloaca (brevísima recopilación de la historia política reciente de México)




Nací en la Ciudad de México a fines de 1983. Y al igual que la gran mayoría de la gente de mi país, en el momento en el que escribo estas líneas mi actitud hacia la vida política mexicana navega entre el hartazgo, la apatía, la repugnancia y la absoluta decepción y  falta de credibilidad que siento hacia todos los miembros que pertenecen a la clase política de México, sin hacer grandes distinciones en su filiación partidaria.
No es mi intención defender la apatía política que me caracteriza en estos momentos – y que creo que es la actitud predominante que actualmente prevalece en mi país. Por el contrario. Estoy plenamente consciente de que caer en la apatía política es algo profundamente peligroso para cualquier sociedad. Estoy plenamente consciente de mi error. Creo que el desinterés por lo que acontece en el panorama político de un país es el caldo de cultivo necesario para que aparezcan todo tipo de gobiernos corruptos e ineficientes – en el mejor de los casos – así como verdaderos regímenes despóticos que coloquen en el poder a toda clase de personajes siniestros y peligrosos.
Sin embargo, a modo de explicación –no de justificación- de esta actitud apática y este hartazgo que me inunda cada vez que alguien menciona lo que ocurre en la política interna y externa de mi país, me remitiré únicamente a las pruebas mas recientes de la historia política de este pobre país que es México.
Lo haré de la forma más rápida que me sea posible.
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Antes de comenzar a hablar del presidente en turno al momento en el que yo nací, creo necesario remontarme por lo menos a una breve narración de los tres sexenios que precedieron a 1983.
En 1982, un año antes de que naciera, salía del poder el presidente en turno de la “dictadura perfecta” que ha regido de  forma apenas pausada  los últimos 80 años de la historia de mi país: el Partido Revolucionario Institucional.
El PRI es efectivamente esa dictadura perfecta, que Mario Vargas Llosa describió hace ya varios años, y que le valió su destierro de este país por décadas:

"México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México"

El hombre que dejaba la silla presidencial en 1982 era José López Portillo, mejor conocido como “el perro, gracias a un discurso muy poco afortunado referente a la crisis económica del momento.
Se le recuerda como un presidente caracterizado por un sexenio marcado por la corrupción y el nepotismo en el cual todos los miembros de su gabinete, pero muy en particular, su entonces procurador de justicia (el negro Durazo) amasaron fortunas de proporciones obscenas, cortesía como siempre del bolsillo de los contribuyentes mexicanos.
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De 1970 a 1976, el rey príista en turno fue Luis Echeverría, el exsecretario de gobernación del presidente del sexenio anterior. Su plataforma política es recordada principalmente por su demagogia y sus promesas de crecimiento insulsas e incumplidas (“Arriba y adelante”) Y podría ser otro de tantos expresidentes mexicanos recordados meramente por su estulticia inofensiva y, por supuesto, su tendencia a la corrupción.
Sin embargo, Echeverría no fue un oportunista inofensivo sino una de las figuras más siniestras que se recuerden en la historia reciente de México.
Ya como secretario de gobernación en el sexenio anterior, un inmenso caudal de pruebas incriminatorias lo señalan como uno de los posibles orquestadores más importantes de la masacre de la Plaza de las tres Culturas en Tlatelolco, que tuvo lugar el 2 de Octubre de 1968.
Pero durante su sexenio fue el principal orquestador de la “guerra sucia” de los años setenta, que cobró la vida un número que jamás ha sido –ni será- oficialmente determinado de hombres y mujeres mexicanos.
El 10 de Junio de 1971, en el transcurso de su segundo año en la presidencia, un grupo paramilitar conocido como “los halcones” que respondía de forma secreta a sus ordenes perpetró la “masacre de Corpus Christi” (También recordado únicamente como el “Halconazo”)
Aquel día, los asesinos a las órdenes de Echeverría reprimieron violentamente una manifestación estudiantil en la Ciudad de México.
En un inicio, la marcha estaba programada para iniciar en el Casco de Santo Tomás y dirigirse posteriormente al Zócalo capitalino. Al llegar a una calle conocida como la Avenida de los maestros, los estudiantes se toparon con un bloqueo perpetrado por agentes de la policía de la Ciudad de méxico y el cuerpo de granaderos.
Los “Halcones” eran un grupo paramilitar de choque que respondía de forma no oficial a las órdenes del gobierno federal y que había sido entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y la CIA.
Arribaron al lugar a bordo de camionetas y camiones grises sin placas y comenzaron un ataque brutal que sin embargo fue inicialmente rechazado por los estudiantes. Los Halcones utilizaron en su ofensiva inicial armas como varas de bambú, palos de kendo y porras, por lo que en un principio pudieron ser repelidos por los estudiantes.
Sin embargo, en su contraataque, los halcones dejaron a un lado sus porras para agredir a los estudiantes allí reunidos con armas de fuego de alto calibre. Los estudiantes intentaron inútilmente ocultarse de estos asesinos solo para caer en la cuenta de que estaban completamente acorralados. La policía de la Ciudad de México no movió un dedo y se dedicó a ser una mera espectadora de los hechos, ya que tenía ordenes de no hacer absolutamente nada.
Los sobrevivientes –malheridos- fueron traslados de urgencia al Hospital “Rubén Leñero”, sin embargo la brutalidad de los asesinos no se detuvo ni siquiera en las puertas del hospital. Los Halcones entraron a los quirófanos en donde los médicos en turno trataban desesperadamente de salvar la vida de los estudiantes. Y ahí –en pleno quirófano- le dieron el tiro de gracia a los pocos sobrevivientes de la masacre.
Como ya era costumbre entonces –y lo sigue siendo hasta la fecha- los medios de comunicación prácticamente no hablaron de nada de lo ocurrido. Como si nada hubiera sucedido. Y la cifra oficial de muertos no se sabrá nunca con exactitud. Las estimaciones más conservadoras cifran el número de muertes en 120, incluyendo a adolescentes de hasta 14 años.
Sobra decir que Luis Echeverría nunca ha comparecido ante ningún tribunal para pagar por los crímenes que perpetró. Vive todavía.
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Existen algunos casos en la historia de la humanidad en los cuales, la fealdad física de un hombre es directamente proporcional a su prodigiosa inteligencia, como es el caso de Jean Paul Sartré, por mencionar un ejemplo. En el caso de Gustavo Díaz Ordaz (GDO), el presidente que gobernó México de 1964 a 1970, ésta lo era con su perversidad y su legado histórico (y es que en honor a la verdad, GDO era feo como la chingada)
El sexenio de GDO pasó a la historia de México por las razones usuales de todos los sexenios príistas: la corrupción rampante en todos los niveles del gobierno, la sucesión de su mandato con el famoso “dedazo” que dejó en la presidencia a su secretario de gobernación, el ya mencionado Luis Echeverría Álvarez, el nulo crecimiento económico, el rezago educativo, la pobreza eterna del pueblo y nuestra caricaturesca versión mexicana de un estado democrático.
Pero por supuesto, la historia de este país le reserva un lugar preeminente grabado con letras de oro en nuestro propio y extenso salón de la infamia.
En 1968, en la Universidad de Berkeley en California, así como en París, surgieron de forma casi simultánea los primeros movimientos estudiantiles que habrían de propagarse a lo largo del mundo en los meses posteriores. México no fue la excepción. Un pequeño foco de estudiantes comenzó nuestro movimiento estudiantil. Este se desarrolló principalmente en la capital del país y surgió –al igual que en el resto del mundo- en las grandes universidades y escuelas de educación superior de México. Aquel fatídico año de 1968, México era el encargado de organizar los juegos olímpicos.
Los ojos del mundo estaban puestos en nuestro país. Es por este motivo que tanto GDO como el resto del aparato gubernamental mexicano comenzó a percatarse con terror que nuestro movimiento estudiantil no solo no se debilitaba conforme la fecha de  inicio de las Olimpiadas se aproximaba, sino que crecía cada vez más e iba incorporando cada vez mas sectores de la sociedad mexicana.
El movimiento estudiantil mexicano fue iniciado, organizado y llevado adelante por jóvenes valientes de la clase media mexicana, instruidos, educados e informados. Una nueva generación que por primera vez se organizaba y protestaba en contra del pestilente aparato gubernamental mexicano, así como la falta de democracia,  de igualdad social y de libertad de expresión en nuestro país.
El movimiento era pacífico, estaba cada vez mejor organizado y con el paso de los meses no solo no daba señales de irse debilitando, sino que sumaba a cada vez más sectores de la sociedad mexicana, que por primera vez en la historia de este país salían a las calles a protestar y a exigir sus derechos de una forma legítima y no violenta.  En 1968 se vieron por primera vez en nuestra historia manifestaciones civiles multitudinarias que sumaban a cientos de miles de personas a lo largo y ancho de las calles de la capital.
Un gobierno democrático, encabezado por un político con principios, hubiera tenido que esforzarse arduamente por atender las demandas legítimas que su sociedad le demandaba. Desafortunadamente, en México no regía un gobierno democrático, sino una dictadura disfrazada encabezada por un asesino con dos dedos de frente que se vio  absolutamente rebasado por la altura de las circunstancias. Por esta razón reaccionó de la forma más estúpida y brutal en la cual pudo hacerlo: saco al ejercito a las calles para aplastar al movimiento y abarrotar las prisiones del país.
No solo eso: Ordenó la masacre más brutal y aborrecible que México haya visto en toda su historia política reciente ( 2 de Octubre de 1968, Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco ) De esta forma terminó con el movimiento estudiantil mexicano y se manchó las manos con la sangre de los estudiantes mexicanos que murieron masacrados en Tlatelolco el 2 de Octubre a manos del ejercito mexicano, o que fueron torturados y asesinados en las atestadas prisiones de Lecumberri durante los días que siguieron a la masacre.
GDO es junto con Salinas de Gortari el presidente más odiado de la historia reciente en México. De forma vergonzosa, las Olimpiadas iniciaron en la fecha planeada, en un país en el cual los medios de comunicación callaron lo que había sucedido, convirtiéndose en cómplices de los asesinos del Batallón Olimpia, de GDO, de Luis Echeverría y de todos aquellos que estuvieron detrás de esa masacre que este país no olvida.
GDO tampoco compareció nunca ante un tribunal y, aunque repudiado por todos, vivió el resto de sus años en la opulencia, en la impunidad y mantenido con la pensión vitalicia que en México disfrutan todos los expresidentes al término de su mandato, cortesía del erario público.
En una de sus últimas declaraciones y recapitulando su carrera política, declaró sentirse:

