Sunday, January 29, 2012

"No podrás morir"

Creo en el poder de la palabra. Creo que la herramienta más poderosa con la que cuenta el ser humano para expresar sus ideas, sus sentimientos y para hacerle frente a la injusticia y a la violencia son las palabras.



Gandhi venció al imperio británico con sus acciones y sus escritos. Y detras de las dos cosas también había palabras: Las palabras de Tolstoi y Thoreau.



La poesía no es mi género favorito y son muy contados los poetas que leo y releo. Básicamente son Neruda, Bennedeti y algunos poemas de Machado. Pero de entre todos, existe uno que no solo he releído innumerables veces sino que en mi opinión se destaca de los demás como un artista diferente, cuya obra trasciende el ser un mero compendio de poemas que pueden recopilarse en su totalidad en un pequeño volumen.



Ese poeta nació en Chiapas. Pertenece a esa rara clase de seres humanos que a traves de su obra han descrito las emociones que nos rigen a todos con una claridad que más que artistas, han sido parte de un reducido número de personas que han escrito obras que describen el mundo en el que vivimos y nuestra naturaleza humana con preceptos tan simples y tan poderosos a la vez que rayan la universalidad.



Cada verso de cada poema de Jaime Sábines parece expresar una verdad universal acerca de nuestra condición humana.



Existen obras que describen un momento histórico y un lugar particular con tanto detalle como lo hizo Tolstoi en el caso de Rusia, con la La Guerra y la Paz. Las penas de Werther de Goethe describe la forma en que los europeos concebian el mundo durante la época del romantiscismo. Oliver Twist describe la Inglaterra Victoriana. La cabaña del Tío Tom refleja la realidad de la esclavitud en los Estados Unidos antes de la Guerra de Sescesión (En una ocasión Lincoln dijo que había pocas personas a quienes los Estados Unidos le debieran tanto como a Harriet Beecher Stowe) La valía de esos libros es inmensa, ya que, como alguna vez dijo Borges, los libros son la memoria de la Humanidad.

Sin embargo, en la actualidad, dificilmente alguien adoptaría como propia la concepción del amor que describe Tristán e Isolda. O aceptaría la validez de las lecciones morales de la Inglaterra victoriana escondidas a lo largo de la trama de Dracula de Bram Stoker.

Sin embargo, es muy probable que cualquier hombre o mujer que se haya enamorado de alguien alguna vez, independientemente de una época o un lugar histórico en particular, entendiera perfectamente en que estaba pensando Sabines al escribir esto:


Yo no lo se de cierto, pero supongo,

que una mujer y un hombre

algún día se quieren,

se van quedando solos poco a poco,

algo en su corazón les dice que están solos

solos sobre la tierra se penetran,

se van matando el uno al otro.


Todo se hace en silencio,

Como se hace la luz dentro del ojo.

El amor une cuerpos.

En silencio se van llenando el uno al otro.


Cualquier día despiertan, sobre brazos;

piensan entonces que lo saben todo,

Se ven desnudos y lo saben todo.


(Yo no lo se de cierto, lo supongo)


Existen otros escritores cuya obra describe ese otro universo: el universo interno. La mente del ser humano, sus emociones, sus penas, alegrías flaquezas y fortalezas.



James Joyce tiene el crédito de haber escrito la más grande aproximación a describir la mente de un personaje. Y al hacerlo, nos describe a todos. Bloom es un ser humano más. Y los seres humanos no somos tan diferentes los unos de los otros. En realidad somos increíblemente parecidos y nuestras formas de pensar y nuestros actos están más dictados por las circunstancias de nuestras propias vidas que por una diversidad tan grande entre nosotros.



Además de Joyce existen otros artistas como Bob Dylan, Allen Ginsberg, Umberto Eco, y Marcel Proust que a traves de sus obras han hecho lo mismo. Sin embargo, En busca del tiempo perdido de Proust requiere mucho tiempo libre para leerse en su totalidad.



Sabines era capaz de expresar eso en un poema de 10 versos.



Cuando leo a Sabines me da la impresión que cuando escribía no lo hacía sabiendo que estaba escribiendo un poema. Que no se consideraba a sí mismo un poeta. Que si era o no leído no era algo que le interesará. Me parece que escribía porque para el era una necesidad como para Mozart lo era componer música.



No conozco ninguna otra obra literaria que exprese el dolor por la muerte de alguien que tenga la intensidad de "Algo sobre la muerte del Mayor Sabines". El único ejemplo equiparable para mí está en otra forma de expresión artística: la música. Y la obra es el Requiem de Mozart.



De todas las invenciones del ser humano, la literatura es una de las más curiosas. Intentamos describir el mundo recurriendo a la infinita combinación posible entre 24 símbolos aleatorios a los que llamamos letras y unos cuantos más que ordenan la gramática.






Dejame reposar,



aflojar los músculos del corazón



y poner a dormitar el alma



para poder hablar, para poder recordar estos días,



los más largos del tiempo.






J.S.




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