No creo en las religiones ni en los preceptos que predican. ¿Que defensa nos queda a quienes renunciamos a esa negación a aceptar verdades, que es como Nietzsche definía a la fe?
No mucho.
El tratar de describir estas emociones mediante la escritura es uno de los pocos "exorcismos" que tenemos los que renunciamos al consuelo fácil de la religión.
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