 “orgulloso del año de 1968, pues fue el año en el cual me fue posible salvar a la patria”

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Para el año en que nací, Miguel de la Madrid (MDLM) llevaba un año en la presidencia, encabezando un sexenio que hubiera pasado sin pena ni gloria, de no haber sido por una catástrofe natural.
La mañana del Jueves 19 de Septiembre de 1985, exactamente a las 7:19 am, el centro del país sufrió el peor terremoto del siglo pasado. Un sismo de 8.1 grados en la escala de Richter azotó el valle de México y dejó tras su breve paso una ciudad devastada, incomunicada y rebosante de damnificados y muertos.
La zona centro de la Ciudad fue particularmente afectada por el terremoto que dejó tras de sí la imagen de una ciudad en ruinas. Los módulos Central y Norte de la Torre Nuevo León en la gigantesca unidad habitacional de Tlatelolco se desplomó. El Hospital Juárez, el Hospital General de México y el Centro Médico Nacional  quedaron también parcial o totalmente destruidos así como edificios emblemáticos de la capital como el Hotel Regis. La sede de Televisa Chapultepec quedó prácticamente destruida.
La ciudad quedó incomunicada, y en su mayoría, carente de servicios eléctricos o de suministro de agua potable.
Según las conservadoras cifras del gobierno, el número estimado de muertes fue de 6,000 personas, sin embargo con el paso de los años y tras investigaciones mas serias y detalladas, se suele cifrar el número estimado real de muertes  en 10,000 personas
En medio de algunos de los ejemplos de heroísmo y solidaridad más notables de la historia de nuestro país, se llevaron adelante las labores de rescate de cientos de miles de damnificados y las posteriores y titánicas labores de reconstrucción  de las zonas más afectadas de la Ciudad. Decenas de miles de personas se quedaron sin absolutamente nada. Sin casa, sin comida, sin familia.
El terremoto de 1985 es el peor desastre de la historia moderna de México.
El gobierno de MDLM se vio absolutamente rebasado por la situación y dio muestras de una ineficiencia absoluta a la hora de intentar coordinar las labores de rescate en la ciudad.
Las enormes tareas de rescate y las muestras de heroísmo, altruismo y solidaridad sin precedentes que se vieron durante los días posteriores al terremoto fueron llevadas a cabo gracias a la organización espontánea de la sociedad civil, que no dudo en tomar la iniciativa ante un gobierno inoperante que no pudo hacerle frente al desastre.
Para el año siguiente (1986), México era el encargado de organizar el campeonato mundial de football.
Si la lógica y el sentido común rigieran el destino del país (y del mundo), el mundial debió haber sido cancelado o su sede trasladada a otra parte. Sin embargo, gracias en gran parte a la enorme presión de Televisa (que tenía cientos de millones de pesos invertidos en el mundial) y de otras corporaciones interesadas, el gobierno de MDLM siguió adelante con el mundial, que se llevó a cabo en medio de una ciudad aún devastada hasta sus cimientos por el reciente sismo.
En los días y meses previos al inicio de la copa, el gobierno hizo enormes esfuerzos, no para reconstruir con mayor celeridad las zonas más afectadas  de la Ciudad, sino para ocultar la devastación de la mejor forma posible mediante el aislamiento y el camuflaje de las ruinas del centro histórico y de decenas de colonias enteras de la Ciudad.
MDLM pasó a la historia recordado como uno de los presidentes más ineptos del pasado reciente del país. Por eso y por haber sido uno de los principales orquestadores del fraude electoral mediante el cual su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, le robó las elecciones presidenciales al candidato de la izquierda, Cuauhtemoc Cárdenas.
Como es bien sabido, el día de las elecciones de 1988 se cayó el sistema. Aquel fue el eufemismo utilizado para justificar un fraude electoral que aunque nunca se ha podido comprobar de forma oficial, forma parte del vox populi mexicano. 
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¿Qué puede decirse del sexenio de Carlos Salinas de Gortari (CSDG)?
Como no es mi intención hacer una extensa revisión histórica de esos años transcurridos entre 1988 y 1994, basta decir que con Salinas de Gortari comenzó la lenta pero inexorable transformación de la economía mexicana a las doctrinas del neoliberalismo.
CSDG comenzó su sexenio bajo una oleada de protestas y reclamos hacia el fraude electoral que le robó las elecciones al candidato de la izquierda (Cuauhtemoc Cárdenas) para darle el triunfo y la presidencia.
Sin embargo, CSDG demostró rápidamente ser infinitamente más astuto e inteligente que su predecesor (el gris Miguel de la Madrid), por lo cual comenzó a mejorar su imagen ante la ciudadanía mediante una campaña masiva en todos los medios de comunicación que comenzó a mostrar a los ojos del país su supuesto programa político: el programa “Solidaridad” (Ignoro si el nombre fue una coincidencia o un plagio flagrante al nombre del programa polaco anticomunista que Lech Walesa lideró en los años ochenta en Polonia y que también llevaba por nombre “Solidaridad”. En todo caso, la palabra resultó ideal para lanzar la plataforma política y económica de Salinas, caracterizada por la imposición del neoliberalismo en México)
Yo estaba en primero de Primaria. Aún recuerdo con horror como los Lunes,  el día de honores a la bandera, por un tiempo, el  himno nacional fue sustituido por el canto obligatorio del jingle oficial de “Solidaridad”, que resultaba tan repulsivo como pegajoso (“Sooolidaridad... Vencereeemos...!!!”)
En el extranjero, Salinas de Gortari pronto se posicionó como el supuesto gran reformador latinoamericano. Una especie de Gorbachov mexicano que llevaba a cabo su muy mexicana versión de la Perestroika soviética (es decir, los cambios necesarios para imponer el neoliberalismo como sistema económico en la sociedad)
CSDG, quien hasta la fecha se aferra al poder desde las sombras, inició la gran transición económica neoliberal cuyos efectos y estragos podemos percibir hasta la actualidad. La desigualdad social y la pobreza se dispararon de una forma estrepitosa durante su sexenio (y ya no digamos durante los años inmediatos a que dejara el cargo...)
Los últimos dos años de su sexenio, su popularidad tanto dentro como fuera de México comenzó a resquebrajarse debido a una oleada de asesinatos políticos (José Francisco Ruiz Massieu, Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio) en los cuales, por lo menos en el primer caso, su hermano, Raúl Salinas de Gortari fue señalado como autor intelectual y encarcelado en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez.
Para rematar  la visión de la  supuesta modernización y reforma del país que pretendía llevar a cabo, el 1 de Enero de 1994 inició el levantamiento del ejercito zapatista de liberación nacional (EZLN) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
CSDG terminó su sexenio dejando al país sumido en el caos. Pero eso no era lo peor. Dejaba también a la economía mexicana pendiendo de un hilo.
Tras su salida del poder se largó inmediatamente a Irlanda a escribir un libro de unas 700 páginas que nadie en su sano juicio leyó. Sin embargo, el repudio popular hacia su persona se debe a lo que ocurrió a los pocos meses de que dejara su mandato.

