Dos pilares sobre los cuales fundamentar una verdadera plataforma que evite y ayude a combatir los problemas derivados del consumo de psicotrópicos:
1. Educación (Consistente en información masiva, objetivay científica en contraposición a la desinformación masiva de prejuicios y datos imprecisos y a menudo falsos en relación al consumo de sustancias, o a la ausencia absoluta de información)
2. Despenalización del Adicto (En contraposición de un concepto a menudo tomado como un sinónimo y completamente diferente que es la "despenalización de las drogas")
Educación.
Comenzaré diciendo que me parece que la educación entendida dentro de dichos parámetros me parece la base sobre la cual debe descansar toda estrategia que busque abordar la cuestión del consumo de psicotrópicos.
Hoy por hoy, por lo menos en mi país (al igual que en muchos otros países), no existe un interés genuino en divulgar información veraz y exacta en relación al consumo de sustancias.
Demasiado preocupados en sus cruzadas inútiles en contra de los grandes capos del narcotráfico, los gobiernos prefieren embarcarse en sangrientas campañas y disparar balas que repartir libros.
La información que tenemos con respecto a los diversos psicotrópicos, sus efectos y sus riesgos son inexactas y de muy pobre calidad.
Así por poner un ejemplo tenemos el caso de la marihuana, satanizada y colocada al mismo nivel de peligrosidad que la heroína, cuando la realidad es que las dos drogas "legales" más consumidas cobran por sí mismas un número mayor de víctimas que todas las drogas ilegales juntas: el alcohol y el tabaco.
El consumo de marihuana conlleva sus riesgos, pero, ya que este no pretende ser un desglose de dichos riesgos, me limitaré a decir que objetivamente hablando todo médico y persona informada al respecto sabe que los potenciales daños derivados de su consumo no rivalizan con los del tabaco o del alcohol.
Por otro lado, la educación basada en información objetiva implica informar a la población acerca de los riesgos de aquellos psicotrópicos que conducen a la adicción y también a la muerte. No se trata de desmitificar los riesgos de aquellas drogas relativamente inocuas y satanizadas y olvidar mencionar los riesgos de aquellas que conducen -mas tarde o temprano- a la muerte. Se trata de una educación que aborde cada aspecto de cada sustancia. Los origenes, las clasificaciones, los efectos, los riesgos de dependencia psíquica y física.
El objetivo principal de la divulgación masiva de información a fin de cuentas debe tener como objetivo primordial el evitar que los individuos de una sociedad y potenciales consumidores de dicha sustancia lleguen a la adicción.
Ninguna sociedad se beneficia con las costosas y completamente inútiles campañas gubernamentales de cacería de grandes capos. Estas solo se cobran la vida de miles de personas inocentes y no contribuyen en nada con alejar a los inviduos que componen una sociedad del peligro de las adicciones.
La adicción es el enemigo a vencer.
Las "guerras contra el narcotráfico" nacieron principalmente en América latina en la década de los ochenta del siglo pasado, respaldadas y promovidas principalmente por los Estados Unidos de América, que en aquel entonces veían como se desvanecía lentamente la amenaza del comunismo soviético y por tanto necesitaban urgentemente suplir ese "riesgo" con algún otro pretexto para promover la intervención y la influencia de su política exterior en los países del cono sur latinoamericano.
Antes de que aparecieran estas condiciones en el panorama político mundial, ya existía -como siempre lo ha hecho- el narcotráfico, sin que los Estados Unidos de América mostraran un particular interés en el. Simplemente tenían frente a si al gigante soviético y no necesitaban recurrir a otro pretexto para intervenir en el sur.
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Solemos mofarnos de la estupidez de las peliculas de explotación de las primeras décadas del siglo XX que abordan el problema de las drogas, como es el caso de Reefer Madness, sin embargo, a gran escala y en los sectores socioculturalmente más atrasados ¿Realmente han cambiado tanto las cosas?
Despenalización del adicto
Ya he dicho que la despenalización del adicto es un concepto completamente diferente a la despenalización de las drogas, y sin embargo, con mucha frecuencia ambos conceptos terminan equiparandose.
Este es el problema de no poner atención en la palabras y en la forma en la cual, su orden, presencia o ausencia a la hora de enumerar un concepto determinan completamente el significado de un término.
No se trata de despenalizar el consumo de drogas. Se trata de evitar en la medida de lo posible -mediante la educación- el consumo de sustancias peligrosas y y con ello a la adicción, y tratar como pacientes y no como delincuentes a aquellas personas que ya tienen un problema de adicción.
Existen enfermos, no enfermedades. Debemos hablar de adictos, no de adicción. Debemos utilizar dicho término desprovisto de tintes moralistas que nada tienen que hacer en primer lugar en este ámbito.
No hay nada que probar. Las personas aquejadas de los síntomas de una adicción son pacientes médicos indistinguibles de un paciente cardiopáta.
La guerra contra el narcotráfico y demás estrategias torpes y descaminadas que suelen implementarse para "combatir el problema de las drogas" no presta ningun servicio a la atención y rehabilitación del paciente adicto.
Por el contrario, se encarga de contribuir con su satanización, discriminación y y penalización.
Se equipara con delincuencia lo que deberían tomarse como los síntomas de una enfermedad que de no tratarse bien puede llevar al paciente a la muerte.
Hoy en día no existe virtualmente un solo programa integral gubernamental de rehabilitación al paciente adicto.
Este se encuentra condenado a terminar en una celda, incapaz siquiera de defenderse ya que no sabe siquiera que es inocente y que lo que la sociedad equipara con un delito es en realidad una enfermedad.
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