Sea cual sea la forma en la cual la discriminación aparezca en una sociedad resulta una obligación denunciarla y combatirla en la medida de nuestras posibilidades, independientemente de si nosotros somos el blanco o si lo es alguien mas.
Tolerar una forma de discriminación al tiempo que se condena otra resulta una conducta contradictoria. Si se analiza con cuidado mas alla de eso es imposible tolerar la injusticia que supone la discriminación en una determinada area mientras se condena en otra.
Aquellas personas directamente afectadas por la discriminación serán las primeras en denunciarla.
La forma idonea de denunciar la discriminación es no respondiendo sus ataques con la misma moneda. Sin embargo, resulta muy comun que aquel que denuncia el ser objeto de discriminación lo haga con una primera reacción virulenta y agresiva.
Es preciso entender lo que significa ser discriminado. La discriminación implica impotencia, rabia, dolor y confusión. No es de extrañar entonces que la primera reacción de una persona discriminada sea caótica.
Eventualmente, la denuncia de la discriminación se va organizando, lo cual la hace más efectiva.
Mientras tanto, aquella persona que combate la discriminación debe superar ese odio inicial y deshacerse de el lo antes posible, si espera tener algún éxito.
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