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Tras el asesinato del candidato oficial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el nada carismático exsecretario de educación del gabinete de Salinas, Ernesto Zedillo Ponce de León (EZ), terminó convirtiéndose de una  forma casi inexplicable en el candidato sucesor que eventualmente relevaría a CSDG en la presidencia de México.
Uno de los “grandes legados” neoliberales del salinato fue la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte, que CSDG pretendió vender como el punto de inicio de un crecimiento económico sin precedentes que en la práctica solo favorecía y respondía a los intereses de los Estados Unidos de América.
Tras la oleada de asesinatos políticos que caracterizó el final del salinato –por no mencionar el levantamiento zapatista a inicios de 1994- los inversores extranjeros comenzaron a huir en desbandada del país.
EZ tomo posesión de su cargo el 1 de Diciembre de 1994. A los pocos días del inicio de su mandato vendría el inicio de la crisis económica y la consecuente devaluación del peso mexicano que localmente se llamó “el error de Diciembre” y a nivel mundial fue bautizado como “el efecto tequila”.
La peor crisis económica de la historia reciente de nuestro país.
Ese fue el legado inmediato del salinato y la causa de la repulsión generalizada hacia la figura de CSDG en todo el país, quien se ganó una impopularidad solo comparable a la de Gustavo Díaz Ordaz, el perpetrador de la masacre de Tlatelolco.
Las repercusiones sociales de la crisis fueron catastróficas. Millones de familias mexicanas perdieron las casas y los autos que habían adquirido recientemente en tasas variables. Pero muchos otros lo perdieron absolutamente todo.
En su momento, la gravedad de la crisis llegó a verse como el “fin de la clase media mexicana”.
El sexenio de EZ se vio marcado por la crisis económica y los desesperados intentos de la sociedad y el gobierno por ponerle un alto.
EZ fue un presidente impopular y gris que hubiera pasado a la historia simplemente como el infortunado sucesor del legado inmediato de CSDG de no haber sido por lo que ocurrió el 22 de Diciembre de 1997 en  la localidad de Acteal, Chiapas, en el municipio de Chenalhó.
Aquel día, indígenas totziles de la comunidad se encontraban orando en una pequeña capilla cuando fueron atacados por un grupo paramilitar compuesto por no menos de 90 hombres armados hasta los dientes. 45 indígenas fueron masacrados a lo largo de las siete horas que duró la incursión del grupo paramilitar, que actúo con total impunidad pese a que el lugar se encontraba a 200 metros de un retén de la policía. De las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas.
En su momento, la Comisión interamericana de Derechos humanos (CIDH) consideró que EZ debía ser condenado por delitos de lesa humanidad.
Sin embargo, EZ no solamente eludió estas acusaciones, sino que al término de su mandato se dedicó a promoverse en el extranjero como “el gran democratizador de México”, motivo por el cual, hasta la fecha se dedica a dar conferencias con cierta regularidad en diversas universidades del mundo (por las cuales seguramente cobra unas cifras nada despreciables en dólares)
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A fines de la década de los 90, la ciudadanía mexicana comenzaba a confiar en sus instituciones electorales por primera vez en la historia.
En 1997 se realizaron las primeras elecciones democráticas para elegir al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (Anteriormente el cargo era ocupado por un “regente” designado directamente por el presidente de la república) Y tras una jornada electoral limpia y transparente, Cuauhtemoc Cárdenas Solórzano, el candidato de la izquierda al que presumiblemente le habían robado la presidencia en 1988, ganaba las elecciones en la capital del país por un amplio margen.
Desde entonces, la Ciudad de México ha sido gobernado por el mismo partido que ganó las elecciones en 1997 y es el bastión más importante de la izquierda en México.
Con esta nueva confianza en las instituciones electorales mexicanas, para las elecciones presidenciales del año 2000 se conjuntaron una serie de factores que dieron por resultado un cambio histórico hacia la alternancia.
En primer lugar, la consigna del momento era que ganara quien fuera, del partido y tendencia que fuera con excepción del PRI. Se trataba de sacar al PRI del poder a toda costa.
En segundo lugar, en aquellas elecciones surgió la figura de Vicente Fox Quezada (VFQ), exgobernador del estado de Guanajuato por el partido de derecha, quien se convirtió en un excelente candidato que hizo creer a millones de mexicanos que no solo era posible sacar al PRI del poder, sino que había llegado la oportunidad de corregir el rumbo que el país había tomado tras los desastrosos sexenios de Salinas de Gortari y Zedillo.
De esta forma, el 2 de Julio del año 2000, al final de una jornada electoral transparente y limpia, VFQ ganaba la presidencia utilizando al partido de la derecha (Partido Acción Nacional) como plataforma política.
Tras 75 años de dominio absoluto, el PRI finalmente era derrotado en las urnas y la voluntad de la sociedad se imponía a la voluntad del partido único.
Desafortunadamente, VFQ resultó ser un gran candidato pero un pésimo presidente.
Pocos políticos mexicanos (quizá ninguno) inició su sexenio con una popularidad y un empuje social tan enorme como aquel con el que contaba VFQ al inicio de su mandato.
Como pocas veces en la historia, personajes pertenecientes a diversas clases sociales, así como a tendencias ideológicas y filiaciones partidistas distintas estaban unidos bajo la esperanza de un cambio verdadero en el rumbo del país. La gran mayoría de los mexicanos confiaba en VFQ y lo consideraba casi un héroe al comenzar su mandato, por el simple hecho de haber logrado sacar al PRI del poder.
Sin embargo, VFQ no solo no supo capitalizar las enormes ventajas que tenía a su alcance, sino que comenzó a gastar rápidamente su capital político en francas estupideces.
A los pocos meses de asumir la presidencia, se casó con su excoordinadora de campaña, Martha Sahagún. A partir de ese momento y hasta el final de su sexenio, VFQ y Sahagún se convirtieron en la “pareja presidencial” con todas las nefastas implicaciones que tenía esa connotación. Martha Sahagún, una especie de  Lady Macbeth tropicalizada venida a menos, se convirtió durante todo el sexenio foxista no solo en la mujer más poderosa del país sino en el verdadero poder detrás del trono. El problema por supuesto es que nadie votó por ella. Nadie la eligió para desempeñar ningún cargo público. Ni siquiera era la esposa de VFQ cuando éste ganó las elecciones.
VFQ fue un buen candidato a la presidencia. Pero una vez que asumió el cargo, demostró casi de forma inmediata, un grado de estulticia verdaderamente alarmante que le obligó a hacer de su vocero oficial, el pobre hombre que día a día tenía que dar la cara para explicar a la sociedad mexicana, lo que torpemente había querido decir el día anterior o a pedir francas disculpas por sus declaraciones imbéciles.
Su gobierno no tuvo nunca un rumbo ni una meta. Tras su primer año en la presidencia, quedó claro que no estaba ni a la altura de las circunstancias históricas del momento ni de las altísimas expectativas que la sociedad tenía depositadas en el.
Su sexenio fue una profunda y amarga decepción que nos demostró a todos –por si alguna duda había- que  la democracia no solo no garantizaba que ganara el mejor de los posibles candidatos, sino que albergaba la posibilidad de que triunfara el peor de todos ellos. 
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Felipe Calderón Hinojosa (FCH) fue el candidato de la derecha que ganó las siguientes elecciones presidenciales del país en el 2006. En dichas elecciones se impuso al candidato de la izquierda, el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Su sexenio comenzó de entrada con las acusaciones generalizadas de un enorme sector de la sociedad mexicana de haber robado las elecciones mediante un fraude electoral orquestado con la complicidad del gobierno foxista saliente, el cual le permitió hacerse de esa ventaja porcentual insignificante con la cual se impuso a AMLO.
Lo cierto es que aquella jornada electoral estuvo plagada de irregularidades que fueron ampliamente documentadas no solo por medios de comunicación impresos sino por las cámaras digitales de los ciudadanos, que por todas partes mostraban las fotografías de las “sabanas” instaladas en las casillas con el conteo final de la jornada, y las discrepancias que aquellas cifras mostraban con los números oficiales reportados en la página oficial del Instituto Federal Electoral.
En mi opinión, creo que es muy probable que FCH  ganara la presidencia mediante un flagrante fraude electoral. Pero eso es ya irrelevante. Lo que realmente importa es que ganó las elecciones y asumió la presidencia de la república, solo para encabezar uno de los sexenios más funestos de la historia de este país.
Si Fox fue un gran candidato y un pésimo presidente, FCH fue un candidato gris e inconsistente y un presidente nefasto que llevó al país al borde del caos.
Como candidato se autonombró “el presidente del empleo”. Como presidente, el crecimiento económico y la generación de empleos durante su sexenio fueron casi nulos.
Pero lo que marcó cada minuto de su sexenio fue la fatídica y estúpida decisión que tomó a las dos semanas de asumir la presidencia: sacar al ejército a las calles para hacerle frente el narcotráfico. Calderón anunció desde las primeras semanas de su gobierno que se embarcaría en una “guerra” contra el narcotráfico. ( "De la guerra contra el narcotráfico y otras patrañas..." ) Y una guerra fue lo que consiguió. Una guerra. Justo lo que este país ya de por sí convulsionado y en estado de permanente crisis necesitaba.( "Los peligros de la palabra ¿Quien pidió esta guerra?" )
Para el momento en el que Calderón finalmente -y por gracia de Dios- terminó su mandato, dejó tras de sí a una sociedad mexicana aterrorizada por un nivel de violencia que  nunca antes había visto, padecido o imaginado
El número de muertos que su “guerra” dejó tras el fin de su sexenio a lo largo y ancho del país suele cifrarse en algún rango entre los cien mil y doscientos mil muertos.
Calderón jamás dijo en su campaña que sacaría al ejército a las calles para detonar ese baño de sangre. En su caso no solo se volvió a comprobar que en la democracia puede ganar el peor candidato. También quedó claro que tras su triunfo en las urnas, el candidato victorioso corre el riesgo de asumir de forma equivocada, que una vez en su cargo, puede hacer lo que le venga en gana, sin tener que consultar sus decisiones con la sociedad a la que supuestamente representa.
En mi humilde opinión, FCH será recordado como uno de los peores presidentes de la historia moderna de México. Felizmente la pesadilla llegó a su fin en el 2012. Su mandato terminó. Y por el momento, el legado de ineptitud y sangre que su sexenio le dejo a este país le impide   dar la cara en público. Según mis predicciones, no sabremos nada de el por un buen rato (A Dios gracias)
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Mientras tanto, en el 2014, el PRI esta de regreso en la presidencia ( "Vs. Enrique Peña Nieto" )
Asi las cosas. 
Entiendo que la apatía política y el hartazgo que prevalecen actualmente en la sociedad mexicana deben corregirse. Y no deben justificarse. Pero ¿Alguien podrá acaso negarme que existe por lo menos una explicación para su presencia?
                                                                                                              

