Sunday, December 04, 2005

un estrecho sendero a cuya orilla se extiende un precipicio

A veces me pregunto si existe algo que valga la pena. Es decir, me pregunto que es aquello que hace que el tránsito por esta vida tenga sentido. Es mucho esfuerzo. Hay mucho dolor y soledad de por medio. Nadie imparte justicia. No importa que es lo que hagas, al final de cuentas nada garantiza que las cosas acaben bien. Ni para uno mismo ni para aquellos que importan. La vida es el recorrido a través de un estrecho sendero a cuya orilla se extiende un precipicio. Nadie sabe en que punto termina este sendero. No solo porqué quizá este punto no existe o esta demasiado lejos, sino porqué caminamos con los ojos vendados. Habrá quienes crean que tienen todo bajo control y saben exactamente hacia donde se dirigen, pero se engañan. Es solo una bella ilusión esa de creer que se sabe quien se es y hacia donde se va. La esencia misma de nuestro ser es la de no saber quienes somos. Desconocemos nuestra identidad. Y queremos engañarnos colocando delante de nuestros ojos, un maravilloso paisaje artificial que nos muestra exactamente eso que queremos ver. Nuestro engaño consiste en cerrar los ojos y creer que esas maravillosas ilusiones ópticas provenientes del fondo de nuestra mente, son la realidad del mundo externo. Nos aterra la idea de abrir por un instante los ojos y contemplarnos en nuestra verdadera realidad. Y es comprensible. Porque la realidad es aterradora.
Es mas agradable creer que la vida tiene su meta después de la muerte, en un plácido lugar luminoso por donde corren rios de vino, leche y miel, que abrir por un instante los ojos y contemplar brevemente lo que no queremos ver. La verdad es que no nos dirigimos a ningún lado. Nuestro penoso camino no termina en el reino luminoso de Dios, sino en un vacío infinito y silencioso, en el cual flotamos erráticamente sin la menor esperanza de recuperar un rumbo que en realidad nunca hemos tenido.
El hombre es un ser extraño. Para sacar lo mejor de el, primero necesitas sumergirlo profundamente en sus propias mentiras. Solo en ellas encontrará las razones para avanzar.

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