Tuesday, July 22, 2014

personal Top 5 Cine

 2001. A SPACE ODYSSEY
- Stanley Kubrick -

HAL: "I'm afraid. I'm afraid, Dave. Dave, my mind is going. I can feel it. I can feel it. My mind is going. There is no question about it. I can feel it. I can feel it. I can feel it. I'm a... fraid. Good afternoon, gentlemen. I am a HAL 9000 computer. I became operational at the H.A.L. plant in Urbana, Illinois on the 12th of January 1992. My instructor was Mr. Langley, and he taught me to sing a song. If you'd like to hear it I can sing it for you."


Solo un genio como Stanley Kubrick habría sido capaz de aceptar el reto de llevar al cine el libro de Arthur C. Clarke que le da título a esta película. Y solo el pudo haber logrado crear esta obra maestra inmortal en 1968. Un año antes de que el ser humano pisara siquiera la luna por primera vez. 
Debo comenzar diciendo que sin lugar a dudas, mi director de cine favorito es Stanley Kubrick. Aún cuando esta lista no tiene ningún orden en particular me fue difícil dejar fuera  por lo menos otras dos de sus películas (A clockwork orange y The shining).
Creo que leer el libro, ya sea  antes o después de ver la película es imprescindible para poder comprender en toda su magnitud esta obra de arte.
La película (y el libro por supuesto) son un viaje épico a través de la historia del ser humano y sobre todo una reflexión fría – y por momentos aterradora – sobre nuestro origen, nuestro posible destino y sobre todo sobre nuestra propia naturaleza.
 Stanley Kubrick, como es bien sabido, ostenta la fama de ser posiblemente el director de cine más perfeccionista y obsesivo que alguna vez se haya colocado detrás de una cámara.
Siempre que vuelvo a ver 2001 me pregunto que es lo que podría haber hecho con esta película si hubiera tenido la oportunidad de filmarla el día de hoy, teniendo a su disposición todo el arsenal de efectos especiales de los cuales carecía  en la época en que la filmó. Y pese a que no deja de ser interesante imaginar una versión actual de 2001, siempre termino llegando a la misma conclusión: La belleza visual de esta película es atemporal. Es absolutamente perfecta e insuperable tal como la filmó en 1968.
Stanley Kubrick tenía un estilo absolutamente inconfundible. Eso le otorga el derecho a  pertenecer a ese reducidísimo club de directores cuyas películas pueden ser reconocidas por su audiencia con solo observar los ángulos y encuadres de la cámara por no más de  quince segundos. Tras un breve instante como ese, y aún sin saber ningún otro dato sobre la película que se este viendo, cualquier fan de Kubrick puede reconocer su sello.
Cuando pienso en la perfección técnica de todas y cada una de las escenas de esta película son muchos los posibles adjetivos que me vienen a la mente. Sin embargo, de entre todos ellos, el que más se acerca a describir que es lo que me hace sentir el admirar la belleza visual de esta película –no importa cuantas veces vuelva a verla- es éste: Intimidante.
Básicamente se reduce a eso. Me resulta intimidante  que un genio como Kubrick haya podido concebir la belleza estética –fría y aterradora- que caracteriza a 2001 de principio a fin.
No se trata solamente de la perfección absoluta de cada una de las tomas, de cada ángulo, de cada encuadre, de la edición, de la forma maestra en que unió la música del filme con las escenas... 2001 es una película larga pero eso es simple y sencillamente porqué dura exactamente el tiempo necesario para provocar en el espectador la sensación de haber contemplado una obra maestra de principio a fin. No dura un segundo más ni un segundo menos que eso. Stanley Kubrick era un director comprometido únicamente con su visión creadora y por tanto, poco le interesaba la posible recaudación en taquilla de sus obras. Es por eso que 2001 es lenta por momentos. Pero no es lenta en un sentido molesto o de una forma que vaya en detrimento de la narración de la historia. Es lenta porque de haberse filmado de otra forma, no habría conseguido el impacto emocional que generan sus calculadas pausas y el ritmo a través del cual Kubrick va desarrollando la trama.
La película se basa no en el libro de Arthur C. Clarke que lleva el mismo nombre que la película (el cual fue escrito al tiempo que la obra fue filmada, ya que la creación de 2001 en su conjunto debe atribuirse a Kubrick y  a Clarke en la misma proporción). Originalmente Kubrick tuvo la idea de llevar al cine un relato corto de Arthur C. Clarke llamado “El Centinela”, que aborda la trama de HAL y de las posibles y aterradoras consecuencias que la inteligencia artificial trae de la mano. Después de que Kubrick decidiera contactar a Clarke para comunicarle su idea es que comenzó la colaboración entre ambos que llevaría finalmente a la culminación de la obra en su conjunto (tanto cinematográfica como literaria)
2001: Odisea en el espacio es evidentemente una de esas películas que deben verse más de una vez. De hecho debería  verse las veces que  sea necesario. 


 THE SILENCE OF THE LAMBS
- Johnattan Demme -


Hannibal Lecter: First principles, Clarice. Simplicity. Read Marcus Aurelius. Of each particular thing ask: what is it in itself? What is its nature? What does he do, this man you seek?
Clarice Starling: He kills women...
Hannibal Lecter: No. That is incidental. What is the first and principal thing he does? What needs does he serve by killing?
Clarice Starling: Anger, um, social acceptance, and, huh, sexual frustrations, sir...
Hannibal Lecter: No! He covets. That is his nature. And how do we begin to covet, Clarice? Do we seek out things to covet? Make an effort to answer now.
Clarice Starling: No. We just...
Hannibal Lecter: No. We begin by coveting what we see every day. Don't you feel eyes moving over your body, Clarice? And don't your eyes seek out the things you want? 

- The silence of the lambs -

 
Las ideas predominantes de una determinada época histórica dictan no solo el contenido temático de las obras artísticas que surgen en dicho periodo de tiempo, sino también la forma en la que el arte se expresa.
El arte siempre ha acompañado al ser humano. Esa sublimación creadora, esa expresión de la realidad que el artista retrata en su obra es una de las características primordiales que nos identifican como seres humanos. Si bien no todos tenemos el don de poder crear arte, por lo menos es seguro que todo ser humano puede percibir, reconocer y reaccionar ante las expresiones artísticas.
Pero el arte no se expresa de la misma forma en una atmosfera de libertad que bajo un clima de represión. En el primer caso, cuando el arte florece sin obstáculos en épocas caracterizadas por la exaltación a la vida y a la libertad de expresión, el arte suele ser más directo, mas inmediato y más vital, que aquellas obras artísticas que surgen en tiempos de censura o represión.
Tomemos como ejemplo del primer caso el renacimiento italiano. Después de siglos de oscuridad, la civilización europea despierta de la edad media para reencontrarse con sus raíces, con su pasado grecolatino. La teocracia medieval comienza a desmoronarse cuando la imprenta de Gutenberg permite el conocimiento masivo de los antiguos textos clásicos de los grandes filósofos griegos y romanos.
Aquel olvidado precepto enunciado por el filósofo griego Protágoras que enuncia que “el ser humano es la medida de todas las cosas” no solo es rescatado del olvido, sino que se convierte en la piedra angular del nuevo pensamiento renacentista.
La belleza del cuerpo humano, la sexualidad y la vitalidad se apoderan de nuevo del arte, que en los cinceles y pinceles de Rafael, Miguel Angel, Giotto y Da Vinci, transformaran a Italia en el gran museo del mundo al que millones de turistas continúan peregrinando año tras año hasta el día de hoy.
Aquella Italia era muy diferente de la que conocemos hoy en día. No era una nación sino un conjunto de ciudades-estado en pleno apogeo económico, en los cuales los grandes Mecenas de los genios italianos del renacimiento promovían y financiaban la creación de obras de arte.
Ahora vayamos al segundo escenario. El arte que surge en épocas caracterizadas también por la presencia de un crecimiento en la economía, pero una brutal represión de la vitalidad y la sexualidad del ser humano dentro de la sociedad. Un caso que se ajusta como anillo al dedo a esta descripción es la Inglaterra del siglo XIX. La Inglaterra caracterizada por el frenético crecimiento económico impulsado internamente por la revolución industrial y externamente por el imperialismo británico.
Si bien aquella Inglaterra no tenía un gobierno totalitario o represor en el poder, sino  una democracia parlamentaria firmemente establecida  desde fines del siglo XVII, lo cierto es que se trataba de una  sociedad regida por una moral férrea en la cual la sexualidad en particular fue reprimida hasta el punto de hacerla desaparecer por completo de toda conversación. Era la Inglaterra victoriana. La sociedad en la cual la sexualidad desapareció oficialmente de la faz de la tierra.
Sin embargo, aún bajo estas condiciones tan aparentemente adversas y poco favorables para el arte, éste siempre termina abriéndose paso de entre la rígida moral de la mayoría, para funcionar como una válvula de escape que libere todas esas pulsiones vitales que permanecen escondidas en nuestro inconsciente, listas para salir a flote – a veces en formas codificadas y crípticas – a través de las obras de los artistas de la época.
Es bajo el gélido clima victoriano que la fantasía  de Lewis Carroll  se desborda en el momento en que Alicia cae dentro de la madriguera del conejo. La maravillosa locura de “Alicia en el país de las maravillas” y “Al otro lado del espejo” pone al mundo de cabeza hasta el grado de convertirse en  la semilla que unas pocas generaciones después llevaría al nacimiento del surrealismo de Bretón, Dalí y Buñuel.
Charles Dickens describe hasta el más mínimo detalle, cada aspecto de la sociedad londinense de la era victoriana, y lo hace principalmente a través de la mirada inocente y pura de los niños. Dickens describe por primera vez en la literatura a los niños no como una especie de adultos pequeños en formación o criaturas que rocen en inteligencia con los animales inferiores, sino como  seres humanos plenos y singulares que  conciben el mundo de una forma totalmente distinta a los adultos. Les dota además del derecho a gozar de su infancia sin verse obligados a ser esclavizados en las fábricas de las grandes ciudades.  
Sin embargo, quizás sean dos los libros más representativos de este arte escapista y catártico que la era victoriana generó inintencionadamente. Esos dos libros en mi opinión son “Drácula” de Bram Stoker y “El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson.
Bajo una lectura superficial, Drácula parece tratarse de una simple novela epistolar de terror, en la cual, un demonio de los Cárpatos se traslada a Londres para aterrorizar a un conjunto de personajes victorianos prototípicos quienes finalmente lo persiguen de vuelta a su castillo en las lejanas y tenebrosas tierras de Transilvania en donde terminan dándole muerte.
Sin embargo no hace falta mucha imaginación para develar los temas que Bram Stoker realmente abordó en su novela, bajo el disfraz de un cuento de vampiros.  
Drácula es una novela de sexo. En una sociedad en la cual el sexo era tratado como un tema que  no existía, Stoker concibió una novela en la cual depositó en su personaje principal -el Conde Drácula- toda la carga de la lascivia, la lujuria y el deseo sexual que pesaba sobre aquellos reprimidos ingleses victorianos. Las vampiresas que acosan a Johnathan Harker al inicio de la novela, cuando es huésped del Conde en su castillo, no es más que la libido masculina de los hombres victorianos, despojada de las cadenas de la sociedad. Lucy representa el deseo sexual femenino. Pero Drácula es también una novela moralista, por lo que Stoker deja muy en claro cual es la suerte que les espera a las mujeres que se atrevan a expresar esa sexualidad de forma irreprimida. Mina, por el contrario, representa el modelo perfecto de la virtud  de la mujer victoriana, que a lo largo de la novela lucha constantemente contra sus deseos reprimidos por satisfacer su sexualidad o atenerse a las reglas morales de conducta de la época en la que vive.
En Drácula podemos ver entre líneas imágenes de penetraciones y de felación, convenientemente disfrazadas bajo elementos distractores como estacas o “heridas en el pecho”. Pero lo cierto es que la síntesis de la represión sexual de la era victoriana esta ahí en la novela, a la vista de todos. Solo hace falta leer entre líneas.
El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr Hyde” es, junto con los libros de Dickens,  la obra maestra de la literatura victoriana. La novela aborda el caso del afable y refinado Dr. Jekyll, y ese otro personaje oscuro, malvado y desagradable a la vista –pese a que nadie pueda determinar con exactitud en que radica la repugnancia que produce su presencia- es decir, Mr Hyde.
No pretendo contar la trama del libro. Basta con decir que la novela aborda un tema más universal que la novela de Stoker –la cual se limita a narrar la represión que pesaba en la Inglaterra victoriana sobre la sexualidad.
Dr. Jekyll representa quienes somos cuando estamos ante la presencia de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestros colegas, de nuestra pareja... Mr Hyde, por el contrario, es esa parte oscura y secreta de nuestro ser que todos escondemos en mayor o menor medida de los demás. Nuestros más profundos secretos, nuestros más oscuros deseos, aquello que ocasionalmente hacemos, pensamos y deseamos cuando nadie nos ve.
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Hannibal Lecter resulta ser un personaje tan fascinante porque en el, la dualidad que une al afable Dr. Jekyll y al siniestro Mr. Hyde (y que tanto atormenta al primero) no existe.
Hannibal es Jekyll Y Hyde al mismo tiempo y sin división alguna.
En el se une el refinamiento y la cortesía de Dr. Jekyll (quien  al fin y al cabo representa al perfecto caballero victoriano) ya no digamos con el desagradable  Mr. Hyde, sino con otro personaje victoriano infinitamente más aterrador que no pertenece  al mundo de la ficción literaria: Hannibal es Dr. Jekyll al mismo tiempo que es  Jack el destripador, ese asesino brutal que aterrorizó el distrito londinense de Whitechapel, acuchillando y degollando prostitutas en la fría niebla de la madrugada. Ese asesino que nunca fue capturado y que enviaba sus cartas a Scotland Yard remitidas “desde el infierno” y firmadas simplemente como “Jack the Ripper”.
Hannibal es el mal personificado, amplificado por una aguda y colosal inteligencia. Es la disolución total entre aquel ser socialmente respetado que anhelamos ser y el posible monstruo que inevitablemente habita bajo nuestra naturaleza humana. Es por eso que el simple hecho de concebir la existencia de un ser como Hannibal en la realidad nos resulte un pensamiento profundamente perturbador.
Posee el genio de Sherlock Holmes, la clase y refinamiento de un perfecto caballero y la brutalidad homicida del Marqués de Sade. Todo concentrado en un solo ser, que representa cada una de estas facetas al mismo tiempo y en todo momento.
Es por eso que el personaje de  Hannibal Lecter puede aterrorizar, repugnar o atraer... pero nunca ser indiferente.

 FIGHT CLUB
- David Fincher -

"You're not your job. You're not how much money you have in the bank. You're not the car you drive. You're not the contents of your wallet. You're not your fucking khakis. You're the all-singing, all-dancing crap of the world. "

Tyler Durden (B. Pitt)

“Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a personas que no nos agradan”. “Las cosas que posees terminan poseyéndote”. “Esta es tu vida... y está terminando con cada minuto que pasa”. “Veo en el club de la pelea a los hombres más fuertes y más listos que han existido. Veo todo este potencial y lo veo desperdiciándose. Maldita sea. Una generación entera cargando combustible en las gasolineras y sirviendo mesas en cafeterías; esclavos de cuello blanco. La publicidad nos ha hecho querer comprar autos y ropa de marca, trabajando en cosas que odiamos para poder comprar toda esa mierda que no necesitamos. Somos los hijos intermedios de la historia. Sin propósito ni lugar. No vivimos la gran Guerra. No vivimos la gran depresión. Nuestra gran Guerra es espiritual… nuestra gran depresión es nuestra vida. Fuimos criados por la televisión para creer que algún día seríamos millonarios, estrellas de cine y rockstars. Pero no lo seremos. Vamos aprendiendo eso poco a poco. Y estamos muy, pero muy molestos….” Palabra de Tyler.
Douglas Coupland bautizó a la generación de jóvenes de inicios de los años 90 con su novela: “Generación X”. Esos sucesores de los “yuppies” de los ochenta (Acrónimo de “young urban professionals”):  Los jóvenes de Wall Street vestidos con trajes italianos hechos a la medida, adictos a la cocaína y al dinero, y a quienes Bret Easton Ellis también inmortalizaría  en su libro "Psicópata Americano" (que años más tarde sería adaptada al cine en una película  interpretada por Christian Bale en el papel de Patrick Bateman)
A inicios de los 90, la prosperidad económica de la era de Reagan y Tatcher y todas las oportunidades que anunciaba el inicio de la vida laboral se fueron por el excusado. En su lugar solo quedó la apatía, el tedio, el sarcasmo y la opción de laborar en un “McJob” de sol a sol. Trabajos mal remunerados, poco satisfactorios,  y con una nula perspectiva a futuro o prestigio presente. Esclavitud disfrazada.
Aquellos hombres que ocupaban los turnos diurnos de los McJobs en Estados Unidos, eran los mismos que noche tras noche se reunían en un sótano pestilente y mal iluminado, y sin  zapatos ni camisa, peleaban hasta desfallecer.
Personalmente no soy muy aficionado a etiquetar películas, música o libros, clasificándolos bajo ciertos géneros. Es útil para ciertos fines. Pero en la práctica, las únicas personas para las cuales es absolutamente necesario etiquetar sus productos comerciales en géneros -con el objetivo de posicionarlos en un cierto mercado para de esta forma poder  llegar a cierto target demográfico- son aquellas que laboran en disqueras y  compañías cinematográficas. 
Sin embargo en el caso particular de Fight Club resulta interesante hacer el ejercicio de tratar de etiquetar la película en un género. No importa desde que ángulo trates de abordarla. Nunca encontrarás la forma de  hacerlo. Fight Club es un género en sí mismo.
Sucede lo mismo con el libro de Chuck Palahniuk que con la película de David Fincher.
Es increíblemente raro que aún la mejor película posible, filmada por el mejor director en la escena logren superar a un buen libro. Trainspotting de Danny Boyle es excelente. Es un clásico de principio a fin... y aún así no logra superar la genialidad de la novela de Irvine Welsh.
En el caso de Fight Club, David Fincher logra la proeza de superar la brillante novela de Palahniuk, al filmar una película que se convirtió en un instantáneo clásico de culto -aún a pesar de su fracaso en taquilla (Lo cual a fin de cuentas no refleja ni significa absolutamente nada)
Cuando se ve Fight Club por primera vez, se tiene la oportunidad rara de poder observar una película que no se parece a absolutamente nada que puedas haber visto antes o que vayas a ver después.
¿De que trata la película? No abordaré en absoluto la trama principal de  Tyler y Jack –ni mucho menos hablaré de  la vuelta de tuerca al final de la película que te deja boquiabierto. A fin de cuentas ésta es una película a la que se está obligado a ver por lo menos una vez. Es parte ya de la cultura popular. Haberla visto y tener una opinión de ella es ya cultura general.
Dejando a un lado la trama principal que gira en torno a la historia que protagonizan Brad Pitt y Edward Norton, Fight Club es un ataque salvaje al consumismo que rige la sociedad hoy en día. Es una sátira de esta vida moderna en la cual,  catálogos que llegan por correo pretenden venderte muebles suecos que "te definirán como persona”. De botes de basura atiborrados de productos chatarra con el logo impreso de las verdaderas dueñas del mundo: las corporaciones multinacionales. De esta sociedad en la cual el comfort, el dinero y el status constituyen la nueva versión de la  Divina Trinidad.
En Fight Club escuché por primera vez a un personaje -de cine o televisión- decir que tu eres algo más que el contenido de tu cartera, que el título y los diplomas que cuelgan de tu pared, del auto que conduces y de tus pantalones khaki. We are the all-singing, all-dancing crap of the World.
Tyler Durden (B. Pitt) conoce a Jack (E. Norton) a bordo de un avión. Como primer tema de conversación elige el contarle como es posible fabricar Napalm casero usando nada más que jugo de naranja y gasolina.
Jack es un hijo más de la generación X. Aquellos jóvenes de inicios de los años noventa a los cuales la sociedad lanzó a la cloaca “por haber perdido en la lotería demográfica de la historia y haber nacido en el momento equivocado” (Tal como dice Coupland en Generación X, en boca de uno de sus personajes)
¿Cuál es el objetivo del club de la pelea? Ninguno. No hay ningún premio al final de la noche. Si hay reglas. La primera y segunda de ellas: “No hablarás del Club de la Pelea”.
Los miembros del club acuden noche tras noche a ese sótano oscuro y pestilente, repleto de manchas de sudor seco y sangre cicatrizada, con el único fin de sacudirse el sopor de su asqueroso día de trabajo y poder sentirse vivos por los breves instantes en que pelean hasta desfallecer con otro miembro del club. Se trata de sentirse vivos a costa de lo que sea. Y en una sociedad en la cual las grandes corporaciones dictan a que  debes aspirar, como debes lucir y que es lo que se espera de ti, los golpes al torso desnudo de tu oponente son tu opción más autentica para poderte sentir vivo de verdad.
Antes del club solo quedaba soportar el insomnio por la noche y la somnolencia durante  el día. La vida era una copia, de una copia, de otra copia.
Fight Club no es solo una feroz crítica a la sociedad moderna, a la frivolidad del consumismo y al hecho de existir sin vivir realmente. Es una película llena de frases e ideas increíblemente inteligentes y originales que hacen que te plantees esta realidad en la cual estamos inmersos bajo una óptica distinta a la cual la habíamos observado antes.
“Es solo cuando perdemos todo, que somos libres de hacer cualquier cosa”. Fight Club te acerca un poco más a “tocar fondo”. Jack se acerca al fondo hasta casi poder observarlo mediante una herida causada por sosa cáustica en el dorso de la mano. El espectador lo hace al tomar toda la filosofía de la película y observar su propia vida bajo esa lente.


 ALMOST FAMOUS
- Cameron Crowe -

"The only true currency in this bankrupt world is what you share with someone else when you're uncool."

Lestar Bangs (P.S. Hoffman)

- Almost Famous -


Almost Famous narra la historia de “William Miller”, un adolescente de tan solo 15 años de edad que se embarca bajo una identidad falsa como corresponsal de la revista Rolling Stone en la gira de la banda Stillwater, con el objetivo de escribir un artículo para la revista.
William Miller es en realidad el propio Cameron Crowe, quien filmó esta película semiautobiográfica en el 2000. Crowe ganó el Oscar por el guión que escribió para esta película, que suele ser amada por muchos, menospreciada por otros tantos e indiferente al resto.
Aquellos que pertenecemos al grupo de los que aman incondicionalmente esta película, solemos haber visto Almost Famous innumerables veces, ser capaces de citar los diálogos y haber visto la versión extendida del filme, la cual viene en algunas versiones especiales y se titula –irónicamente- “Untitled”.
Mucho se puede discutir sobre cual es la trama principal de Almost Famous. Algunos podrán decir que se trata de la aventura de William, quien con 15 años de edad consigue escribir su primer artículo para la Rolling Stone. Otros podrán decir que la trama principal se basa en la banda –Stillwater- la cual es un conjunto ficticio en el cual Cameron Crowe claramente mezcló elementos estéticos, musicales y anecdóticos de algunas de las bandas más importantes de inicios de la década de los setenta (Led Zeppelin, The Who, Lynyrd Skynyrd, Allman Brothers, etc... etc.... etc....) con las cuales el mismo viajó de gira como corresponsal de la revista. Otros más pueden decir que se trata de una película sobre la amistad. Y finalmente otros pueden decir que se trata de una historia de amor entre William y Penny, Russell y Penny o el correspondiente triángulo amoroso resultante.
Quizás todos tengan razón. La película desarrolla todas esas tramas y otras más que no nombré. Pero por encima de todas las cosas, existe un elemento conductor que comparten todos los protagonistas y que, en mi opinión, resulta ser el mensaje entre líneas que la película transmite. Y que es la razón por la cual tantas personas se identifican con la película. Todos los protagonistas comparten el mismo amor y la misma pasión absoluta por la música.

“They don't even know what it is to be a fan. Y'know? To truly love some silly little piece of music, or some band, so much that it hurts.”

Dice Sapphire –una de las groupies lideradas por “Penny Lane” (Kate Hudson) mejor conocidas como las “band aids”- cerca del final de la película.
Esta película describe mejor que ninguna otra  película que yo haya visto, lo que significa amar la música hasta ese punto, hasta el punto en el que duele (Tal como dice Sapphire), hasta el punto en el cual  una canción puede sacarte lagrimas y hacerte revivir el momento y lugar exacto en el que te encontrabas cuando la escuchaste por primera vez. Ese estremecimiento inexplicable que te producen tus canciones favoritas desde el primer acorde. La emoción que encierra ser parte de la audiencia que contempla un concierto de rock –ya sea en la primera fila o en la última butaca del estadio. La forma en que los gustos musicales que compartimos con las personas que queremos y que vamos conociendo en nuestro camino nos hermanan de una forma incapaz de describirse con palabras.
Todos aquellos que ya han visto la película recuerdan la famosa escena de “Tiny Dancer”. Quiza sea esta la escena que mejor refleja la forma en la cual la música elimina nuestras diferencias y hace más placentero nuestro paso por la vida.
Pero creo que la música va más allá de ser una compañía ocasional. Para muchos de nosotros, la música es un elemento tan importante de nuestras vidas que no podemos siquiera concebir nuestros días sin su presencia.
No me cabe duda que Cameron Crowe es una de esas personas. Y tengo el presentimiento de que escribió esta película para todos aquellos que al igual que el, necesitan de la presencia constante de la música para poder disfrutar esos pequeños instantes de la vida que terminan finalmente convirtiendose en nuestros recuerdos más preciados.

AMERICAN HISTORY X
- Tony Kaye -

"So I guess this is where I tell you what I learned - my conclusion, right? Well, my conclusion is: Hate is baggage. Life's too short to be pissed off all the time. It's just not worth it. Derek says it's always good to end a paper with a quote. He says someone else has already said it best. So if you can't top it, steal from them and go out strong. So I picked a guy I thought you'd like. 'We are not enemies, but friends. We must not be enemies. Though passion may have strained, it must not break our bonds of affection. The mystic chords of memory will swell when again touched, as surely they will be, by the better angels of our nature.' 

- American History X - 


Personalmente no creo que ni el cine ni  ningún otro tipo de manifestación artística tengan la obligación de “transmitir un mensaje”, de “enseñarle algo a su espectador” o de ser “políticamente correcta”.  Sin embargo si alguien decide utilizar el arte con el fin de realizar una obra que ataque dogmas dañinos y prejuicios obsoletos –como es el caso  del racismo y la intolerancia- creo que también está en su derecho de hacerlo. No solo eso. Cuenta en el cine con una herramienta invaluable con la cual poder producir una obra poderosa que logre contrarrestar la estupidez que necesariamente acompaña a estas ideologías derivadas del odio. 
Esta es una de esas películas cuya trama y calidad están a la altura suficiente como para tener el potencial de cambiar la forma de pensar de quien la ve. Y encontrar una obra artística –de cualquier género- que reúna estas características es raro.
American History X es violenta y por momentos brutal. Es incómoda. El simple hecho de observar el horror que representa la existencia moderna de reuniones de partidarios de la ideología nazi es suficiente como para sentir náuseas. Las escenas que muestran ataques raciales gráficos y verbales también son difíciles de digerir, dada la crueldad del acto en si y de la insultante estupidez de quienes los llevan a cabo.
Sin embargo en esta película se da una rara conjunción de elementos que hace que la película no solo sea un gran filme, sino una obra cultural y socialmente relevante, en un mundo plagado de estupidez como es éste en el cual vivimos.
Esa conjunción de elementos corresponde a la calidad de las actuaciones, a la elección del elenco, al momento en que la película fue estrenada, a la trama y al mensaje que transmite finalmente.
Toda la violencia y brutalidad de la película están justificadas. No es ésta una de esas películas que abusan de la violencia gratuita para llenar el vacío de la historia. Se trata de una película que aborda las ideologías neonazis presentes en las pandillas de la costa oeste de los Estados Unidos –y en último término de la profunda estupidez y odio que se esconden siempre detrás del racismo en la sociedad. Por esa razón, la violencia presente en la pantalla no es gratuita. Es un elemento imprescindible para poder transmitir el horror detrás de la realidad que la película pretende mostrar a su audiencia.
Resulta muy difícil contar cualquier elemento de la trama de la película sin contarle demasiado a aquel que no la ha visto, por lo cual me abstendré de hacerlo.
Basta con decir que esta es una de las películas anti-racistas más poderosas que se hayan filmado (Resulta divertido  entrar a Youtube y observar la cantidad de comentarios racistas que acompañan los videos que muestran escenas de la película.... Aparentemente, los racistas que decidieron ver la película son lo suficientemente estúpidos como para no entender siquiera que esta película no glorifica el nazismo ni el racismo en ninguna de sus formas, sino que los condena desde todo ángulo)
Esta película retrata muchas cosas más: el poder que una simple amistad tiene para contrarrestar hasta el odio más profundo y arraigado, la profunda estupidez que caracteriza el núcleo de las ideologías racistas y el verdadero ridículo al que se exponen –sin darse cuenta siquiera- aquellas personas que rigen sus vidas bajo la bandera del odio, la influencia de un padre en la forma en que sus hijos –por inteligentes que sean-  conciben el mundo, las raíces de ese odio absurdo en detalles aparentemente triviales de la vida cotidiana o la profunda injusticia del sistema penitenciario de los Estados Unidos –y la forma en la cual el racismo institucionalizado en las prisiones contribuye a criminalizar a la población de hispanos y afroamericanos.
American History X es una película cuya trama y escenas no se olvidan nunca después de haberla visto.

Monday, July 14, 2014

rebel without a pause (Noam Chomsky)

Noam Chomsky, 2004.


Judged in terms of the power, range, novelty and influence of his thought, Noam Chomsky is arguably the most important intellectual alive.
-The New York Times Book Review


"Noam is one of the most significant challengers  of unjust power and delusions"


- Edward Said, Professor, Columbia University -

Noam Chomsky no es abogado ni analista político de profesión. Nunca ha desempeñado un cargo público. Es un lingüista laureado. A menudo   sus aportaciones a las  ciencias lingüisticas del siglo XX han sido comparadas a los aportes que Albert Einstein hizo en el campo de la física. 
Chomsky revolucionó la lingüistica moderna del siglo XX comenzando con su teoría de las estructuras sintácticas y la gramática generativa -disciplinas en las que estoy tan capacitado como en la lectura del arameo antiguo. 
Estudio en la Universidad de Pensilvania y desde 1995 hasta la fecha trabaja en el MIT  de Massachusetts.
Chomsky comenzó a llamar la atención de los medios cuando comenzó a alzar la voz y publicar sus primeros ensayos en contra de la participación de los Estados Unidos de América en la guerra de Vietnam.
Desde entonces y hasta la fecha, el profesor Chomsky brinda cientos de conferencias anualmente en todas las universidades y foros del mundo, en donde habla acerca de sus ideas y de su ideal de gobierno, el cual define como un "socialismo libertario".
Resulta interesante mencionar que Chomsky escribió su primer "artículo" político en 1939. El tema: el ascenso del fascismo en Europa. Su edad al escribirlo: 10 años.
Desde sus inicios, Chomsky ha mostrado una rabiosa oposición ante el capitalismo actual y en especial a las variantes más voraces que en los últimos tiempos se han manifestado como el llamado neoliberalismo, el cual constituye la puesta en práctica de las ideas que Milton Friedman expusó en aquel libro que irónicamente decidió titular "Capitalismo y libertad".
Como pocos intelectuales tanto estadounidenses como no estadounidenses lo han hecho, Chomsky ha dedicado su vida a la escritura de innumerables libros que atacan y desenmascaran de forma frontal la política interna y especialmente externa de los estados Unidos de América y de Israel. Ha criticado también la participación de los medios de comunicación en el adoctrinamiento mental de los ciudadanos a los que se dirigen sus productos televisivos y su propaganda comercial. Es un enemigo declarado de todo tipo de fundamentalismo, desde el islámico, hasta aquel que impera en su casa y permanece oculto ante los ojos de los estadounidenses bajo diversas formas.
Lector e investigador infatigable, en sus libros, extensamente documentados, se ha dedicado a abordar todos los recientes conflictos políticos a nivel mundial, desde las guerras en el sudeste asiático y los conflictos interminables en Africa, hasta las recientes intervenciones estadounidenses en Oriente Medio y la constante y sistemática violación al derecho internacional del Estado de Israel en el Oriente Medio
Quien desee adentrarse en el pensamiento de Noam Chomsky, puede comenzar con la lectura de uno de sus primeros y más importantes libros: "Las verdaderas intenciones del Tío Sam", en el cual aborda el tema de Vietnam, desde sus terribles consecuencias hasta las verdaderas razones por las cuales los Estados Unidos decidieron entrar en ese conflicto sin sentido que terminaría conviertiendose en la única guerra que dicho país ha perdido -aunque nunca vaya a reconocerlo oficialmente. De la misma forma, en el marco de la guerra fría, Afganistán fue el Vietnam de la Unión Soviética.
Otra forma rápida de adentrarse aunque sea de forma superficial en las ideas de Chomsky es leer las 10 estrategias de manipulación mediática que sugirió hace ya varios años. Tristemente, la vigencia de sus ideas permanecen absolutamente intactas hasta el día de hoy. Como todo gran intelectual, Chomsky no solo se ha dedicado a estudiar el pasado y criticar el presente, sino que a menudo sus ideas han resultado convertirse en verdaderas profecias, cuyo alcance estamos resintiendo  hasta nuestros días.

"Poder y terror"
"Manufacturing Consent"